viernes, 31 de marzo de 2017

Para dártelas de enterado en rock (5)

Si en una reunión o en una cita quieres impresionar a la gente y parecer un verdadero experto en rock, apréndete algunos datos y anécdotas inútiles, pero que seguro dejarán con la boca abierta a los demás y harán que te vean como todo un conocedor. He aquí mi quinta contribución a la causa (de nada):

"London Calling" fue parte de un eslogan ("¡Buenos días, América, esta es la llamada de Londres!") de un programa de la BBC durante la Segunda Guerra Mundial, emisión de la cual Joe Strummer, guitarrista de The Clash, era un entusiasta radioescucha.   

jueves, 30 de marzo de 2017

Con Manjarrez

Hoy al mediodía me tomé un café con el gran Jorge Flores Manjarrez, el artista que pinto los murales de rocanroleros en la estación del Metro Auditorio Nacional y quien colaboró muchas veces en La Mosca. Fue muy agradable volver a verlo y es muy posible que trabajemos un par de proyectos juntos. Ya habrá noticias de esto más adelante. Mientras tanto, aquí dejo uno de sus geniales dibujos, un retrato estupendo de John Lee Hooker.

miércoles, 29 de marzo de 2017

Una nota sobre Emiliano en Canal 22

Nota que elaboró Irma Gallo para el noticiero cultural de Canal 22 que conduce mi querida Laura Barrera y que se trasmitió el pasado 16 de marzo.


martes, 28 de marzo de 2017

El retorno de Depeche Mode

Hay regresos discográficos que dan pena ajena. Retornos que buscan recobrar viejas glorias y que lo único que recuperan es la certeza de que no todos los cerros reverdecen. Afortunadamente no es el caso de Depeche Mode y su flamante disco Spirit (Columbia/Sony Music, 2017), uno de los álbumes más finos y poderosos en lo que va del presente año.
  Spirit refleja el espíritu de los tiempos que vivimos, estos tiempos de desencanto y decepción, de guerra y violencia, de populismos de izquierda y de derecha; los tiempos de Donald Trump en la Casa Blanca y del Brexit en Gran Bretaña, los tiempos del terrorismo y de la amenaza de un nuevo militarismo como única respuesta.
  Esa es la temática de la mayoría de las doce composiciones que conforman el nuevo plato del trío inglés. No es, sin embargo, un disco de consignas fáciles y de frases efectistas. Se trata de una obra altamente crítica y politizada, pero a la vez reflexiva, introspectiva y con un dejo, a pesar de todo, esperanzador.
  Martin Gore, David Gahan y Andrew Fletcher quieren hacer patente su enojo ante la situación del mundo y lo expresan con enorme claridad en temas como “Going Backwards”, “Where’s the Revolution”, “The Worst Crime”, “Poorman” y “Scum”. Pero también se dan tiempo para meditar y buscar salidas en el humanismo y el amor, como lo cantan en “Eternal” y en “So Much Love”.
  Producido por James Ford (quien ha trabajado con Simian Mobile Disco, Florence + the Machine y los Arctic Monkeys), Spirit consigue un sonido que en mucho recuerda al del propio Depeche Mode en álbumes como Ultra (1997) y Exciter (2001).
  Especial atención merece la canción con la que cierra el álbum: “Fail”. Oscura y triste, cantada por Gore, es una meditación al mismo tiempo hermosa y pesimista que pronuncia frases como “Nuestra conciencia está en bancarrota / Estamos jodidos”. En pocas palabras: los humanos hemos fallado.
  Un disco de gran fuerza y de una calidad musical impresionante. Un reflejo testimonial de la época.
  Uno de los álbumes del año. Seguramente.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

lunes, 27 de marzo de 2017

Emiliano: una entrevista en "Milenio Dominical"

El día de ayer se publicó en Milenio Dominical (en su última edición, por cierto), esta entrevista que me hizo Erick Baena acerca de mi reciente novela, Emiliano. Hela aquí.

“Escribo como si fuera músico de jazz”: Hugo García Michel

Por Erick Baena Crespo 

El fantasma de la historia persigue a Hugo García Michel. Su familia paterna era liberal; la materna, conservadora. Lleva en sus apellidos los nombres de grupos que en el pasado pertenecieron a bandos contrarios. Y de uno de esos personajes se ocupa en su más reciente novela Emiliano (Ediciones Beso Francés, 2017).
  Inspirado por la novela de la revolución mexicana, García Michel escribe la biografía de su abuelo, Emiliano García, quien formó parte del Congreso Constituyente de Querétaro en 1917.
  “Me sentaba todas las noches a escribir hasta las 4 o 5 de la madrugada y sentía, aunque suene esotérico, que mi abuelo me dictaba algunos de los pasajes de la novela”, afirma en entrevista García Michel, mientras extrae de su librero diversas volúmenes sobre la Revolución Mexicana.
  La novela narra la historia de Esteban Leyva, un joven reportero del diario El Universal que en 1921 recibe de Félix F. Palavicini el encargo de entrevistar a uno de los diputados constituyentes que años antes, en el entonces Teatro Iturbide de la ciudad de Querétaro, aprobaron la Carta Magna.
  “Personajes como Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Rodolfo Fierro, José Vasconcelos, Diego Rivera y varios más cruzan por las páginas de esta novela que va más allá de la biografía para entregar un vívido, ameno y por momentos divertido retrato de México”, se lee en la cuarta de forros.
  Don Emiliano, como le decían, abandonó la política tras la muerte de Carranza. García Michel se sirve de la ficción, para tratar de entender a un personaje que no conoció en vida y coloca en boca de su abuelo las siguientes palabras:
  “¿Qué es nuestra historia, amigo Leyva? ¿Qué es sino una larga sucesión de crímenes, de violencia, de traiciones, de corrupción, de ambiciones egoístas, de tiranías y luchas fraticidas? Desde la época de la Conquista hasta el crimen de Tlaxcalantongo.”

