martes, 20 de octubre de 2015

El síndrome de Bono

El que músicos y cantantes de diversos géneros se adhieran a alguna causa política o social nada tiene de novedoso. Pete Seeger apoyaba la lucha de los granjeros pobres de los Estados Unidos y muchos fueron los intérpretes de música soul que pelearon por los derechos civiles de los negros en la década de los sesenta. John Lennon fue un crítico tan acérrimo de la guerra que el FBI lo mantenía bajo vigilancia. Más tarde vendría Bob Geldof con su Live Aid y, de dos décadas para acá, Bono, el vocalista de U2, es una especie de emblema del músico políticamente correcto que pelea por “las buenas causas”.
  Qué tanto de sinceridad y de hipocresía hay en cada uno de los personajes de la música que adoptan distintas causas es cosa que sólo ellos saben. Neil Young parece auténtico en su feroz combate contra Monsanto, la empresa alimentaria que trabaja con alimentos transgénicos. Bono y Geldof también parecen auténticos en sus diversas iniciativas misioneras, aunque de pronto haya quienes las pongan en duda.
  En México, Maná lleva años con su discurso ecologista que usted puede creer o no y desde el surgimiento del EZLN, en 1994, varios grupos de eso que se sigue llamando el rock mexicano se volvieron súbitamente politizados (lo que en buen cristiano significa que se volvieron repetidores de consignas políticas en sus presentaciones públicas). Algunos eran sinceros y congruentes (¿cómo dudar de la militancia de una Rita Guerrero?), pero la mayoría buscaba los beneficios publicitarios, económicos y de difusión que otorgan la corrección política y el disfraz de progresista. Esto se ha mantenido hasta hoy y sólo los nombres de las causas han cambiado: “fraude electoral”, “Si no votas, cállate”,  “#Yosoy132”, “Ayotzinapa”, entre otras. Sé de dos o tres músicos nacionales que mantenían una actitud sanamente crítica y distante frente a ello y que de pronto y de la manera más oportunista, hoy se ostentan como “compas” y “ayotzis”. Eso sí: les va bien en sus tocadas con el sector progre y no les falta chamba.
  Es el síndrome de Bono, muy bien aprovechado en este México que a muchos les duele…, aunque no en el bolsillo.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

3 comentarios:

Alfredo Pontones Baute dijo...

Ah y el tarado del vocalista de Café Tacvba como se llame haciéndole a la mamada con su mazorca junto a Egurrola, Bonilla y otros que aman la etiqueta políticamente correcta....

Anónimo dijo...

Ah y el tarado del vocalista de Café Tacvba como se llame haciéndole a la mamada con su mazorca junto a Egurrola, Bonilla y otros que aman la etiqueta políticamente correcta....

Antonio Martínez dijo...

Esa propaganda fascista de "Tu Rock es Votar" me sigue haciendo ruido.