sábado, 5 de septiembre de 2015

¿Una izquierda sin Peje?

El gobernador de Morelos, Graco Ramírez, convocó en días recientes a la reconformación de la izquierda mexicana y llamó a crear un frente de esa tendencia, pero sin Andrés Manuel López Obrador. ¿Es eso posible? ¿Puede concebirse hoy día a una izquierda nacional sin la presencia de su líder más visible y popular durante los más recientes quince años? Parece difícil, aunque…
  Si partimos del hecho de que López Obrador en realidad no es un hombre de izquierda, las cosas comienzan a allanarse. Porque desde varios puntos de vista (el ideológico, el de su procedencia, el de sus postulados, el de sus palabras, el de sus actos como líder y como gobernante), el hombre es todo, menos alguien que pertenezca a lo que históricamente conocemos como la izquierda.
  Priista de origen (y de clóset), populista por naturaleza, derechista en su visión de aspectos como el aborto o los matrimonios de personas del mismo sexo, conservador, retrógrada (su afán por regresar el reloj de la historia siempre ha sido notorio), caudillista, maniqueo, poco leído, el famoso Peje tiene un proyecto político que se centra en su persona, sólo en su persona y en nada más que su persona. No comparte, no delega, no trabaja en equipo.
  Pero la mayor muestra de que no se trata de un hombre de gauche es la manera sistemática como ha minado, dividido, polarizado y pulverizado a la izquierda mexicana desde que tuvo la oportunidad de hacerlo. Quiso adueñarse del PRD y lo hizo durante algún tiempo. Luego, cuando otros le quitaron el poder dentro del partido, decidió irse y formar el suyo propio, a su modo y en el que pudiese hacer y deshacer a su antojo, para buscar su sueño hasta ahora dos veces frustrado: llegar a la presidencia de la república.
  Una izquierda mexicana sin Peje, unida y con un proyecto moderno, parece una utopía en estos momentos. Pero si Graco y otros deciden tratar de hacerlo, valdrá la pena el intento. En una de esas lo consiguen y quedan atrás los tiempos del “somos pocos pero sectarios” (Jairo Calixto Albarrán dixit). Aunque los acusen con la cantaleta de formar parte de la mafia en el poder.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).

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