¿A qué dificultades te enfrentaste al mezclar hechos históricos con ficción?
El proceso de escritura fue muy natural. No fue necesario hacer un trabajo de hemeroteca, pues tengo bastantes libros sobre la Revolución Mexicana. Si lo hubiera requerido, sin duda lo hubiera hecho. Conseguí el libro Historia del Congreso Constituyente 1916-1917, de Jesús Romero Flores, en el que aparecen las biografías de los diputados. Ahí, en cuartilla y media, está la biografía de mi abuelo. Episodios de su vida, que se cuentan en una línea, yo tuve que recrearlos en varias páginas. Por ejemplo, siempre me pregunté: ¿Cómo fue que mi abuelo conoció a Carranza? Y me encontré un pasaje, en las Biografías del poder (Venustiano Carranza. Puente entre siglos, Tomo V), de Enrique Krauze, que narra la reunión que Carranza sostuvo con Álvaro Obregón en El Fuerte, Sinaloa, la tierra natal de mi abuelo. Ese fue todo un hallazgo, ya que es muy probable que mi abuelo lo haya conocido en esa ocasión. Tomé ese hecho, documentado, real, y lo mezclé con la ficción.

¿A qué obedece, en términos narrativos, la historia de Esteban Leyva?
Me inventé este personaje, que es como mi álter ego, para hacer la novela más amena. O, al menos, ese fue el propósito. También la historia de Leyva me sirvió para recrear los años 20, que me fascinan. Es la época en la que me hubiera gustado vivir. Así que la trama de ese personaje me permitió pasear por las calles de una Ciudad de México única, en la que había una efervescencia cultural y en la que coincidieron personajes como Diego Rivera o José Vasconcelos.

¿Tenías consciencia de la estructura antes de escribir?
Escribo como si fuera músico de jazz: improviso mucho. Tenía ideas vagas: veinte capítulos, cambios de voz narrativa, dos personajes femeninos fuertes. No quería que fuera una biografía lineal, por eso me di a la tarea de escribir una trama paralela. Insisto: el proceso de escritura es algo mágico. Cuando me releo, me desconozco un poco: “¿Y esto, de dónde salió?”, me pregunto. Jamás he visto un espíritu. Es algo en lo que no creo, pero tampoco lo niego. No obstante, a la hora de escribir, sentía muy cerca la presencia de Don Emiliano.

Emiliano García, no tu abuelo, sino el hombre, ¿crees que fue un político honesto?

No lo puedo afirmar, pues no sé si en algún momento se sintió tentado por las malas prácticas. Pero no creo que haya tenido necesidad. Ahí sigue en pie la Quinta Guadalupe, su única propiedad y el hecho de que haya terminado su carrera trabajando como inspector de la Secretaría de Trabajo, un puesto honorario que le dio Lázaro Cárdenas, habla de su modestia republicana. Por eso me siento orgulloso de él.

¿Escribirás, ahora, sobre el reverso de tu historia familiar: los Michel?
Probablemente sí. Es algo que me pide mucho mi familia. Y también hay, de ese lado, anécdotas terribles, fascinantes.

Parece que la historia te persigue…
Y si a mi biografía le agregas que estudié la primaria en el Colegio Hernán Cortés, luego estuve en la secundaria 29 Miguel Hidalgo y Costilla, y que vivo en la calle Maximino Ávila Camacho, entonces sí que me acecha.

domingo, 26 de marzo de 2017

62 años

Mi primera foto a los 62 años.
Pues sí, hoy cumplí 62 años de edad y estoy a dos de llegar a los beatlescos sixty four (más los muchos que se acumulen todavía). Lo pasé muy a gusto en una reunión de très petit comité, al lado de mis hijos Alain y Jan, mi nuera Hallet, mi sobrina Leyla y mi amada amiga M. Cominos, platicamos, reímos. Todo muy grato y animado.
  Este cambio de edad será cambio para bien de muchas otras cosas, así lo decreto.

sábado, 25 de marzo de 2017

La disolución del PRD

Triste sino el del Partido de la Revolución Democrática. De haber podido convertirse en el gran instituto político de la izquierda mexicana, adoptó los eternos vicios sectarios de dicha izquierda y está terminando sus días en el penoso trance del divisionismo, cuya más clara expresión es la lucha a tres caídas, aunque con límite de tiempo, entre las facciones de Miguel Barbosa y Dolores Padierna por hacerse del control de la fracción perredista en el Senado de la República. Lucha que poco tiene que ver con principios ideológicos y mucho con afanes de poder y, sobre todo, de recursos monetarios. Mezquindad política, pobreza de ideas, miseria de principios. Avaricia, rencores y una agonía lastimera.
  Lejanos están ya los días de gloria del PRD, con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas a la cabeza. Cuando Andrés Manuel López Obrador se hizo de la presidencia del partido, quiso volverlo su instrumento personal para cumplir su sueño sempiterno de convertirse en presidente de la república y ese fue el principio del fin.
  Apenas el partido dejó de serle útil, lo despreció, se llevó a sus incondicionales (aunque dejó a otros ahí encajados, como cabeza de playa) y fundó su propio instituto híper personal: el inefable Morena. Quienes permanecieron en el PRD, tanto los antipejistas como los pejistas velados, se encargaron de dinamitar lo que quedaba y hoy se están viendo los resultados: un partido a punto de desaparecer.
  Su única esperanza de sobrevivencia, como lo hacía notar el jueves pasado Héctor Aguilar Camín en estas mismas páginas, es la de servir como bisagra en las elecciones de 2018 y aliarse a alguno de los tres partidos con reales posibilidades de ganar la contienda. De las tres opciones, la del PAN parecería ser la menos mala, la más práctica, la más inteligente y pragmática. Lástima que inteligencia y pragmatismo no parecen estar entre los dones de los dirigentes perredistas actuales.
  Pronto conoceremos el desenlace de tan triste historia.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

viernes, 24 de marzo de 2017

Para dártelas de entendido en rock (4)

Si en una reunión o en una cita quieres impresionar a la gente y parecer un verdadero experto en rock, apréndete algunos datos y anécdotas inútiles, pero que seguro dejarán con la boca abierta a los demás y harán que te vean como todo un conocedor. He aquí mi cuarta contribución a la causa (de nada):

Dave Grohl (Nirvana, Foo Fighters) lleva tatuado en su antebrazo el símbolo esotérico del ex baterista de Led Zeppelin John Bonham (tres círculos intersecados).

