viernes, 28 de marzo de 2014

Lilyhammer

¿Han visto alguna vez una serie noruega? Yo sí y acabo de terminar las primeras dos temporadas de corrido. ¿Qué si es buena? Buenísima. ¿Que si es divertida, ingeniosa, ocurrente, inteligente y crítica? También. ¿Que cómo fue posible que pudiera ver una serie producida en dicho país escandinavo? Muy sencillo: está en Netflix.
  Se llama Lilyhammer y es como una bocanada de aire fresco (¿o más bien helado, dadas las condiciones climatológicas del lugar donde se desarrolla mayormente?). Estelarizada nada menos que por Steven Van Zandt (sí, el excelente guitarrista de la E Street Band de Bruce Springsteen, el de la eterna pañoleta en la cabeza), quien ya había actuado como personaje secundario en Los Soprano, Lilyhammer narra la historia de un gangster neoyorquino cincuentón, de raíces italianas (Frank Tagliano), quien delata a su jefe mafioso y se acoge al programa de testigos protegidos, con la salvedad de que no acepta quedarse en algún anónimo pueblo estadounidense, sino que pide ser trasladado a la lejana y pequeña ciudad de Lillehammer, donde en 1994 se celebraron (dato real) los Juegos Olímpicos de Invierno.
  Alla va a dar, con el falso nombre de Johnny Henriksen, y poco a poco va acomodándose al inhóspito lugar y sus escasos habitantes, hasta integrarse socialmente e ir logrando cada vez más cosas, entre ellas una novia noruega (que se convertirá en su esposa, madre de sus hijos gemelos y más tarde ex esposa), una gran prosperidad económica (debida sobre todo a sus mañas como gangster y su capacidad para cohechar a los supuestamente incorruptibles noruegos) y un grupo de amigos estupendos.
  La emisión combina la comedia con el drama. Hay violencia, sexo (no tan explícito), ternura, cinismo (mucho cinismo), ironía y una crítica (más bien autocrítica, ya que el programa es de producción noruega) a una sociedad que se supone impoluta (la burla a la manera como los políticamente correctísimos vikingos tratan a los inmigrantes africanos, asiáticos e hispanoamericanos es genial).
  Hay personajes francamente antológicos, algunos de ellos a lo largo de la serie y otros que aparecen y desaparecen, además de una que otra visita a Nueva York y sus bajos fondos gangsteriles. Una serie sensacional que recomiendo sin ambages.

1 comentario:

Manuel dijo...

Caray, como me hace evocar a los Soprano.