domingo, 30 de septiembre de 2012

Adiós, mi Tsurito

No es una foto del mío, pero se le parece.
Es el único carro último modelo que he comprado en mi vida. Lo adquirí a principios de 1993, a crédito. El enganche lo di gracias al mejor aguinaldo que he recibido en mi vida (el de 1992, por parte de Ejea, editorial para la cual escribía guiones de historieta en esa época y de la que me iría meses después, a Toukán, para iniciar el proyecto de La Mosca en la Pared en 1994).
  Yo estaba recién divorciado y me hacía cargo de mis hijos Alain y Jan, por aquel entonces de diez y de seis años, respectivamente. Con ellos acudí a la agencia Nissan cercana a Perisur y salimos con aquel Tsuru blanco que hoy fue vendido después de casi veinte años de ser mío (de manera relativa, porque en el año 2000 se los dejé a mis chilpayates y a Rosa, mi ex esposa; desde entonces ando a pie y en transporte público).
  El coche salió más que aguantador (sobre todo si se toma en cuenta cómo lo manejaban mis vástagos en estos recientes tiempos). Noble y rendidor, ya no daba más de sí y llevaba dos años parado y en proceso de oxidación. Por eso decidimos que se vendiera.
  Lo rememoro con nostalgia (me acuerdo la primera noche con él, cuando lleno de emoción encendí las luces y lo iluminado que me pareció el tablero, jaja). Nunca he sido fanático de los automóviles, pero ese Tsuru fue cosa especial. Ni hablar. El nuevo dueño lo reparará y lo hará revivir. Mejor eso a que hubiese muerto de óxido.
  Adiós, Tsurito.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Charros contra gangsters


Desde mis épocas militantes en las filas del Partido Mexicano de los Trabajadores, al promediar los años setenta del siglo pasado, una de las banderas de lucha de la izquierda era terminar con el charrismo sindical, prodigado por el PRI de aquel tiempo y representado por ese líder hierático y momificado que parecía eterno y respondía al nombre de Fidel Velázquez (quien no creo que manejara terminajos hoy tan de moda como eso del outsourcing).
  El corporativismo era entonces uno de los grandes obstáculos para la democracia y hoy, a pesar de los doce recientes años de gobiernos panistas, lo sigue siendo todavía.
  La iniciativa de ley laboral enviada por el presidente Calderón al Congreso ha levantado de sus tumbas a los líderes charros que aún siguen con vida, desde Carlos Romero Deschamps hasta Francisco Hernández Juárez y desde Napoleón Gómez Urrutia hasta Martín Esparza. Todos al unísono han brincado indignados ante le mera posibilidad de que dicha ley los obligue a ser transparentes, a rendir cuentas a sus agremiados y a verse privados del uso a discreción de la sagrada cláusula de exclusión, mecanismo por el cual estos liderazos pueden mantener bajo control a todo aquel trabajador que se quiera salir del huacal y no pertenecer, ¡horror!, a los sindicatos que los charritos tan ejemplarmente encabezan. Faltaba más. Después de todo, son ellos los adalides de una de las más preciadas y nacionalistas tradiciones: la del mentado corporativismo, pilar indiscutible del sistema político mexicano, del cual han sacado provecho lo mismo priistas que panistas que perredistas.
  Lo del pago por hora y demás nimiedades son peccata minuta frente a lo que a ellos en verdad les importa: mantener su poderío como descendientes del tío Fidel (no vaya a ser que se muevan y no salgan en la foto). “Ninguna ley promovida por políticos gangsteriles debe tocarnos ni con el pétalo de una reforma estructural”, parecen decir tan orondos líderes.
  Charros contra gangsters. Esa es la oroliana consigna para salvar a la Patria. ¡Compañeros, a tomar San Lázaro y mantener el status quo!