jueves, 23 de marzo de 2017

Pobre Patria mía

Ayer terminé de leer esta muy buena novela histórica en la que su autor, Pedro Ángel Palou, cuenta la vida de Porfirio Díaz, tomando como voz narradora la del propio Díaz, quien rememora su biografía desde su exilio en París. Bien escrita, bien documentada, amena, apasionada, la novela permite no sólo conocer muchas facetas de la existencia del que quizá sea uno de los personajes más controvertidos de la historia de México, sino al mismo tiempo disfrutar de un relato de estilo elegante y claro.
  Un libro muy bueno y recomendable.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Con Eduardo Limón en radio

Hoy por la mañana me fui a las instalaciones de la estación de radio en línea Puentes, en la colonia Condesa, a fin de grabar una entrevista con mi querido Eduardo Limón para su programa Un libro para el fin. Me tocó estar en la segunda mitad de la emisión y estuvimos platicando sobre Emiliano (en la primera mitad había estado con otro escritor). Todo muy bien.
  Regresé para acá y en la tarde me lancé a Tlalpan, para visitar a mi mamá y a mi hermana Ivette. Myrna también estuvo ahí y me estuvieron animando luego del golpe económico que recibí hace unos días. Habrá que hacer nuevas cosas. No hay de otra.

martes, 21 de marzo de 2017

Chuck B. Goode

A raíz de la muerte de Leonard Cohen y de otros roqueros “viejos”, escribí el año pasado que los más veteranos de todos aún seguían vivos. Me refería a los pioneros del rock n’ roll y en específico a Little Richard, Jerry Lee Lewis y Chuck Berry. Hace tres días este último dejó de existir, a sus 90 años de edad, y nos legó una obra artística sin parangón y una biografía llena de delirantes contradicciones.
  Estamos ante uno de los pocos verdaderos genios musicales del siglo XX. Berry revolucionó el status quo de la música popular de mediados de los años cincuenta, cuando logró fusionar dos segmentos que parecían ajenos y hasta antagónicos: el de la música campirana de los blancos y el del blues y el rhythm n’ blues de los negros. El nuevo género fue bautizado como rock n’ roll y cambió –lo digo sin exageraciones– la historia de la humanidad.
  Tan sólo el riff de “Johnny B. Goode” fue capaz de trastocar siglos de racismo y logró que los jóvenes de todas las razas hicieran añicos esquemas y prejuicios y se pusieran a cantar y bailar juntos. Canciones como “Sweet Little Sixteen”, “Maybelline”, “Memphis”, “Roll Over Beethoven” o “Rock and Roll Music” marcaron a una nueva generación de músicos de todo el mundo, quienes se volvieron rocanroleros y contribuyeron a desarrollar un género que a más de 60 años de distancia se conserva sano y salvo, a pesar de los caprichos de la industria y el mainstream.
  En cuanto a sus letras, fue un cronista de su época y el propio John Lennon lo definió alguna vez como el gran poeta de su generación. De ese tamaño era la calidad de lo que escribía con gran sentido del humor y una admirable y fina capacidad para la observación y el doble sentido.
  La historia de los Beatles y los Rolling Stones, de los Beach Boys y hasta la del propio Bob Dylan no habría sido lo que fue si antes de ellos no hubiese existido Chuck Berry. Desde Elvis Presley hasta Radiohead, todos le deben algo a este nacido en St. Louis, Misuri, en 1927.
  Go, go, go Chuck go!
 
(Publicado el día de hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

lunes, 20 de marzo de 2017

Colonia Ciudad de los Deportes, 1961

Así se veía esta colonia hace 56 años. Impresionante el paso del tiempo y la manera como la ciudad ha cambiado. Se ven la Plaza México, el hoy Estadio Azul, el parque de la Nápoles y la glorieta de Insurgentes y el hoy Eje 6 que por entonces (el Eje) no existía.

