sábado, 23 de septiembre de 2017

Sismosis

La primera sacudida fue estremecedora, aterradora, impactante. Todo empezó a moverse con violencia, sin que sonara la alerta sísmica que siempre nos asusta pero siempre nos previene y nos permite ponernos a salvo. Esta vez no. Esta vez la agitación telúrica le ganó a la tecnología antisísmica y la alerta comencé a escucharla cuando ya bajaba las escaleras del edificio desde el segundo piso donde vivo. Mientras iba descendiendo, escuchaba horribles tronidos, quizá de ventanas que se hacían trizas.
  El sismo continuaba y ya desde el pavimento, rodeado de vecinos, oficinistas y alumnos de una cercana escuela secundaria, todos mirábamos azorados los inmuebles, los postes, los cables de la luz que no paraban su ir y venir. La gente se abrazaba, lloraba, imploraba. El recuerdo del 19 de septiembre de 1985 se daba justo otro 19 de septiembre, en una macabra coincidencia.
  ¿Cuánto duró el temblor? Menos que el oscilatorio del jueves 7, pero este fue más seco y contundente, más brutal y más cruel. Nada se derrumbó alrededor de donde vivo. Ni siquiera se fue la luz. Tampoco la línea telefónica o internet. Todo volvió poco a poco a la normalidad. Sin embargo, imposible no pensar en lo que podía haber sucedido en zonas más vulnerables, como las que destrozó el sismo del 85.
  Luego de esperar un lapso prudente, entré al apartamento y salvo algunas figuritas que cayeron de unas repisas y un cuadro estrellado en el suelo, todo lucía intacto. No había forma de llamar a mis hijos, a mi familia, a mis amistades cercanas. Pero el whatsapp funcionaba y con el pasar de los minutos fui entrando en contacto con mis próximos. Todos bien. Nada que lamentar.
  No obstante, las redes sociales empezaron a mostrar los graves daños en otros rumbos de la ciudad y, más tarde, en otras partes del país. 7.1 en la escala de Richter, con epicentro en el cercano estado de Morelos.
  A cuatro días de distancia, aún queda esa tensión, ese miedo en los huesos que no desaparece. La sicosis. La sismosis.

(Mi columna "Cámara húngara" de hoy en Milenio Diario)

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