miércoles, 7 de junio de 2017

Word of Mouth

Posiblemente el último gran disco de los Kinks como grupo, Word of Mouth (1989) supera a sus dos antecesores inmediatos (Give the People What They Want y State of Confusion), mismos que aun cuando son buenos trabajos, no alcanzan las alturas de este de boca en boca.
  Todas las canciones de este álbum logran un gran nivel artístico y el mismo jamás decae, mucho menos cuando Word of Mouth inicia con una pieza tan contagiosa como la regocijante y sacudidora “Do It Again”, la cual –luego de una introducción a la Pete Townshend y un riff muy a la kink, es decir, a la Dave Davies– nos dice que nunca es tarde para volver a empezar. La homónima “Word of Mouth” habla sobre la incomunicación y los malos entendidos cuando las noticias corren de boca en boca (“The word of mouth says that I’ve gone insane / That wine and women have affected my brain / Well, who’s the big mouth spreading the news again?”). “Good Day” es una linda balada muy al estilo de Ray Davies: agridulce, melodiosa, entrañable, pero con un dejo de tristeza y pesimismo. Por su parte, “Living on a Thin Line”, de Dave Davies, es una de las cumbres del disco. Qué gran canción. Un poema desencantado sobre la Inglaterra de esos años, sobre su gobierno, su sociedad, su grisura. Una delicada joya, conmovedoramente interpretada por el guitarrista, a la que sigue el rompimiento proto punk de “Sold Me Out”, rabiosa queja de Ray Davies contra el imperio del dinero.
  El segundo lado del álbum contiene seis cortes sin desperdicio. “Massive Reductions” es el amargo relato de un hombre a quien echan de su trabajo (“They’re laying me off all because of inflation / I’m losing my job and my reputation”), mientras que “Guilty” (también de Dave Davies) es casi una proclama revolucionaria con un beat muy punky y a la vez muy The Who en Quadrophenia. “Too Hot” es un rockcito simpático y juguetón, musicalmente parecido a su éxitosa “Come Dancing”, que fustiga a quienes rinden culto al fisiculturismo y “Missing Persons” no puede evitar caer en cierta solemnidad, al tratar el tema de los desaparecidos (aun Ray Davies ha tenido sus momentos políticamente correctos). Word of Mouth termina con “Summer’s Gone”, un tema nostálgico que rememora lo que alguna vez tuvimos y no supimos aquilatar, y “Going Solo”, una evocadora y a la vez terrible tonada sobre un padre atónito, a quien su “desagradecida” hija decide abandonar, así, simplemente, sin avisar que se va de casa (exacto, como en “She’s Leaving Home” de los Beatles). Un disco que no puede faltar en una colección discográfica de los Kinks que se respete.

(Reseña que escribí para el Especial de La Mosca en la Pared No. 43, dedicado a los Kinks y publicado en octubre de 2007)

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