jueves, 6 de abril de 2017

Mi lucha: I

Terminé de leer el primer volumen de la saga Mi lucha, del escritor noruego Karl Ove Knausgård (nacido en 1968), intitulado (este primer volumen) La muerte del padre.
  Estamos ante las memorias de Knausgård y en este primer tomo de los seis que componen la saga, el autor nos habla en la primera parte sobre su adolescencia en Noruega y la relación distante que tuvo con su padre, para describirnos en la segunda mitad lo sucedido a partir de que, siendo ya un hombre adulto y casado, con una primera novela publicada, se entera del fallecimiento de su progenitor y los trámites legales y emocionales que esto implica.
  Knausgård cuenta todo con un detenimiento que no se vuelve exasperante gracias a sus capacidades como narrador. Porque su relato se fija en cada detalle cotidiano, en cada instante de cada día, con una minuciosidad que recuerda a la del Ulises de James Joyce y que tiene también mucho de Marcel Proust o de Thomas Mann. Sin embargo, lejos de aburrir o desesperar, su manera de escribir atrapa y por momentos fascina, incluso cuando narra cómo su hermano mayor y él limpian la casa que el padre dejo hecha un desastre y lo narra paso por paso: desde que van a comprar los productos de limpieza hasta que aplican estos en cada rincón de la residencia. Claro que todo ello se ve complementado con reflexiones y recuerdos que enriquecen la novela en sus cerca de 500 páginas.
  Así, vamos conociendo cómo fue la infancia de Karl Ove, su adolescencia, su descubrimiento del sexo, el amor y las muchachas, su afición por el alcohol ("esa bebida mágica") y por el rock (ya sea como escucha o como músico aficionado).
  Pero el centro del libro es la relación con su padre, muerto al parecer de una congestión alcohólica. Un padre amargo y frustrado, casi siempre duro y distante, sumido en la mediocridad y el aislamiento, que jamás tuvo algo parecido a la comunicación con sus hijos, quienes lo recuerdan con más rencor que cariño, con más rabia que ternura.
  Una gran novela, una obra sorprendente que abre el interés por leer las otras cinco partes de esta saga llamada con ironía Mi lucha.

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