domingo, 19 de marzo de 2017

El primer álbum solista de John Lennon

Si el primer álbum como solista de Paul McCartney (McCartney, 1970) fue una obrita bastante superficial y rosa, más simpática que trascendente (aunque con un par de temas estupendos, en especial “Maybe I’m Amazed”), el primer disco de John Lennon (Plastic Ono Band, 1970) resultó todo lo contrario.
  Se trata de un terrible manifiesto individualista, en el cual el músico deja salir toda la amargura y la decepción acumuladas a lo largo de los años. Mucho tuvo que ver en esto no sólo el aún muy reciente rompimiento de los Beatles y la relación con su mujer, Yoko Ono, sino también las sesiones de psicoanálisis a las cuales estaba sometido en el diván del doctor Walter Janov, quien en su libro The Primal Scream (El grito primario) recomendaba gritar como una forma de terapia.
  Plastic Ono Band es un trabajo personalísimo, visceral, en el que John muestra sin tapujos sus entrañas más desgarradas y sus miedos y dolores más profundos. Es un disco lleno de enojo, un disco lleno de ansiedad, un disco lleno de vulnerabilidad. Iracundo y tierno, irónico y suplicante, infantil y maduro, exasperado y generoso, en este álbum se conjugan, con una claridad pocas veces lograda por alguien, el amor y el odio como dos caras de una misma moneda, la moneda que pone, sobre la mesa y a la vista de cualquiera, un ser humano con todas sus virtudes y todos sus defectos, con todas sus bondades y todas sus falencias.
  Sin otorgar la menor concesión, Lennon grabó un grupo de composiciones austeras, en ocasiones incluso casi minimalistas, con una instrumentación escasa y su voz apasionada como salida de escape para su angustia. Lo paradójico es que a pesar de su crudeza, los once temas que conforman el plato poseen una calidad letrística y sobre todo musical extraordinaria. No son canciones monótonas y tampoco se parecen entre sí. Las melodías están muy bien logradas y varias de ellas se convirtieron en clásicos instantáneos que a 47 años de distancia perduran en la conciencia de la gente.
  El álbum inicia con uno de los lamentos más escalofriantes en la historia no sólo del rock, sino de la música popular toda, la impactante “Mother” (con su complementaria contraparte final, la desolada “My Mummy’s Dead”). En “Mother”, Lennon grita más que cantar, implora más que interpretar. Es un tema de orfandad, un reclamo a la vida que le arrebató a su madre siendo aún muy joven. Es asimismo un reclamo a su padre, por haberlo abandonado. De ahí la frase final varias veces repetida con desesperación: “Mamá, no te vayas; papi, ven a casa”. Voz, piano, bajo y una sencilla percusión son todos los elementos del arreglo.
  Otros temas importantes del disco son “I Found Out” y “Well, Well, Well”, pero el dolor y la rabia vuelven a manifestarse en la conmovedora “Isolation”, el mayor canto a la soledad del que quien esto escribe tenga memoria. En cambio, “Love” es una de las más bellas y sencillas canciones de amor, con una letra tan simple como dulce, un remanso en medio del atormentado y catártico álbum. Por su parte, “Working Class Heroe” se ha convertido en todo un himno, con su mensaje de protesta contra las injusticias del mundo y su arreglo folk que en mucho recuerda al primer Bob Dylan; un corte altamente politizado que anunciaba muchas de las posturas ideológicas del músico.
  No obstante, el tema más controvertido desde una perspectiva sobre todo humanista es sin duda “God”. He aquí un apabullante y si se quiere hasta soberbio (en todos los sentidos de la palabra) ajuste de cuentas con la humanidad o cuando menos con algunos de sus líderes y representantes más conspicuos. Desde la frase inicial: “God is a concept by which we measure our pain” / “Dios es un concepto mediante el cual medimos nuestro dolor” (satirizada en 1972 en el tema “Magical Misery Tour” del disco Radio Dinner de la National Lampoon con la sardónica línea “Yoko is a concept by which we measure our pain”), sabemos que no se trata de una simple canción sino de una verdadera declaración de principios, el nuevo manifiesto lennoniano en el cual, acompañado por una música que va in crescendo aunque al final regresa al origen, John enlista a todos aquellos personajes y todas aquellas cuestiones de las cuales descree, desde Jesucristo hasta Adolfo Hitler, pasando por La Biblia, Buda, la religión hindú, los Kennedy, Elvis Presley, Robert Zimmerman (es decir, Dylan) y, por supuesto, los Beatles. Todo para concluir con su nueva proclama: “Sólo creo en mí, en Yoko y en mí” y las palabras que para muchos marcaron el fin de una era: “The dream is over” (“El sueño terminó). U2, por cierto, trató de dar una respuesta políticamente correcta a esta enorme canción con su blandengue “God II”, pero terminó por hacer el ridículo.
  ¿Es Plastic Ono Band una obra nihilista? Sí, pero también, en el fondo, se trata de una honda plegaria por la vida.

(Reseña que escribí para el Especial No. 26 de La Mosca en la Pared dedicado a John Lennon, a 25 años de su muerte, y publicado en diciembre de 2005)

sábado, 18 de marzo de 2017

El Peje y la maldición de la chachalaca

Hay maldiciones que te persiguen y aunque parezcan haberse ido, regresan en el momento menos pensado para atacarte sin la menor piedad.
  La maldición de la chachalaca determinó en buena parte que, en la campaña por la presidencia de 2006, Andrés Manuel López Obrador perdiera la amplia ventaja que llevaba sobre su más cercano oponente y que éste no sólo le diera alcance, sino que lo derrotara en un cierre de fotografía que los pejeadictos siguen sin digerir.
  Aquella vez, soltó como gracejada (con ese su sentido del humor tan peculiar del cual sólo él mismo se ríe) un “¡cállate, chachalaca!” contra el presidente Vicente Fox que le restó cientos de miles de votos. Esta semana, un nuevo “¡cállate!” llenó su boca y no lo dirigió a un adversario político, sino contra Antonio Tizapa, padre de uno de los desaparecidos normalistas de Ayotzinapa.
  El video es ya ampliamente conocido y se grabó en una calle de Nueva York. Lo más grave no es la expresión que exige guardar silencio, sino la manera altanera, intolerante, caciquil y hasta clasista como la pronuncia López, luego de descalificar a Tizapa al tildarlo de provocador. Esto es muy preocupante y peligroso, porque refleja el talante dictatorial del ahora precandidato y nos muestra cómo podría ser, de llegar a la presidencia, un individuo que hace a un lado, con manoteos agresivos y de desprecio, a un ciudadano que le exige explicaciones y justicia.
  Trasládese esta conducta hacia los millones de opositores que tendría el virtual primer mandatario y no parecería esperarnos un clima de libertades democráticas, sino todo lo contrario. Eso dice el lenguaje corporal, pero también el lenguaje hablado del de Macuspana, quien todavía tuvo la cachaza de decir que el reclamo sobre Ayotzinapa “tiene que ser a Peña, a las fuerzas armadas, a quienes intervinieron en ese crimen, no a nosotros”. Acusaciones lanzadas a lo loco, sin fundamentos o pruebas. Porque además, ¿de quién era amigui José Luis Abarca? No del presidente Peña, por cierto.
  ¿El pejelagarto por su boca muere?
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

viernes, 17 de marzo de 2017

Para dártelas de entendido en rock (3)*

El álbum Pet Sounds (Sonidos de mascotas) de los Beach Boys lleva ese título a raíz de una agresiva discusión entre intregrantes del grupo. Cuando Brian Wilson le mostró a Mike Love (el cantante principal) el nuevo material, éste le comentó, agrio y molesto: “¿Quién demonios va a querer escuchar esto? ¿Las orejas de un perro?”.

*(Si en una reunión o en una cita quieres impresionar a la gente y parecer un verdadero experto en rock, apréndete algunos datos y anécdotas que seguro dejarán con la boca abierta a los demás y harán que te vean como todo un conocedor. He aquí mi tercera contribución a la causa. De nada).

jueves, 16 de marzo de 2017

¿Quién teme a Don Draper?

