lunes, 16 de diciembre de 2013

La Quinta Guadalupe

Verde. De hierro forjado. Labrada. Íntimamente ligada a mi nostalgia de tiempos idos (dicen que mejores): la fachada de la Quinta Guadalupe, en la esquina norponiente de Coapa y Tesoreros, en la colonia Toriello, en el pueblo (mi pueblo) de Tlalpan. Verde. De hierro forjado. De memoria forjada. La casa de mis abuelos paternos. Don Emiliano García y doña Guadalupe Ayala. Sinaloenses. De El Fuerte. Floresmagonista, maderista, carrancista y cardenista él. Recia mujer norteña ella. Ya no están. Tampoco la mayoría de sus numerosos hijos (entre ellos mi padre, Juan). Pero la fachada pervive. Ahí está: la misma reja de afilados barrotes que nació –junto con la casona de altos (altísimos) techos y la fuente de piedra y las veredas de rojizo cemento y los jardines repletos de árboles que daban exuberantes y provocativas frutas (membrillos, duraznos, ciruelas, chabacanos, peras, manzanas, tejocotes, zarzamoras)-, la reja que nació, digo, allá por los años treinta, cuando mi abuelo Emiliano la mandó levantar en medio de lo que eran llanos, alejados apenas del pueblo de San Agustín de las Cuevas y sus calles de serpenteante subeibaja. Fachada entrañable, fachada de remembranzas dulces y amargas, de visitaciones y fantasmas, de innumerables tíos y primos que brotaban con la misma prodigalidad de los frutos arbóreos. Fachada de terrores, cuando había que entrar por la noche y el temible y bravo perro guardián de la casa buscaba el momento propicio para atacar y hacer pedazos a ese niño con pavor a los canes que era –que soy- yo. Fachada verde que ha cambiado, que ha sido alterada en pos de la seguridad que los tiempos imponen y que ya no deja ver los jardines, la fuente, las veredas, las escaleras que dan, todavía, acceso a la casona de los altos (altísimos) techos. Es la fachada que evocaré en mis instantes postreros. Mi fachada.

(Texto publicado en el El Financiero en 1994 o 1995, a petición expresa del director de la sección cultural de ese diario, Víctor Roura, quien a raíz de un aniversario más de dicha sección, solicitó a cada colaborador un artículo sobre su fachada más querida).

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