martes, 30 de abril de 2013

Spotify

Las formas de escuchar música grabada han variado mucho a lo largo de cien años, pero los cambios han sido más acelerados durante el último tercio de siglo. Del fonógrafo y los discos de acetato al cassette y el disco compacto, hasta llegar al mp3 y la música reproducida por medios digitales, las cosas han cambiado de un modo asombroso. Tan asombroso que en México ya tenemos a Spotify.
  ¿Qué es Spotify? En términos más o menos técnicos, se trata de una aplicación vía streaming para la reproducción de música en computadoras, tabletas y teléfonos celulares. Spotify permite escuchar y comprar canciones o álbumes completos de una enorme cantidad de solistas, grupos y orquestas de todos los géneros musicales, desde el rock y el pop hasta el jazz y la música culta, pasando por todo tipo de subgéneros populares. En una palabra, se supone que ahí debe estar todo lo que uno quiera escuchar (lo cual no es precisamente exacto).
  Aunque la aplicación existe desde hace cinco años (surgió en Europa en 2008), es hasta ahora que arriba a nuestro país y la respuesta está siendo muy buena. En lo personal, la describiría como un equivalente musical a Netflix o Cuevana, combinado con Facebook, Twitter o MySpace, ya que permite seguir a los amigos y ver lo que están escuchando, lo cual resulta divertido y en ocasiones bastante revelador de sus placeres culpables (ya descubrí a algunos roqueros de cepa que oyen a Roberto Carlos o a Sin Bandera). Existen la versión gratuita y la versión Premium sin anuncios (la cual cuesta algo así como cincuenta pesos mensuales).
  Tal vez se deba a que acaba de empezar en México o a que no hay acuerdo de derechos con algunos músicos, pero el hecho es que mientras de algunos es posible encontrar las discografías casi completas, de otros (como los Beatles, Led Zeppelin, Pink Floyd o AC/DC) no hay un solo disco. Imagino que eso irá mejorando con el tiempo. Como sea, son más las ventajas que las desventajas de esta novedosa aplicación.
  ¿Usted ya tiene Spotify? Pruébela, vale la pena.

(Publicado el día de hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).

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