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Sin luz

Previo aviso de la CFE, anoche cortaron la luz en un área de ocho manzanas que incluyó la del edificio donde habito. Como la corriente eléctrica sería reestablecida hasta las ocho de la mañana de hoy (me dicen que llegó a las siete y media), me puse a leer a medianoche y hasta las dos de la madrugada, a la luz de tres velas. Entre las cosas que leí estaba mi diario del viaje a Europa en 2004 (¡Dios, qué sufridero sentimental en los cinco días que pasé en Londres!) y luego un álbum de recortes con artículos míos publicados en la sección de cultura de El Financiero entre 1991 y 1997. Me encontré con cosas muy buenas que debo incluir en mis blogs. Ya iré subiendo aquí algunas de esas columnas, entre ellas unas en las cuales hago las crónicas de conciertos de Maldita Vecindad, Caifanes, Santa Sabina y El Cuerpo de Cristina. También me acordé que ese álbum tan cuidadosamente organizado me lo hizo mi gran amiga y muy buena periodista Yareni Torres, cuando trabajaba conmigo como asistente de La Mosca en la Pared.
  Hace ya como cuatro años que nada sé de ella y me encantaría verla para saber cómo está y ponernos al día. Por desgracia ya no aparece en las redes sociales, su celular no responde (igual cambió de número) y sus direcciones de correo electrónico ya no están activas. Lástima, de verdad me agradaría mucho verla. Somos muy buenos amigos. Bueno, espero que así me siga considerando ella.

martes, 25 de septiembre de 2012

Colibrítany frente al rockcito ñoño


Las redes sociales son una fuente inagotable de sorpresas. Una recomendación me hizo descubrir, en YouTube, el video de la canción “Mi sexy chambelán” que lleva cerca de catorce millones de visitas y muestra a una jovencita no sólo simpatiquísima y de gran frescura, sino con un talento natural que ya quisieran muchas luminarias (es un decir) del pop y el rockcito nacionales.
  Colibrítany se llama esta cantante a quien muchos aborrecen desde una posición claramente clasista, pero cuya interpretación (no sé si ella compuso la letra y la música) de esta sátira a las fiestas de quince años, desde una perspectiva más que actual, resulta plena de ingenio, picardía y de un sarcasmo tan saludablemente cínico que la aleja de cualquier pretensión seudoartística.
  Con una combinación de pop con banda, “Mi sexy chambelán” tiene líneas casi en la escuela de un Chava Flores trasladado al siglo XXI: “Quiero dejar de jugar a la princesa / quiero tomar cerveza / No usaré corpiños nunca más / me compré brasieres en el Aurrerá / Mi papá me compró aretes / a trece meses sin intereses / Hice la dieta del brócoli hervido / para entrar en este vestido” o estas perlas del doble sentido: “Sueño con ser tu quinceañera / Yo también ando como burro en primavera / Si te portas bien te doy el honor / de ser el primero en ir al sur del Ecuador / Todos los días escribo en mi diario / que podemos juntos irnos a un balneario / y cuando me veas entrarás en shock / porque soy la flor más bella de Cocoyoc” (alguien capaz de rimar “shock” con “Cocoyoc” tiene que ser un genio de la neopoesía postmoderna).
  Lejos de los edulcoradísimos pajaritos de Carla Morrison o de las descafeinadas versiones de Natalia Lafourcade a las canciones de Agustín Lara (logró que el Flaco de oro sonara más cursi de lo que ya es), el saludable desparpajo de Colibritany es más explosivo y desafiantemente kitsch que las cumbias intelectualoides de Amandititita. Aquí hay autenticidad popular, real y sin poses.
  Ojalá que ningún productor hipster de Coyoacán o la Condesa trate de cooptarla.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡Hey! de Milenio Diario).

lunes, 24 de septiembre de 2012

Con M de muerte

Creo que la había visto hace mil años en Canal 11. Igual y no. Pero que gran película es Dial M for Murder de Alfred Hitchcock. Filmada en 1954, es la segunda cinta en color del genial realizador británico. El origen teatral de la obra es más que evidente y el propio Hitchcock así quiso hacerlo, para mantener la fuerza de la trama y no tener escenas distractoras. De hecho, el noventa por ciento está filmado en la estancia de la casa en la viven dos de los protagonistas principales, los esposos Wendice: Tony (el gran Ray Milland) y Margot (la bellísima Grace Kelly). La historia de un malvado hombre que al descubrir que su esposa tiene un amante y que piensa dejarlo por él, teme perder la fortuna de ésta y urde un plan para asesinarla por medio de un tipo a quien chantajea. Pero el crimen perfecto falla y... Mejor búsquenla y véanla, es una maravilla (aunque al propio Hitchcock nunca le haya gustado del todo).

