lunes, 13 de noviembre de 2017

Calles son destino

Por alguna extraña razón, a lo largo de mi vida he vivido casi siempre en calles con nombres extraños, estrambóticos y/o significativos.
  La primera calle (1955-1959) no fue tan rara: Coapa, en la colonia Toriello Guerra, en Tlalpan.
  La segunda (1959-1960) sólo tiene como misterio la identidad de la persona cuyo nombre lleva: Roberto Gayol, en la defeña colonia Del Valle, delegación Benito Juárez (hasta donde sé, Gayol fue un ingeniero nacido a mediados del siglo XIX que pronosticó el hundimiento del centro del Distrito Federal).
  Mi tercera calle (1960-1974), ya de regreso a mi pueblo natal, lleva (porque todavía existe, a dos cuadras del centro de Tlalpan) el corporativista y un tanto críptico nombre de Magisterio Nacional (no, hasta donde sé nunca vivió ahí Elba Esther Gordillo), en cuyo número 84 pasé los más importantes años de mi niñez y mi adolescencia. Dicen que en 1950 se filmó en esa calle empedrada una secuencia de Los olvidados de Luis Buñuel.
  La cuarta (1974-2000) fue Once Mártires, colonia La Fama, en la misma delegación. A pesar de mi vocación de víctima, el nombre nada tiene que ver conmigo (aunque a veces me haya sentido un doceavo mártir) sino con once obreros huelguistas que ahí fueron fusilados por el régimen de Porfirio Díaz.
  Por último vino mi actual calle (2000 y hasta la fecha), Maximino Ávila Camacho, de nuevo en la Benito Juárez, aunque esta vez en la colonia Ciudad de los Deportes. Este Ávila Camacho fue hermano de Manuel, quien fuese presidente de la república de 1940 a 1946, y arrastraba una terrible fama pública (Ángeles Mastreta lo retrata en su novela Arráncame la vida). Al parecer, fue asesinado por gente muy cercana a él. Cosas de la vida: el hijo de Maximino, Manuel, fue amigo mío (me lo presentó Fernando Rivera Calderón), excelente persona, cosmopolita extraordinario, conversador prodigioso y buen lector de La Mosca en la Pared hasta antes de su muerte, acontecida en 2007.
   Cinco calles a lo largo de mi vida, pero con nombres demasiado peculiares.

PD: En 1987, por un problema matrimonial, viví unos seis meses en la casa de mi hermano Sergio, en la calle de Hidalgo, en Tepepan, pero fue un lapso muy breve y no sé si cuente también).

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