martes, 4 de julio de 2017

Ai guana sing in inglich

No es una situación nueva. De hecho, forma parte de la historia de eso que se sigue llamando rock nacional.
  El domingo veía un comercial del programa Nunca es tarde, de Fox Sports, que anunciaba la presencia como invitada de la cantante tapatía, “rockera de corazón”, Elis Paprika y mencionaba su nuevo disco: Black & White. ¿Por qué el título en inglés? A saber. Aunque, bueno, el reciente plato de Café Tacuba se llama Jei beibi.
  Esto de que algunos roquerines mexicanos quieran cantar en el idioma de Donald Trump se remonta a los años sesenta, cuando ciertos grupos nacionales empezaron a componer y a grabar en esa lengua. Por ejemplo, “Nasty Sex”, de La Revolución de Emiliano Zapata –grupo también tapatío, por cierto–, fue un éxito en la radio de amplitud modulada del país. Varias agrupaciones de esa época adoptaron nombres en inglés (Peace & Love, Three Souls in My Mind, Love Army, The White Ink, etcétera) y en entrevistas para algunos medios, se justificaban al afirmar que si cantaban en inglés era para buscar “la internacionalización” y que, además, el español no se prestaba para escribir letras de rock. ¿Por qué? Porque no.
  Increíblemente, ambos argumentos se siguen repitiendo hoy entre las numerosas bandas (hasta el término “banda” está tomado del inglés) mexicanas que cantan in inglish, (aunque la mayoría de sus integrantes ni siquiera lo mastiquen), si bien en medio siglo jamás un grupo mexicano se ha internacionalizado a partir de ese endeble precepto.
  En cuanto a que el español no funciona en el rock, es una falacia que cae por su propio peso y que solamente oculta la incapacidad de esos roqueritos para hacer letras medianamente aceptables en nuestra lengua. Sobran los ejemplos para demostrar lo contrario.
  Lo que esconde este fenómeno es en realidad un inmenso complejo de inferioridad frente a lo anglosajón. Ese querer sentirse gringo o inglés, aunque los roqueritos hayan nacido en Tlaquepaque, Apizaco o la Candelaria de los Patos.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

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