jueves, 20 de noviembre de 2014

La saga de Antoine Doinel

Una escena de "Domicilio conyugal".
El personaje de Antoine Doinel es el más importante de toda la filmografía de François Truffaut. La razón es muy simple: se trata del álter ego declarado del propio realizador, un personaje que retrata y reproduce su existencia emocional, su relación con las mujeres (incluida su madre), su modo de ser contradictorio e inseguro, sus ambiciones, sus ambivalencias, sus fantasías, sus ilusiones, sus frustraciones y, al final, su amor por la vida.
  A lo largo de dos décadas, de 1959 a 1979, en cinco películas (cuatro largometrajes y un corto que formó parte de la cinta colectiva El amor a los veinte años, de 1962), Truffaut nos transmitió sus sentires por medio de ese muy peculiar varón, en una saga tan divertida como entrañable y conmovedora.
  Para interpretar a Antoine Doinel, el director eligió a un jovencito inexperto de catorce años, llamado Jean-Pierre Léaud, quien acudió a hacer el casting para el papel principal de su cinta debut, la laureada y casi mítica Los 400 golpes, y de inmediato fue elegido por su singular y espontánea personalidad. Truffaut lo adoptó de alguna manera y revivió al personaje tres años después, en Antoine y Colette, para retomarlo en tres ocasiones más: en 1968 con Besos robados (en la que vemos a un Antoine que salta de empleo en empleo y de amor en amor en sus primeros años veinte), en 1970 con Domicilio conyugal (en la que lo vemos ya casado y poniéndole bobamente el cuerno a su mujer) y en 1979 con El amor en fuga (en la que Doinel, ya treintón, rememora lo que fue su vida, se divorcia y se vuelve a enamorar).
  Léaud fue como un hijo adoptivo para Truffaut. Simpático, bien parecido, carismático y con un muy especial encanto, el joven actor actuó en otras cintas del realizador (como en Las dos inglesas y el continente de 1971) o en las de otros directores (como en la estupenda Masculino femenino de Jean-Luc Godard, de 1968), pero siempre será recordado por su espléndido y único Antoine Doinel, una caracterización absolutamente clásica.
  La pregunta que me hago es si François Truffaut habría filmado una sexta y hasta una séptima parte de la saga de haber seguido en el mundo.

No hay comentarios.: