jueves, 1 de noviembre de 2012

1981-2012: 31 años de rock

En 1981, el rock entraba prácticamente a su cuarta década. No pasaba quizá por su mejor momento. De hecho, de ese año hay muy pocos álbumes realmente memorables y ninguno al que hoy pudiéramos nombrar un clásico. Gente como los Rolling Stones, Elton John, Alice Cooper, Genesis, The Cure y otros produjeron discos más bien mediocres y si tuviera que nombrar obras en verdad trascendentes, anotaría My Life in the Bush of Ghosts de Brian Eno y David Byrne y dos trabajos de los ¡cinco! que el gran Frank Zappa produjo ese año: Shut Up ‘n Play Yer Guitar y You Are What You Is.
  En México, entre tanto, musicalmente sucedía muy poco, por no decir que nada: el panorama del rock nacional se encontraba en un perfecto estado catatónico.
  Tal era el escenario del rock cuando apareció El Financiero y las cosas, en ese terreno, no cambiarían demasiado a lo largo de su primer decenio. La década de los ochenta que tantos cuarentones de hoy añoran por incomprensibles razones, musicalmente fue una época de absoluto horror. Mientras que en los cincuenta se dio el nacimiento del género (con Chuck Berry, Little Richard, Gene Vincent, Fats Domino, Elvis Presley, etcétera), en los sesenta se produjo la revolución de los Beatles, Bob Dylan y  la psicodelia y en los setenta surgieron David Bowie, Bruce Springsteen, U2, el heavy metal, el progresivo, el punk y la new wave, ¿qué hubo en los ochenta? Bueno, fueron los años del synth pop, de Michael Jackson, del metal hermafrodita y de la invención del disco compacto. Nada más. Sólo al final las cosas empezaron a mejorar, al sembrarse las simientes de lo que sería una nueva explosión del rock en los años noventa.
  Quien esto escribe, colaboró en la sección cultural de El Financiero de 1991 a 1997 y puede decir que sus tiempos en el diario coincidieron con una muy buena época musical. Fue la era del grunge, el alt-rock y el noise, del rap y el hip-hop, del segundo aire de gente como Neil Young. Los años de Nirvana, Pearl Jam, los Beastie Boys, Sonic Youth, Pixies, Alice in Chains y en Inglaterra de Blur, Pulp, Oasis y todo eso que se conoció como britpop.
  En nuestro país, el rock comenzó a transformarse en rockcito, gracias a los grupos derivados de Timbiriche y Flans. Así, Caifanes, Fobia, La Maldita Vecindad, Café Tacuba y otros tuvieron un boom que los llevó incluso al Canal de las estrellas, con sus apariciones en los programas de Raúl Velasco, Verónica Castro, Daniela Romo et al.
  El nuevo siglo ha sido benéfico para la música. A pesar del aplastante dominio en los medios del pop artificial y la preeminencia del vacuo periodismo rosa en los espectáculos, el rock ha sabido subsistir con discreta elegancia y con todo y que se le haya querido colgar la etiqueta de indie (cosa que desde el punto de vista musical no existe), puede afirmar hoy, en pleno 2012, que goza de cabal salud. Aunque no en México, por desgracia, donde el género vive quizás uno de sus peores momentos.
  31 años de El Financiero. 31 años de rock. 31 años para celebrar, reflexionar y escuchar buena música. ¡Salud!

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