domingo, 23 de septiembre de 2012

Dos películas francesas con Denisse

Ayer vino Denisse y se quedó en la casa. Todo muy padre, muy disfrutable. En la noche vimos dos películas francesas. Primero, la estupenda Intouchables (Intocables), dirigida en 2011 por Eric Toledano y Olivier Nakache, basada en la historia real de un multimillonario parisino parapléjico y su cuidador, un inmigrante de origen africano. Interpretada en los dos papeles principales por el gran François Cluzet (el mismo de esa tremenda cinta sobre los celos enfermos que es  L'enfer de 1998) y el fantástico y simpatiquísimo Omar Sy, además de un cuadro de actores estupendo. Intocables mezcla el drama y la comedia con un tono agridulce realmente conmovedor. La historia es muy buena y maneja toda clase de registros. La recomiendo ampliamente. Creo que de hecho la están exhibiendo en los cines de México, con el título de Amigos o algo así.
  También vimos L'amour c'est mieux a deux (El amor es mejor entre dos), una comedia romántica a la francesa, de 2010, muy graciosa que cuenta las historias de amor y enamoramiento de varios personajes. La trama principal es la de un tipo que ha fracasado en todas sus relaciones porque, según él, para tener éxito con una pareja, las personas deben conocerse por azar. De ahí se derivan una serie de confusiones y malos entendidos muy chistosos. De igual manera, no dudo en recomendarla.

sábado, 22 de septiembre de 2012

La desatinada izquierda


Adolfo López Mateos, ¿de extrema izquierda?
Fue Alfonso Corona del Rosal, dirigente del Partido Revolucionario Institucional, quien en 1960 acuñó el término “atinada izquierda”, al tratar de definir políticamente al gobierno del entonces presidente Adolfo López Mateos. Poco después, el propio López Mateos (quien por cierto era originario del Estado de México) profundizó (es un decir) aquella idea al declarar que “mi gobierno es, dentro de la Constitución, de extrema izquierda”. Órale.
  El caso es que eso de la atinada izquierda se manejó por algún tiempo, hasta que llegó Gustavo Díaz Ordaz y el gobierno pasó a ser no sólo de atinada derecha sino de derecha extrema.
  ¿Qué es lo que tenemos hoy en el espectro de lo que muchos siguen llamando izquierda? Lo que yo veo es una confusa mezcolanza de intereses facciosos, ansiedad de poder, grupos contrapuestos, desunión vocacional, desconfianzas mutuas, golpes bajos, incultura política; pero de ideología, nada.
  Tenemos a una desatinada izquierda sin postulados reales, sin programa y sin principios, desenraizada de la clase trabajadora, sin una organización política estructurada y sin la menor certeza de hacia dónde se dirige. Una izquierda desatinadísima que ha sido cooptada por ex priistas y por políticos carentes de un historial militante dentro de la gauche nacional.
  Los verdaderos ideólogos de izquierda son vistos como apestados por su postura crítica ante, por ejemplo, el lopezobradorismo. De ese modo, gente de los alcances intelectuales de Roger Bartra, José Woldenberg, René Avilés Fabila, Luis González de Alba, Marcelino Perelló y otros, todos ellos de amplia raigambre progresista, no sólo son ignorados por los actuales jerarcas de la “izquierda”, sino que incluso se les desprecia y son considerados como apóstatas y, en el colmo de la oligofrenia y la estulticia, como… ¡derechistas!
  Padecemos a una desatinada izquierda. Lo que urge es una izquierda real, auténtica, moderna, liberal, progresista, generosa, imaginativa, desprejuiciada, culta, civilizada. Una izquierda con adjetivos.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).

viernes, 21 de septiembre de 2012

Georgie

Este viernes, Jorge, mi hermano, hubiese cumplido cincuenta y un años de edad. Nació un día como hoy de 1961. Por desgracia, falleció el 26 de abril de 2008 y vio malograda su vida. Lo recuerdo con amor en esta fecha. Mi hermano menor, a quien Sergio, mi otro frère, alcanzó hace dos años. Sé que están juntos y se que desde donde se encuentran nos ven y nos cuidan. Los extraño, a pesar de nuestras absurdas diferencias. Je t'embrace, Georgie.

