sábado, 29 de julio de 2017

Tláhuac, mon amour

Tláhuac siempre me ha parecido un lugar remoto. Aunque soy nativo del pueblo de Tlalpan y por tanto sureño del ex DF, conocí las tierras tlahuacanas hasta mis épocas de casado, cuando con la familia nos lanzábamos de vez en cuando a pasear por Milpa Alta y Tláhuac, en incursiones que exigían algunas horas de camino. Eran en esa época (años ochenta) lugares tranquilos y campesinos.
  Pero la urbanización todo lo alcanza y todo lo contamina. Hoy se llega a Tláhuac en menos de una hora, Linea Dorada del metro mediante, y uno se da cuenta de que aquellos idílicos paisajes de antaño –María Candelaria style– han pasado a mejor vida y que la civilización (es un decir) ha hecho su labor de zapa.
  Tláhuac fue noticia nacional (quizá por primera vez en su historia) en 2004, cuando se produjo aquel horrendo y salvaje linchamiento de tres agentes encubiertos de la policía capitalina, dos de los cuales fueron quemados vivos. Los terribles hechos ocurrieron en la comunidad de San Juan Ixtayopan. Eran tiempos en los que Andrés Manuel López Obrador gobernaba la hoy Ciudad de México y Marcelo Ebrard era el encargado de la seguridad. Un hecho de sangre llevó el nombre de la demarcación a los titulares de la prensa.
  Hoy Tlahuac regresa a las ocho columnas (como se decía en tiempos pre internet) por acontecimientos igualmente violentos y que el lector ya conoce. La historia del “Ojos” y su desenlace han sido noticia de la semana. Llama la atención que esto suceda cuando Morena gobierna esa delegación y que aparezcan tantos datos que parecerían relacionar al actual delegado con el capo abatido por fuerzas de la Marina y con las actividades delictivas que realizaba.
  Qué mala suerte la de don Peje, siempre rodeado de gente tan indeseable (remember los Abarca y el caso Iguala). Mucha corrupción y muy poca honestidad valiente a su alrededor (los dineros de Ahumada, las ligas de Bejarano, las apuestas de Ponce, el caso Bonino, el caso Eva Cadena, etcétera).
  Qué buena suerte que su plumaje no se mancha.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

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