Dice Brett Martin, en su extraordinario libro Hombres fuera de serie (Ariel, 2014), que las series dramáticas de televisión han madurado hasta convertirse en un arte distintivo por sí mismo, una expresión artística y cultural tan importante como la que realizadores cinematográficos del tamaño de Martin Scorsese, Robert Altman, Francis Ford Coppola y otros lograron en la década de los setenta o escritores como John Updike, Philip Roth y Norman Mailer consiguieron en los noventa del siglo pasado.
  El fenómeno de las series es una cuestión que rebasa el mero entretenimiento para alcanzar grados de calidad e inteligencia nunca vistos en la televisión, la cual hace mucho que dejó de ser la llamada caja idiota, cuando menos en cadenas como HBO, Showtime, AMC, FX o Showtime. Díganlo si no títulos que ya han alcanzado el estatus de clásicos, como Los Soprano, The Wire, Six Feet Under, The Wire, Deadwood, The Shield, Weeds, Dexter, Boardwalk Empire, Homeland, True Blood, True Detective, Breaking Bad, House of Cards, Shameless US, The Walking Dead, Game of Thrones o Mad Men.
  ¿A qué se debe este fenómeno surgido a finales de la década los noventa con el estreno de Oz en HBO? ¿Quiénes fueron los genios creativos que idearon una nueva manera de hacer televisión para sacarla del facilismo y de su sempiterna zona de confort, hasta convertirla en el modo de expresión más fino de la actualidad?
  Porque las series de alta calidad no surgieron de la nada, no son un acto de generación espontánea. Detrás están nombres que quizás aún no consigan la popularidad de los que referí párrafos atrás, pero que no tardarán en ser reconocidos como es debido (algunos de hecho ya lo son). Apelativos como los de David Chase, David Simon, David Milch, Shawn Ryan, Beau Willimon, Jenji Kohan, Mathhew Weiner, Frank Darabont, David Benioff o Vince Gilligan representan a una nueva generación de grandes talentos (algunos cercanos al genio), generación que ha hecho una verdadera revolución y ha creado, también, a una nueva generación de televidentes mucho más críticos y exigentes.
  A diferencia de Scorsese o Altman, reconocidos como directores de cine con una obra individual y de autor que viene desde la nouvelle vague francesa de los años sesenta, con los Truffaut, los Godard y los Rohmer, gente como Chase, como Milch o como Gilligan no son directores o realizadores: ellos están en otra parte, son showrunners, tipos que se encuentran más en contacto directo con los guionistas –y son guionistas también– que con los directores de escena.
  Esta es una de las características más distintivas del nuevo arte televisivo: la importancia del guionista como sine que non de la industria, la producción y el arte de las series. Este hecho queda muy bien explicado a lo largo de las casi 400 páginas de Hombres fuera de serie. En su libro, Martin explica con detalle el origen y desarrollo de este interesantísimo fenómeno y cómo las cadenas televisivas más arrojadas y visionarias abrieron las puertas a una punta de locos que traían otras ideas y otras propuestas. Ya no más programas convencionales y predecibles, con héroes aceptables para el público más conservador y, sobre todo, para los patrocinadores más rancios. Se trataba de desafiarlo todo y de convertir a antihéroes, a tipos incluso socialmente detestables, en los nuevos protagonistas de la pantalla chica. De ahí el surgimiento de un Tony Soprano, calvo, gordo, grosero, ignorante, cruel, pero favorito de los televidentes. De ahí la aparición de un Walter White que de hombre mediano, gris y apocado, se transforma en villano ambicioso, corrupto y despiadado. De ahí, asimismo, la presencia de un Don Drapper elegante, frío, egoísta, amoral, con un pasado oscuro, pero a la vez (o tal vez por eso) seductor y fascinante.
  ¿Cómo es que una serie acerca del mundo de la publicidad en los años sesenta pudo resultar no sólo atrayente sino adictiva? Porque eso fue Mad Men a lo largo de sus siete intensas temporadas (2007-2013). Una emisión que paradójicamente fue rechazada cuando su creador, Mathhew Weiner, la propuso a HBO, la mismísima cadena que trastocó al mundo de la TV con Sex and the City, Los Soprano y The Wire, entre muchas otras.
  A mediados de la década pasada, HBO había sido tomada por un grupo de ejecutivos que ya no quería arriesgar tanto y ni siquiera se tomó la molestia de revisar con atención el guión del programa piloto de Mad Men, mismo que Weiner llevaba en su portafolios desde hacía varios años. Sería otra cadena menos importante, AMC, la cual buscaba encontrar un programa con la fuerza de Los Soprano, la que por cosas del destino tendría acceso a aquel guión hasta entonces infortunado. El proyecto fue aceptado y Mathhew Weiner nombrado su showrunner. Lo primero que hizo fue buscar a un actor a quien nadie conociera, para que se hiciese cargo del papel principal, el de Don Drapper. Cuando se efectuó el casting y luego de ver a diversos actores, la decisión recayó en Jon Hamm, un oscuro histrión sin currículum y al que los ejecutivos de AMC consideraron “poco sexy”. Sin embargo, en cuanto lo vio, Weiner supo que Hamm era Drapper e impuso su determinación.
  Mientras tanto, el propio Weinner había formado su equipo de guionistas y este se dio a la tarea de escribir los capítulos de la primera temporada. Alumno de David Chase, el creador de Los Soprano, su poder y su presencia llegó a tanto que la campaña publicitaria inicial de Mad Men no se basó en el personaje de Don Drapper o en alguna de las bellas mujeres que aparecían en la serie. La leyenda de la campaña fue: “Una serie de Mathhew Weiner”.
  Mad Men resultó algo único (en México podemos verla completa por Netflix). El cuidado que se tuvo para recrear los ambientes, la moda, el lenguaje, los usos y costumbres de los años sesenta, no deja de asombrar, para no hablar de la elegantísima puesta en escena (cada encuadre es como un cuadro de Edward Hopper). Del casting no se diga: todos los personajes están perfectamente caracterizados y la historia (con sus subtramas) jamás decayó durante los siete años que duró la emisión, con referencias históricas como el asesinato de John F. Kennedy, la lucha por los derechos civiles, la visita de los Beatles a los Estados Unidos o la llegada del hombre a la luna.
  Mad Men demuestra lo que afirma Brett Martin: que las series son el mayor modo de expresión artística de nuestro tiempo.