jueves, 20 de septiembre de 2012

La historia de Dewey Cox

No sabía de esta película dirigida por el poco conocido Jake Kasdan, pero me pareció muy buena y muy disfrutable, llena de guiños por demás divertidos (sobre todo para quienes conocen al menos lo básico sobre la historia del rock). Walk Hard: the Dewey Cox History (2007) es una falsa biopic que narra la vida de un supuesto ídolo del rock y el country (digamos una especie de Johnny Cash) desde su niñez hasta su muerte, a los setenta y tantos años. El filme cuenta con un cuadro de actores fabuloso, encabezado por el gran John C. Reilly en el papel de Dewey Cox y complementado con la aparición de actores e invitados como Jenna Fisher (de The Office), Kristen Wiig (Saturday Nigh Live), Tim Meadows (SNL), Chris Parnell (SNL), Simon Helberg (The Big Bang Theory), Harold Ramis (director entre otras de las estupendas Groundhog Day y The Ice Harvest), Craig Robinson (The Office), Jack White (¡como Elvis Presley!), Jack Black (como Paul McCartney), Paul Rudd (John Lennon), Justin Long (George Harrison), Jason Schwartzman (Ringo Starr)... y como ellos mismos: Eddie Vedder, Jackson Brown, Jewel, Lyle Lovett, The Temptations y otros.
  Hay grandes momentos y partes paródicas geniales (como la de Dewey Cox al proclamarse mejor que Bob Dylan) o el gag recurrente de las drogas. En fin, una cinta muy recomendable. Se puede ver en Netflix y supongo que se puede conseguir en DVD. Si les gustan el rock y sus referencias, no dejen de verla.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Dos entrevistas

Ana Cristina.
A las once de la mañana, vino Ana Cristina Blumenkron para hacerme una entrevista sobre la película de Led Zeppelin que se estrena en octubre próximo. Fue una charla medio extraña, pero muy divertida. Es la segunda vez que viene a entrevistarme. Me cae muy bien.
  Ya como a la una, vino Viridiana Villegas, una reportera de la sección de cultura de El Financiero, para entrevistarme sobre mi libro Cerca del precipicio / El señor Fantasía y otros 24 deja vu que me hizo el favor de editar Víctor Roura y que está por aparecer publicado. Me cayó súper bien, además de que había leído el volumen completo y sus preguntas fueron muy buenas y con pleno conocimiento de causa.

Viridiana.

  Casi al final llegó el fotógrafo Braulio Tenorio y me hizo varias fotos en el depto y en los pasillos del edificio. Quedó en mandarme algunas para mi egoteca personal.
  Dos entrevistas buenas y muy diferentes entre sí.
  Tan diferentes como las entrevistadoras.

martes, 18 de septiembre de 2012

Una foto fantástica

Algunos de los integrantes del movimiento surrealista en una foto que debe ser de los años veinte del siglo pasado. Ahí podemos ver, de izquierda a derecha, a Tristan Tzara, Paul Eluard, André Breton, Jean Arp, Salvador Dalí, Yves Tanguy, Max Ernst, René Crevel y Man Ray. Una maravilla.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Un poema del gran Renato Leduc


Así como fui yo, así como eras tú,
en la penumbra inocua de nuestra juventud
así quisiera ser,
mas ya no puede ser.
Como ya no seremos como fuimos entonces,
cuando límpida el alma trasmutaba en pecado
al más leve placer,
Cuando el mundo y tú eran sonrosaba sorpresa.
Cuando hablaba yo solo dialogando contigo,
es decir, con tu sombra,
por las calles desiertas,
y la luna bermeja era dulce incentivo
para idilios de gatos, fechorías de ladrones
y soñar de poetas.
Cuando el orbe rodaba sin que yo lo sintiera,
cuando yo te adoraba sin que tú lo supieras
-aunque siempre lo sabes, aunque siempre lo sepas-
y el invierno era un tropo y eras tú primavera
y el romántico otoño corretear de hojas secas.
Tú que nunca cuidaste del rigor de los años
ni supiste el castigo de un marchito ropaje;
tú que siempre tuviste los cabellos castaños
y la tersa epidermis, satinado follaje.
Tus cabellos castaños, tus castaños cabellos
por volver a besarlos con el viejo fervor,
vendería yo la ciencia que compré con dolor
y la tela de araña que tejí en sueños.
Así como fui yo, así como eras tú,
en la inconciencia tórrida de nuestra juventud,
así quisiera ser,
mas ya no puede ser…

domingo, 16 de septiembre de 2012

Dos años sin Sergio

El tiempo pasa volando. Ni duda cabe. Dos años hace ya que Sergio nos sorprendió con su muerte, aun cuando, al parecer, a él no lo sorprendió tanto. Dos años de haberse ido, aunque para mí son casi seis años de ya no verlo. Asuntos tristes de familia. Lo añoro, lo extraño..., pero lo tengo cerca. Mucho más cerca ahora que en aquellos tristes días que sobrevinieron al 2006 de infausta memoria. Dos años pues. El tiempo vuela.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Morena, ¿la Nueva Jerusalén de las izquierdas?


