viernes, 4 de abril de 2014

Un poema de mi mamá

Yo también fui niña
¿Que no lo crees
y lo dudas?

No tenía arrugas
ni canas, pero sí
muchas ganas
de correr, de jugar
y de saltar en las camas.

Como tú, así lo hacía,
a los árboles subía,
a las bardas me trepaba
y con temor me bajaba,
pensando que me caería.

Casa de muñecas tenía
y con ella feliz jugaba,
muy bien amueblada estaba,
de todo había,
no faltaba nada.

Los papás, los niños,
la mucama, el perro, el gatito.
Todo era tan bonito.

De las muñecas grandes
yo era la mamá.
Las vestía, las arrullaba
y las besaba,
haciéndome ilusiones
de que eran de verdad.

Como ahora que te beso a ti,
que es una realidad
que me hace tan feliz.

¿Me crees que niña sí fui,
después de pasarme un rato
haciéndote este relato
para que pienses en mí?

Rebeca Michel
Noviembre 11 de 1985.

(Desde hace mucho tiempo, mi mamá escribe poemas, en su mayor parte de corte religioso y, hay que decirlo, llenos de un candor y una ingenuidad casi naïves. He aquí uno que me pareció bastante lindo y que me mostró no hace mucho. Lo escribió hace casi treinta años).

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