domingo, 2 de diciembre de 2012

See you later, don Marcelo

Así como hay plumajes que cruzan el pantano y no se manchan, también hay jefes de gobierno que atraviesan el Distrito Federal… y no son tan manchados. Marcelo Ebrard es de esos.
  Con el fin del sexenio ebrarderista, se cumplen quince años de gobiernos perredistas en la capital de la república. En ese lapso, hemos tenido de todo en el Palacio del Ayuntamiento: desde el hieratismo de Cuauhtémoc Cárdenas, hasta el feminismo de Rosario Robles y desde el messianic style de Andrés Manuel López Obrador, hasta el tolerante cinismo de Alejandro Encinas (toleró el plantón de Reforma de 2006 y todos los desmanes de aquellos días).
  Sin embargo, el gobierno de Marcelo Ebrard Casaubón fue muy distinto; más para bien que para mal, por fortuna. A diferencia de sus antecesores –y en especial de López Obrador–, su vocación liberal y progresista quedó en evidencia desde un principio. Por ello, durante los seis años en que gobernó fueron posibles logros impensables en otras entidades de la república mexicana, como el matrimonio entre personas del mismo sexo o la interrupción legal del embarazo. En ese sentido, fue un gobernante vanguardista.
  Por lo que toca a la seguridad, ese es muy probablemente su mayor logro. De ser una entidad insegura incluso durante el gobierno de AMLO, el DF pasó a ser un territorio de más que razonable tranquilidad, un lugar cuyas calles hoy pueden ser caminadas sin temor.
  En infraestructura, obras como la autopista urbana, la continuación del segundo piso del Periférico, las nuevas líneas del metrobús y la flamante Línea Dorada del metro son logros incontestables.
  En general, Ebrard mostró el rostro de un político abierto al diálogo, tolerante, sonriente, aunque habrá que criticar su excesiva permisividad ante uno de los problemas que más afectan al libre tránsito de los capitalinos: las demasiadas marchas. En aras de no ser tomado como autoritario, el jefe de gobierno decidió sacrificar a millones de defeños y favorecer a grupos minoritarios que, un día sí y otro también, realizan manifestaciones públicas que significan el cierre de calles y avenidas y el trastornó del flujo vehicular, con las consecuencias que bien conocemos quienes aquí vivimos.
  Eso, el caso del New’s Divine y, más recientemente, el conflicto en ese elefante blanco (y al mismo tiempo bomba de tiempo) que es la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, serían quizá sus principales puntos negros.
  No obstante, el balance general parece positivo. Marcelo Ebrard se va con una buena imagen y con muchas posibilidades de ser el próximo candidato del PRD a la presidencia de la república, en 2018. Así que más que decirle adiós, tal vez tan sólo debamos dirigirle un hasta luego.
  See you later, Marceleitor!


Algunas frases de Marcelo Ebrard

“La ciudad dejó de ser el patito feo de la comunidad internacional”.

“Cada persona debe ser libre de amar a quien quiera”.

“El aborto es una decisión de cada mujer. ¿Qué se gana prohibiéndolo? Sólo generar un mercado negro y victimizar todavía más a las mujeres”.

“Tenemos un sueño: que en toda nuestra patria, las mujeres sean las dueñas de su cuerpo, no sufran violencia, tengan acceso a la salud y que a trabajo igual, reciban salario igual”.

“Lo que sigue es mostrar que aquello que se ha logrado aquí puede generalizarse en el país”.

(Texto publicado este mes en la revista Time Out México)

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