De tiempo atrás se veía la intención de Andrés Manuel López Obrador de convertir a su Movimiento de Regeneración Nacional en un partido político y el momento llegó finalmente. AMLO se va del PRD, se despide del PT y de Movimiento Ciudadano (o como se llame mañana) y tiene, para él solito, su propio y muy lucrativo juguete: Morena.
  ¿Cómo será ese nuevo partido? Aun desde los terrenos de lo especulativo, no es tan difícil vislumbrarlo. Por lo pronto, será un organismo autocrático, caudillista, populista, verticalista, moralista y de profunda raigambre seudo religiosa. En ese sentido, creo que se parecerá mucho a lo que hoy sucede en ese surreal poblado que es Nueva Jerusalén, municipio de Turicato, en Michoacán.
  Como se sabe, ahí no hay más autoridad que la de un sujeto alucinado que se dice obispo y se hace llamar Martín de Tours. El religioso es seguido por un grupo de fanáticos que obedece sus órdenes a pie juntillas y lo venera como único dueño de la verdad revelada. Para ellos, la palabra de su líder es sagrada y no importa cuan absurdo pueda ser lo que disponga, sus devotos lo seguirán ciega y rijosamente. Nadie puede cuestionar al obispo y quienes se atreven a hacerlo, de inmediato son considerados como enemigos y enviados del demonio. Fanatismo total. Maniqueísmo absoluto. Una sola visión de las cosas. El mundo en blanco y negro.
  ¿Exagero al pensar que el partido Morena pueda parecerse a la comunidad fanática de Nueva Jerusalén? Si recordamos la manera obcecada como los seguidores duros de López Obrador han respondido durante los últimos años ante cada ocurrencia de su Tata, yo no encuentro demasiadas diferencias. Desde el “fraude” de 2006 hasta la “imposición” de 2012, los dichos del tabasqueño son dogmas para su feligresía.
  Por eso vislumbro a Morena como un partido objetivamente retardatario, ultraconservador, reaccionario y totalmente alejado de lo que de manera ideal representa el concepto de izquierda.
  ¿Será que nos esperan seis años de alguien a quien podríamos llamar Andrés Manuel de Tours?

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).

viernes, 14 de septiembre de 2012

Un poema triste de Oliverio Girondo


Llorarlo todo,
pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz,
con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo,
por la boca.
Llorar de amor,
de hastío,
de alegría.
Llorar de frac,
de flato, de flacura.
Llorar improvisando,
de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Lo confieso: soy un fresa


