sábado, 28 de marzo de 2015

¿Tenemos libertad de expresión?

Si creyéramos en la versión tuitera del país, México sería la nación más violenta, corrupta, dictatorial, totalitaria, degradada, miserable e infeliz de este planeta y hasta de diversos confines del universo. Uno lee los tuits de algunos personeros del retroprogresismo seudoizquierdoso nacional y parecería que en las calles cunden el terror y la exasperación, mientras la gente deambula cabizbaja, triste, desesperanzada, llena de angustia, cólera e indignación.
  Luego sale uno de su casa y resulta que la enorme mayoría de la población se dedica a lo suyo, que la gente trabaja, transita, va de compras, ve la tele, acude a restaurantes, sonríe, echa relajo, charla de muchos temas, se apasiona por otros tantos (como el futbol, por ejemplo) y pues, nada: no hay esa exacerbación insoportable y al borde del estallido que nos pintan los agoreros de las redes sociales.
  Que hay problemas muy graves en México, por supuesto. Que la violencia del crimen organizado asuela aún a diversas zonas de la república, no hay duda. Que la pobreza y la desigualdad siguen siendo dolorosos dramas, nadie podría negarlo. Que hay corrupción en la clase política, como la hay en la empresarial, la sindical y en otros estratos de la realidad mexicana, también. Pero de ahí a la negrura sin matices que nos quieren retratar quienes en realidad buscan sacar raja de la actual situación, para beneficio de sus propios intereses económicos y políticos, hay una gran distancia.
  ¿Se han acotado las libertades en México, en especial la libertad de expresión, como claman los susodichos a partir del caso MVS-Aristegui? No lo veo así: ahí siguen intocados sus contestatarios medios de comunicación, sus columnistas rabiosos, sus caricaturistas implacables y sus tuiteros iracundos. Sigue habiendo marchas y protestas cada día. En realidad, son ellos quienes tratan de acallar a los que no piensan igual, mediante insultos y descalificaciones inquisitoriales.
  La libertad de expresión es una conquista ciudadana y sigue presente. No sé cómo nos iría en cambio si esos “indignados” se hicieran del poder. Qué miedo.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

No hay comentarios.: