sábado, 15 de julio de 2017

FAD: egos vs. imaginación

Regreso al tema al que me referí la semana pasada: el Frente Amplio Democrático (FAD).
  A primera vista, es cierto, parecería una aberración. ¿Cómo proponer que un partido “de derecha” se alíe con uno "de izquierda”. Sin embargo, a estas alturas de la historia, ¿qué demonios es la derecha y qué diablos es la izquierda?
  No podemos regirnos por esquemas del siglo pasado que no responden a la realidad política actual. Asomémonos tan sólo a Morena, supuesto partido de gauche. ¿De verdad? ¿Puedes ser de izquierda una organización cuando su líder se opone a la despenalización del aborto o al matrimonio entre personas del mismo sexo? ¿Puede ser de izquierda una entidad que pugna por un retroceso a las épocas del nacionalismo revolucionario priista y que cuenta entre sus filas a preclaros representantes de aquel PRI como Manuel Bartlett, Esteban Moctezuma, Porfirio Muñoz Ledo o el propio Andrés Manuel López Obrador? Marx y Engels estarán revolcándose en sus tumbas si lo consideramos así.
  La división izquierda–derecha ha perdido sentido y hoy varios supuestos izquierdistas resultan más reaccionarios y retrógrados que muchos panistas. Por eso no me parece aberrante que PAN y PRD se unan en coalición electoral y de gobierno, algo que por otra parte les ha dado ya muy buenos dividendos en algunos estados y que los llevó al fracaso al no unirse en las recientes elecciones en Coahuila y el Estado de México.
  El problema clave en este momento es vencer los egos de los actuales aspirantes a la presidencia en ambos partidos. Si la egolatría le gana a la razón, entonces nada hay por hacer. Si Anaya, Mancera, Margarita o cualquier otro ponen por delante su interés personal, la existencia del FAD está condenada de antemano. Se necesita generosidad y privilegiar el interés del país. Déjenle el egocentrismo tropical al bando de enfrente, al rival a vencer.
  La imaginación al poder, se clamaba en el 68 francés. Eso requiere la política mexicana de hoy: imaginación. Sólo así saldremos del hoyo.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

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