Cuando supe que este número de Marvin tendría como tema central los estados alterados, me alarmé un poco. ¿Qué significa tal cosa de manera específica? En lo primero que pensé fue en la película Altered States que dirigió en 1980 ese efectista y sobrevaloradísimo director británico que es Ken Russell, con William Hurt en el papel de un científico que realiza diversos experimentos para comprobar su teoría de que todos los estados de conciencia son tan reales como la realidad de todos los días. Recuerdo haberla visto en un video de formato Beta. La cinta es bastante alucinante (¿o será mejor decir alucinada?), pero su tesis resulta tan barata como la mayor parte del cine de Russell.
  ¿Cómo abordar entonces, desde una perspectiva personal, el tema de los estados alterados? No tenía idea. Porque, a decir verdad, muy pocas veces he vivido una experiencia de ese tipo. Sí, debo confesarlo: soy un tipo de lo más fresa. Podrán pensar que trato de curarme en salud, pero jamás he probado drogas químicas o naturales, más allá de las cuatro o cinco veces en que a lo largo de mi ya no tan corta vida llegué a fumar marihuana y de las cuales en dos no me hizo efecto, en una se me cruzó con vino tinto (y más que entrar en un estado alterado sentí que se me iba la vida, debido a una sensación horrorosa que según algunos amigos expertos en el tema se conoce como la pálida) y en dos digamos que sí me alteró el sentido de la realidad: la primera, a los catorce años –mi primera vez con Juanita–, fue bastante placentera y me permitió descubrir a uno de los grupos de rock que más amo: Traffic y su disco Last Exit de 1969. La segunda, hará unos cuatro años, cuando después de aspirar junto con una amiga una pipita con yerba, tuvimos la mala ocurrencia de ir al cine. Nos fuimos caminando y mi percepción del tiempo se vio tan alterada que el recorrido de una cuadra me pareció una eternidad. Luego, al entrar a la sala cinematográfica, la oscuridad me resultó tan aplastante que me quedé paralizado y mi amiga tuvo que llevarme del brazo hasta mi asiento, donde pasé la mitad de la función en la paranoia de imaginar cómo demonios iba a regresar a mi casa al término de la función. No me da vergüenza contarlo. Más vergüenza me provoca confesar cuál película fuimos a ver esa tarde: la malísima Sex and the City. Les digo que soy un fresa.
  Pero fuera de eso, no sé lo que son la cocaína, las tachas, el peyote, los hongos, los ácidos, el crack, etcétera. Tampoco me interesa saberlo, para ser sincero. Si a eso le sumamos que por alguna extraña razón a mí el alcohol casi no se me sube, por más que beba, pues tampoco sé lo que es un estado alterado debido a los influjos etílicos.
  Creo que mi verdadero enfrentamiento con los estados alterados, más que con sustancias, tiene que ver con eso que llamamos enamoramiento. El enamoramiento obsesivo sí que me ha colocado en situaciones en las cuales mi conciencia ha sufrido un grado de alteración tal que he sido el hombre más feliz del mundo (pocas veces) o el más desdichado (muchísimas más). Esto se acentuó en forma patológica cuando me volví shakespeareanemente celoso. No hablo de los celos “normales” (si es que semejante cosa existe), sino de esos celos que se meten hasta los huesos, devoran las entrañas, envenenan la mente, distorsionan la realidad y convierten a nuestra vida en una sucursal del  infierno. Uno entra entonces en un estado de alteración brutal, en el que la paz interior brilla por su ausencia y el sosiego desaparece. Lo peor es que los celos no sólo afectan al celoso, sino al objeto de su “enamoramiento”, a quien se suele acosar de modo irracional.
  Solemos confundir al enamoramiento con el amor. Gran equivocación. Porque mientras el amor es generoso y quiere la felicidad de la otra persona, el enamoramiento es egoísta y sólo busca la felicidad propia, sin conseguirla casi jamás.
  Hace cuando menos cinco años que pude dejar de ser celoso (cómo lo hice, sería materia de una columna entera). Pero sé bien que se trata de un estado alterado de conciencia. Un muy mal estado. Seas fresa o no.

(Publicado este mes en mi columna "Bajo presupuesto" de la revista Marvin).

