martes, 16 de junio de 2015

Una bella y oscura Melody

Considerada al principio de su carrera como una nueva Norah Jones o un émulo de Madeleine Peyroux, la cantante y compositora estadounidense Melody Gardot ha edificado una carrera que le ha permitido desarrollar un estilo cada vez más propio.
  Célebre es la historia de la manera como abrazó a la música, primero como terapia y más tarde como vocación y profesión, luego del accidente que tuvo muy joven, al caer de una bicicleta y casi quedar paralítica. Pero eso por fortuna ya es historia y luego de tres estupendos álbumes en estudio, orientados los dos primeros al jazz y el tercero a la música brasileña, regresa en 2015 con Currency of Man (Verve), un trabajo distinto a todo lo que había hecho hasta ahora, una obra de oscura belleza, más orientada a la música soul, el blues, el funk, el gospel y el folk rock a la Laura Nyro, con un estilo vocal que recuerda a la añorada y grandiosa Eva Cassidy.
  Producido por Larry Kleine, Currency of Man impresiona desde la pieza abridora, la densa y pantanosa, pero a le vez deslumbrante “It Gonna Come”, con su minimalista estructura de funk lento y su fino arreglo, en el que las discretas cuerdas (esas cuerdas tan bien empleadas a lo largo del disco) juegan un papel fundamental y la voz de la rubia Gardot suena tan negra como profunda. Más fuerte y tensa aún es “Preacherman”, con su letra politizada a favor de los derechos civiles y sus perfectos detalles instrumentales.
  Así va transcurriendo el disco, entre composiciones de sensual insinuación (la picante “Same to You”, la poderosa “Don’t Misunderstand”, la sicalíptica “Bad News”, la exuberante “She Don’t Know”) y evocativa dulzura (la elegante “Morning Sun”, la suntuosa “If I Ever Recall Your Face”, la emotiva y conmovedora “Once I Was Loved”).
  Mención especial merece la sensacional “Don’t Talk”, con sus toques de blues y sus aires a Tom Waits, una canción misteriosa, evanescente, tan celestial como diabólica. Una maravilla.
  A sus escasos treinta años, Melody Gardot demuestra una enorme madurez como intérprete y compositora y Currency of Man es la mejor prueba de ello. Es el disco de su consolidación, un álbum de primer orden.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).

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