sábado, 3 de noviembre de 2012

Voy en el metro

“Voy en el metro, qué grandote, rapidote, qué limpiote / Qué diferencia del camión de mi compadre Filemón que va al panteón”, cantaba alegremente el gran Chava Flores cuando se inauguró en el Distrito Federal la Línea 2 de este hoy tan imprescindible medio de transporte.
  Ahora acaba de ponerse en funcionamiento la famosa Línea Dorada que va de Mixcoac a Tlahuac (y a la visconversa) y aunque todavía no la conozco, hay elementos para escribir sobre los buenos augurios con que se ha echado a andar (salvo el incidente de la bolsa de papas que el miércoles causó una suspensión momentánea del servicio), después de cuatro años y un mes de una construcción que parecía eterna (¿cómo olvidar el paisaje de guerra de la avenida Félix Cuevas a lo largo de todo ese tiempo?).
  Buenos augurios y buenas señales, como el hecho de que el presidente Felipe Calderón haya atendido la invitación del Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, para inaugurar juntos dicha Línea 12. Están también los acercamientos de connotados integrantes de eso que en México se denomina como izquierda con personajes hasta hace escasas semanas denostados por los progres, caso del propio Calderón o del presidente electo, Enrique Peña Nieto. Son signos muy positivos de civilidad y concordia que tanta falta le hacen a la vida pública del país, así no les parezca a algunos pejistas delirantes (valga la redundancia).
  Porque lo que hay en el fondo de esto es el paulatino aislamiento político de un personaje que, también hace escasas semanas, era el todopoderoso del seudoizquierdismo: Andrés Manuel López Obrador. De pronto, muchos de los más célebres personeros de esa ala están pintando su raya respecto al lopezobradorismo y presumen su independencia como niños con juguete nuevo. Uno los ve alegres y sonrientes, luego de quitarse de encima ese lastre que era la obediencia forzosa al jefe máximo.
  Es como si le cantaran: “Adiós mi linda Tacuba, bella tierra tan risueña / Ya me voy de tu Legaria, tu Marina y tu Pensil”. Ah, el buen Chava Flores. Tan visionario.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

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