martes, 11 de septiembre de 2012

Yo vi a la encuerada de Avándaro


En agosto de 1971 yo tenía dieciséis años. Durante los meses previos había estado escuchando en la radio (sobre todo el Radio Éxitos) y la televisión (en el programa La onda de Woodstock que producía ¡Jacobo Zabludovsky!) toda la promoción acerca del Festival de Rock y Ruedas que se llevaría a cabo en Avándaro, Valle de Bravo, en el Estado de México. Moría de ganas de ir, pero veía pocas posibilidades de hacerlo.
  Medios impresos, como las revistas Pop y México Canta, hablaban maravillas de las bandas que ahí se presentarían y que en ese entonces gozaban de gran popularidad. El Ritual, El Amor, Peace and Love, Bandido, Three Souls in My Mind, La Tinta Blanca. En fin, todos teníamos ganas de acudir a la gran tocada y no por la carrera de coches que también se anunciaba, sino por ese festival que de alguna manera reproduciría, a nivel mexicano, lo que dos años antes había acontecido en Woodstock.
  Todavía el viernes 10 de septiembre, por la mañana, no sabía si podría ir. ¿De dónde iba a sacar los veinticinco pesos que costaba la entrada? ¿Cómo me iría, si tampoco tenía lana para pagar el autobús a Toluca y el camión a Valle de Bravo? Todo sucedió entonces de manera vertiginosa, intempestiva: mi primo Gustavo García Arróyave y un amigo de nombre Víctor Michel (con quien ningún parentesco me unía) me propusieron irnos en la camioneta del segundo. Acepté de inmediato. No sé cómo demonios pude convencer a mi mamá de que me dejara ir y me prestara (es un decir) treinta pesos. La cosa es que lo conseguí y a las seis de la tarde partimos rumbo al idílico encuentro rocanrolero.
  Viaje sorprendentemente rápido y tranquilo. Antes de las diez de la noche estábamos en los terrenos del festival. Emocionados, empezamos a recorrer el lugar. Miles de jipitecas poblaban la noche frente al gran escenario. No dormimos. Vagamos por aquí y por allá y así nos sorprendió el amanecer.
  En la mañana del sábado 11, aquello era alucinante. Decenas de miles de chavos y chavas cubrían la amplia explanada silvestre que se extendía frente a nuestros ojos. Yo que en ese tiempo me sentía hippie, que traía mi larga greña, que creía en el lema “paz y amor” y que aborrecía al “sistema”, me sentía feliz de estar ahí, con tantos “hermanos y hermanas”. En algún momento me interné en el bosque y me crucé ¡con Carlos Baca!, director de México Canta y una especie de gurú para todos los que leíamos sus siempre “alivianados” textos. Recuerdo que cruzamos sonrisas y me sentí realizado.
  La vigilancia resultaba discreta. Algunas parejas de soldados recorrían el sitio muy afables y, según se decía, incluso repartían cigarros de marihuana a discreción. En esa época yo practicaba el vegetarianismo, pero respecto a las drogas era fresísima y nada me metía (costumbre que he mantenido hasta la fecha, como bien les consta a mis amigos).
  Mientras tanto, en el escenario se presentaba una versión fonomímica y bastante aburrida de la ópera rock Tommy de los Who, por parte de una compañía teatral de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. El sol pegaba a plomo. No recuerdo qué hicimos hasta el anochecer, hora en que dio inició propiamente el festival. Abrieron los Dug Dug’s, siguió Epílogo y luego vino La División del Norte. Fue con esta banda que ocurrió el instante más memorable: la aparición de la famosa encuerada de Avándaro.
  Recuerdo bien el momento. Sin decir agua va, los reflectores del escenario apuntaron hacia uno de los camiones de Telesistema Mexicano (hoy Televisa) e iluminaron a una diminuta (desde donde yo me encontraba) chavita que bailaba en playera blanca y pantalones azules. De pronto, se despojó de la prenda superior y mostró sus pequeños pechos. Luego se quitó el pantalón y quedó en braguitas (rojas), mismas que ante los gritos desaforados de la multitud se bajó y volvió a subir en un movimiento que duró si acaso dos segundos. Eso bastó para volverla mítica.
  Es lo último que recuerdo del festival. Llevaba más de treinta horas sin pegar el ojo y decidí irme a dormir “un ratito” a la camioneta. Desperté como a las diez de la mañana del domingo 12. Mis compañeros se burlaron de mí por todo lo que me había perdido. Ni caso tenía lamentarlo. Ya no vi a Peace and Love, al Three Souls, a... Ni hablar.
El regreso fue lentísimo, a vuelta de rueda prácticamente hasta Toluca. Pero a final de cuentas me sentí muy satisfecho. Sí, me quedé dormido y me perdí a varias bandas…, ¡pero pude ver a la encuerada de Avándaro!

(Texto publicado en septiembre de 2011 en la sección El ángel exterminador de Milenio Diario).

lunes, 10 de septiembre de 2012

Algo muy poco conocido de Woody Allen

Hasta donde se sabe (o hasta donde más de un experto cree saber) y a pesar de la gran influencia que su cine ha tenido en ellos, Woody Allen jamás ha aparecido en uno de esos programas de comedia de televisión a los que se conoce como sitcoms (es decir, emisiones tipo Seinfeld, Friends, The Big Bang Theory o Two and a Half Men, para nombrar algunas de las más conocidas). Sin embargo, "algo" de él salió una vez: su voz. En efecto, en 1997, en el capítulo "My Dinner with Woody" de la segunda temporada de la serie Just Shhot Me, en la escena final se escucha la voz real de Allen al hacer una llamada telefónica a Maya (Laura San Giacomo), uno de los personajes principales de esta divertida serie que trataba sobre la vida al interior de una revista de modas.
  El capítulo es en sí un homenaje a Woody Allen y muy especialmente a su película Annie Hall (1977) y en el mismo participa el actor Ed Crasnick, quien hace una imitación fantástica del buen Woody. Para los verdaderos seguidores del autor neoyorquino, comparto aquí, en dos partes, "My Dinner with Woody". Que lo disfruten.