(Publicado el día de hoy en la sección "El ángel exterminador" de Milenio Diario)

miércoles, 15 de marzo de 2017

La presentación de "Emiliano"

Aunque parecía haber muchos factores en contra (mi gripe, día de quincena, el aguacero que cayó en varios puntos de la ciudad, el tránsito enloquecido), la presentación de mi novela Emiliano, la noche de hoy en ese bellísimo lugar de vista espectacular que es el Terraza Catedral, fue todo un éxito.
  Con una asistencia aproximada de 50 a 60 personas, los tres presentadores (Ariel González, Eduardo Limón y Adán Ramírez Serret) y yo iniciamos a las ocho de la noche y todo salió estupendamente. Los tres ponentes estuvieron más que bien: amenos, interesantes, inteligentes, con sentido del humor y el público respondió de la mejor manera, con gran atención y con muy interesantes preguntas al final de la presentación.
  Saludé a muchas personas y vendí una decena de ejemplares que firmé con mucho gusto. Al final, me fui a cenar a "La Popular" (en la calle 5 de mayo) con mi hijo Alain y algunos parientes y amigas.
  Todo salió prácticamente perfecto, salvo porque no pudieron llegar mi hijo Jan y un par de amigas muy queridas. Por lo demás, todo muy bien.

martes, 14 de marzo de 2017

Dos experimentaciones pop

The xx: I See You (Young Turks, 2017)
La música de The xx puede parecer un tanto millenial. El grupo británico, liderado por Jamie xx y con las destacadas voces de Romy Madley Croft y Oliver Sim, nos presenta este su tercer larga duración, un trabajo en el cual la agrupación se arriesga a ser más experimental e incluso más rítmica.
  I See You es una obra sosegada, apasionada e intensa. Esta vez la producción ha dejado de ser austera y juega más con la producción y la instrumentación, tanto que el trío se atreve incluso a introducir inesperadas referencias a Hall & Oats en el tema “On Hold”.
  Otra novedad es que no todas las canciones apuestan por la melancolía y las atmósferas oscuras y hay canciones alegres. Tan alegres, por supuesto, como pueden ser al provenir de The xx. Pero ahí están bellos cortes como “Say Something Loving” o “I Dare You” para demostrarlo, así como hay composiciones en las que la voz de Croft luce en toda su plenitud.

The Flaming Lips: Oczy Mlody (Warner Music, 2017)
Con este espeso álbum, The Flaming Lips regresa a la música intrincada de sus álbumes Embryonic (2009) y The Terror (2013). Oczy Mlody es más melódico que sus dos antecesores, mas no se aparta de esa música que avanza con pesada lentitud, con instrumentaciones que remiten lo mismo al rock progresivo que al hip-hop con arreglos orquestales que jamás resultan pomposos.
  Wayne Coyne y los suyos dan rienda suelta a su inventiva psicodélica, con esas voces y falsetos que suavizan las atmósferas siniestras y acercan la música a un pop rock experimental de alta calidad.
  Con diversas bases de sintetizadores, el disco vive sus mejores momentos con temas como “There Should Be Unicorns”, “How??”, “We a Family” (en la que los Labios Flameantes vuelven a colaborar con la cantante pop Miley Cyrus) y la homónima pieza inicial. Mas no hay desperdicio en el resto de las piezas que constituyen el plato.
  Densos y experimentales los retornos de The xx y The Flaming Lips.

(Publicado el día de hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

lunes, 13 de marzo de 2017

The Rolling Stones

Han sido llamados la mejor banda de rock and roll sobre la Tierra. Durante más de cuarenta años su presencia ha estado ahí, siempre presente. Los Rolling Stones son parte inalienable de la música popular del siglo veinte y su influencia sólo es superada por la de los Beatles, con quienes siempre se les comparó hasta el grado de considerárseles “rivales”. Herederos musicales de los grandes intérpretes de blues, rhythm and blues y soul de los Estados Unidos, estos londinenses no sólo ayudaron a reivindicar la música de gente como Willie Dixon, Howlin’ Wolf, Muddy Waters o Jimmy Reed, sino que la adaptaron a un estilo propio y lograron crear un sello característico. Los talentos unidos de Mick Jagger, Keith Richards, Brian Jones, Bill Wyman y Charlie Watts conformaron una sólida agrupación que durante la década de los sesenta dio vida a canciones y álbumes que han trascendido hasta convertirse en iconos de la centuria pasada. Y lo mismo hicieron durante la primera mitad de los setenta, ya sin el malogrado Jones y con Mick Taylor en su lugar, y más tarde en los ochenta y los noventa (con Ron Wood como nuevo integrante), aunque en estos dos últimos decenios –hay que decirlo– con menor genio creativo. Temas como “(I Can’t Get No) Satisfaction”, “The Last Time”, “Street Fighting Man”, “Ruby Tuesday”, “Sympathy for the Devil”, “Jumpin’ Jack Flash”, “She’s a Rainbow”, “Honky Tonk Women”, “Brown Sugar”, “I Got the Blues” o “Angie” y discos como Out of Our Heads, Beggars Banquet, Let It Bleed, Sticky Fingers y Exile on Main Street significan un legado perenne que ha marcado a varias generaciones. Si en algún momento llegó la decadencia, si Jagger sucumbió ante los oropeles del jet set internacional o Richards ha tenido serios problemas con su adicción a las drogas duras, son cuestiones anecdóticas que no cuentan a la hora de evaluar lo que al final siempre queda: la obra artística, en este caso la música de altísimo nivel y enorme autenticidad que los Rolling Stones regalaron al mundo, es decir, a nosotros. ¿Es sólo rock and roll? Pues sí. Pero cómo nos gusta.

(Prólogo del Especial de La Mosca en la Pared No. 11, dedicado a los Rolling Stones y aparecido en mayo de 2004).

domingo, 12 de marzo de 2017

Domingo agripado

Llevo ya varios días afectado por una fuerte gripe, agravada por la mala noticia que recibí hace unos días y que prefiero no hacer pública. En fin. Pasé el día en cama, viendo futbol y series. Ando bajo de ánimo, necesito recargar las pilas.

sábado, 11 de marzo de 2017

El puntero no suele ser el campeón

Para mi querido Héctor de Mauleón, en solidaridad.

