jueves, 15 de mayo de 2014

Duda existencial No. 1: Sobre el acto de tocar madera

De dónde se me pegó el hábito. No lo sé. Lo que sí sé es que cada vez que digo alguna cosa negativa o que no quiero que ocurra, irremediablemente busco algo de madera para darle dos toquecitos con los nudillos de la mano derecha. Es una superstición, lo sé, y como tal no requiere de explicaciones. Simplemente se lleva a cabo y ya. No es la única que tengo, por cierto, pero sí es la más notoria. Tanto que mucha gente cercana sabe que lo hago y una de mis mejores amigas (quizá la mejor de todas) tomó el mismo hábito de mí.
  Knock on wood, se dice en inglés y hay una vieja tonada soul con ese sombre (la cantaba Wilson Pickett originalmente). Se trata, pues, de una antigua y muy difundida superstición, un acto mágico que a nadie daña y que brinda mucha seguridad una vez efectuada. "¡Toco madera!", exclamo al hacerlo y si no hay cerca de mí algún objeto de ese tan noble material, me doy dos ligeros golpes con los nudillos en la cabeza. ¿Por qué? Tampoco lo sé.

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