Está visto y comprobado que en México, con el sistema con que se lleva a cabo la contienda, aquel que en un principio se mantiene a la cabeza y lidera por encima de sus rivales no suele lograr su cometido y termina por quedarse en la orilla.
  De nada sirve ser el primer lugar en las encuestas al arranque, cuando los otros aún están fuera de ritmo o ni siquiera se convierten en protagonistas. El secreto no es empezar como líder, tampoco seguir como tal a la mitad de la competencia, sino arrancar de a poco para ir tomando ritmo paso a paso, sin hacerse notar demasiado, a fin de que los otros contendientes se confíen y no estén preparados para la sorpresa que suele darse en la recta final por alcanzar la grande. Ese es el que suele obtener la victoria, el que tiene un mejor cierre suele resultar triunfador.
  Veamos la situación actual. Estamos todavía lejos de la fecha final y aunque podemos apostar por uno u otro, la verdad es que nadie tiene la certeza de quién será el vencedor. El tiempo que falta es factor decisivo. En ese lapso, el que ahora va en lo alto empezará a desgastarse y los de abajo iniciarán el camino cuesta arriba, para intentar un final llena de fuerza, vitalidad y poderío.
  Leo a muchos supuestos especialistas que ya dan como ganador al actual puntero. Si la competencia terminara la semana próxima, muy posiblemente tendrían la razón. Pero como quedan largos meses por delante, yo sería mucho más cauto en mis pronósticos, aun cuando las apuestas y las encuestas digan lo contrario.
  Claro que ya hay una actitud triunfalista en el que ostenta el liderato. Soberbio y jactancioso, se siente ganador antes de tiempo y no aprende que no es la primera vez que se encuentra en esa situación y termina por quedarse con las manos vacías. ¿Que esta vez puede ganar? Sí. ¿Que la tercera puede ser la vencida? Pues sí, también. Pero las Chivas del Guadalajara deberían ser más prudentes y no cantar victoria antes de tiempo. Digo.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

viernes, 10 de marzo de 2017

Para dártelas de entendido en rock (2)

Si en una reunión o en una cita quieres impresionar a la gente y parecer un verdadero experto en rock, apréndete algunos datos y anécdotas que seguro dejarán con la boca abierta a los demás y harán que te vean como todo un conocedor. He aquí mi segunda contribución a la causa (de nada):

El álbum Highway 61 Revisited de Bob Dylan (1965) lleva ese título en honor a la carretera (Ruta 61) que cruza el estado natal de este músico, Minesota, y llega hasta el delta del río Mississippi, en el sur profundo de los Estados Unidos. 

jueves, 9 de marzo de 2017

"Emiliano" con estudiantes de la FES Aragón

Me reuní a mediodía con varios estudiantes de Comunicación de la FES Aragón, alumnos de mi querido amigo Salvador Mendiola. Vinieron a comprarme ejemplares de Emiliano y se llevaron quince en total. Platicamos un rato, respondí a varias preguntas y me tomé fotos con ellos. Fue un momento muy grato que agradezco a estos jóvenes llenos de frescura. Por momento como este ya valió la pena haber editado el libro.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Un miércoles a tope

A mediodía, vinieron a entrevistarme sobre Emiliano para el programa de la periodista Estela Livera en el canal 40 (ahora ADN 40). Más tarde, me llegó un pedido de treinta ejemplares del libro. En la tardecita, entrevista telefónica con un reportero de cultura de un diario de Saltillo, Coahuila, sobre el mismo tema. Luego vino mi querida amiga Rebeca y se llevó un ejemplar y, ya en la noche, cené aquí con Pau. Un miércoles a tope.

martes, 7 de marzo de 2017

De Tigresas orientales, Wendys Sulcas y rockcito

A mediados de los años setenta, fuimos muchos los que por cuestiones más ideológicas que musicales sucumbimos ante la ola imparable del folclor “latinoamericano” que nos llegó desde Sudamérica, luego de los golpes de estado en países como Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay, Brasil y Perú. Escuchar esa música y a sus intérpretes, complementado con las canciones de la nueva trova cubana y del propio folclor mexicano intelectualizado, se convirtió en el deber de todo revolucionario socialista y antiimperialista que se respetara.
  Fue una pesadilla que duró algunos años y fue cayendo por su propio peso, debido a su cursilería militante y su dogmatismo galopante, pero también a lo aburridísimo de la propuesta en lo estrictamente musical. Aquellas cancioncitas monótonas, aquellos ritmos adormecedores, aquellas instrumentaciones tan llenas de quenas y charangos, de arpas y bombos legüeros, de bailecitos bolivianos y zambas argentinas, de cuecas chilenas y valsecitos peruanos que se escuchaban en las peñas defeñas y en estaciones como Radio Educación, fueron quedando en el olvido y sólo algunos aferrados izquierdosos las conservaron como inexplicable soundtrack de sus combativas vidas.
  Cuando parecía que aquella ola quedaba sumida en un muy sano olvido, resulta que en el Perú más subdesarrollado surgieron algunas reinas del humorismo involuntario, cuyas pedestres composiciones se volvieron virales en YouTube y ahora están siendo retomadas (¡que Chabuca Granda nos ampare!) nada menos que por miembros del rockcito mexicano como Natalia Lafourcade y Café Tacuba, entre otros. Como muestra están las canciones “Hasta la raíz” y “Tú sí sabes quererme”, de la primera, y “Futuro”, de los segundos. Nada que ver con lo que Paul Simon hizo alguna vez con “El condor pasa”, por cierto.
  No nos extrañe pues que las estelares del Vive Latino 2018 sean La Tigresa del Oriente, Wendy Sulca y hasta Laura Bozzo con un remix de “¡Que pase el desgraciado!”.
  Ay, nuestro rockcito...
 
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

lunes, 6 de marzo de 2017

Daydream Nation

Para muchos la obra maestra de Sonic Youth, el doble álbum Daydream Nation (1988) es un trabajo que redefinió los rumbos de la banda –después de cinco discos en los cuales el noise, los fuertes ataques de guitarra, los cambios rítmicos, las estructuras atípicas y las atonalidades eran la constante–, pero también redefinió el desarrollo mismo del rock, en especial de esa vertiente conocida como alternativa y que a finales de la década de los ochenta aún podía ostentarse como tal.
  Daydream Nation es algo así como el equivalente subterráneo del álbum blanco de los Beatles, dada la variedad estilístiica de los doce cortes que lo conforman. Nada que ver con que el grupo diera concesiones al mainstream. Simplemente se trataba de ampliar el espectro musical de la banda con mayores experimentaciones y con la idea de abarcar géneros como el punk o las formas clásicas de la canción popular. Es por ello que temas como “Teen Age Riot” (con un cierto sonido que la acerca al rock pop) o “Silver Rocket” tuvieron tanto impacto entre un mayor número de gente que la que hasta ese entonces seguía al cuarteto neoyorquino.
  Por supuesto que aquí están también los largos pasajes monocromáticos e hipnóticos que han sido característica fundamental de Sonic Youth desde que grabara Confusion Is Sex en 1983, lo mismo que las repentinas explosiones de guitarras que le dieran su sello noise. Otros cortes destacables son “Total Trash”, “Hey Joni”, la siniestramente hermosa “Candle” y la muy peculiar experimentación en estudio de “Providence” (algo así como la “Revolution No. 9” de Sonic Youth).
  Un álbum de puro y absoluto avant rock.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 39, publicado en abril de 2007 y dedicado a Sonic Youth)

domingo, 5 de marzo de 2017

En Tlalpan

Domingo en Tlalpan, a donde fui a visitar a mi mamá e Ivette. Antes pasé un rato a la casa de Rosa, donde estaba su primo Sergio Tovar. Hacía años que no nos veíamos. Me contó que se va a trabajar al consulado de México en Los Ángeles y cuando le conté de mi nueva novela, me pasó los datos de una amiga suya en Guanajuato, para que inviten a presentarla a la Alhóndiga de Granaditas. Ojalá se logre.
  Con mi mamá la pasé muy bien y hasta le tomé la foto que engalana este post. Quién diría que tiene 95 años.

sábado, 4 de marzo de 2017

Juguemos a la Icazita

Emilio Álvarez Icaza se ha lanzado al ruedo para proclamarse candidato independiente a la presidencia de la república, algo que muchos comentaristas ya tenían previsto y que él había negado sistemáticamente, en una reedición de aquel “a mí denme por muerto” que empleaba Andrés Manuel López Obrador en sus tiempos de jefe de gobierno del ex DF. Mentirosillos ambos, según se ve.
  El caso es que el antiguo presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito federal y, más recientemente, secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, esa que tanto ha complicado las investigaciones sobre el destino de los 43 normalistas de Ayotzinapa quién sabe con qué fines (bueno, algunos dicen que el fin principal era, precisamente, el lanzamiento de Álvarez Icaza a la grande), ya está en la misma fila de Jorge G. Castañeda, El Bronco, Don Noroñas, el joven Kumamoto y Denise Dresser, más los que se acumulen esta semana.
  Con su look a la Panchito Madero, don Emilio ya pintó su raya con respecto a AMLO, al decir que éste –lo cual es cierto– forma parte de la misma clase política (the power mafia) a la que tanto critica y que por ello se deslinda de él para conformar un nuevo “movimiento” que por ahora no pasa de ser una etiqueta más en el proceloso mar de la polaca a la mexicana: Ahora.
  Ahora o nunca, parece decir este sociólogo y maestro en Ciencias Sociales, quien se muestra muy seguro de captar el voto de las mayorías, algo que todos sabemos no habrá de suceder. Lo que sí sabemos es que le puede robar algún pequeño porcentaje de sufragios al dueño de Morena, cosa que tiene un tanto afligidos a éste y a sus simpatizantes, a quienes yo diría que no se angustien, porque no es imposible que al ver sus mínimas probabilidades de ganar, Emilio decida sumarse al carro del tabasqueño y negociar con éste su futuro. Algo parecido a lo que ya anunció (pero sin candidatura independiente de por medio) el senador Miguel Barbosa con todo y su potente bici eléctrica.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

viernes, 3 de marzo de 2017

Para dártelas de entendido en rock (1)

Si en una reunión o en una cita quieres impresionar a la gente y parecer un verdadero experto en rock, apréndete algunas anécdotas que seguro dejarán con la boca abierta a los demás y harán que te vean como todo un conocedor. He aquí la primera de varias que iré soltando una vez a la semana (de nada):

El poderoso acorde final del tema “A Day In The Life” de los Beatles fue tocado por diez manos a la vez, en tres pianos, en los estudios de Abbey Road, en Londres, en 1967. Las manos en cuestión pertenecían a John Lennon, Paul McCartney, Ringo Starr, George Martin y el roadie Mal Evans.

jueves, 2 de marzo de 2017

Con mi primo Juan García

Mi querido primo Juan (García Menchaca), hijo de mi tío Luis (ver foto), me invitó a comer a un lugar de mariscos en la Condesa, frente a la glorieta de la Cibeles. Fue una comida muy afable, muy grata y muy rica. Me compró ejemplares de Emiliano y Matar por Ángela y palticamos largo y tendido. Espero volvernos a encontrar muy pronto.
  De ahí me fui rápidamente a Milenio, donde grabé una participación en el nuevo programa de Jairo para Milenio TV: El numerazo. Hablamos del gusto de los millenials por el horrendo pop de los años ochenta. Fue muy divertido.Aproveché para saludar a Claudia, Karina, Tona y Memo.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Leisure

El álbum debut de Blur (1991) no fue todo lo brillante que sus integrantes y sus productores pensaban. Cierto que contiene un par de temas magníficos (la protopsicodélica “She’s So High” y, sobre todo, la cuasi manchesteriana “There’s No Other Way”), pero el resto del material resulta poco atractivo y un tanto cuanto pretencioso.
  Posiblemente puedan salvarse otros cortes (como “High Cool”, “Fool” y “Slow Down”), pero en realidad hay demasiadas reminiscencias de agrupaciones apenas un poco anteriores, como The Stone Roses, The Happy Mondays o The Charlatans e incluso The Smiths. Blur no alcanzaba aún a definir un sonido característico, algo que sin embargo lograría apenas en su siguiente trabajo. Pero eso sí: “There’s No Other Way” es una gran canción.

(Reseña que iba a aparecer en la discografía del Especial de La Mosca dedicado a Blur y que ya no pudo ver la luz a princiupios de 2008).