 

domingo, 9 de septiembre de 2012

Raquel se casa

Cinematográficamente, es como mezclar la sobriedad de Interiores (1978) con la filmación nerviosa de Maridos y esposas (1992), ambas de Woody Allen. Sin embargo, esta insólita cinta de Jonathan Demme (sí, el mismo de El silencio de los inocentes y Philadelphia, así como de las divertidas comedias ochenteras Algo salvaje y Casada con la mafia) no es en absoluto una copia del cine alleniano, sino una pequeña joya, un melodrama familiar durísimo y sensible que conmueve y no puede dejar indiferente al espectador.
  La historia de una bella modelo junkie, a quien dejan salir de la clínica de recuperación donde está internada, para asistir a la boda de su hermana, resulta en una serie de pequeños eventos que sacan a relucir viejos rencores y terribles traumas. Es una cinta tan incómoda como entrañable, con actuaciones  contenidas y momentos de extraña ironía. Anne Hathaway está estupenda en el papel de Kym, la modelo, pero igualmente destacan las actuaciones de Rosemarie DeWitt, Bill Irwin, Debra Winger y hasta Tunde Adebimpe, sí, el vocalista de TV on the Radio.
  Aparte del drama de esa familia terriblemente disfuncional, cabe mencionar el retrato de costumbres de algunos sectores de la clase media alta del noreste estadounidense, una sociedad diversa pero integrada, multicultural, tolerante, liberal, pero en la que la doble moral sigue imperando. Todo la escena de la boda es reveladora de esto, con las distintas razas representadas en los sofisticados invitados, muchos de ellos derivados directos o indirectos de la lejana cultura hippie de los años sesenta del siglo pasado.
  Rachel Getting Married (2008) es un filme muy bueno, muy interesante y, por supuesto, muy recomendable.

sábado, 8 de septiembre de 2012

¿… y el estallido social, apá?


A estas alturas de la microhistoria, yo esperaba que la ciudad estuviese tomada por decenas de miles de rebeldes armados, que el Palacio Legislativo ardiera en llamas, que la sede del PRI yaciera en ruinas, que Reforma padeciera otro revolucionario plantón y que Palacio Nacional hubiese sido bombardeado (al menos a jitomatazos).
  Para estos momentos, yo veía al inefable AMLOver convertido en presidente legítimo por segunda-ocasión-segunda y ya instaladazo en Los Pinos, a los comandantes Monreal y Zambrano como mandamases de todas las zonas militares, a la comisaria Sheinbaum encerrando en los reclusorios a todo antipejista contrarrevolucionario que se cruzara en su camino y a la compañera Aristegui como flamante vocera del nuevo gobierno de izquierdas.
  Yo imaginaba que para hoy, sábado 8 de septiembre de 2012, La Jornada y Proceso serían los únicos medios periodísticos permitidos como órganos oficiales del régimen progresista, mientras que El Universal, La Razón, Excélsior, La Crónica, Radio Fórmula y, por supuesto, Televisa y Milenio ya habrían sido clausurados y sus opinadores debidamente puestos tras las rejas por las milicias juveniles y moralizadoras del #Yo Soy 132.
  O sea, ¿qué diantres sucedió con el estallido social, si ya era prácticamente un hecho y sus profetas habían realizado la crónica de un levantamiento anunciado? ¿Dónde están las huestes del pueblo bueno e indignado que desde el México bronco arrasarían con los enemigos de la democracia y llevarían a la presidencia al Tata Obrador?
  Me siento decepcionado, porque yo esperaba escribir, desde la clandestinidad, una crónica literaria tipo Diez días que estremecieron al mundo de John Reed y nada. El famoso estallido social quedó peor que globito desinflado.
  Falta ver qué propone Andrés Manuel mañana en el Zócalo, aunque ya adelantó que sólo propondrá una resistencia civil pacífica. Nada de estallido social, pues. Quizá les diga a los suyos, mientras señala al Palacio Nacional: “Mijos: algún día, todo esto será suyo” y no faltará alguno que le pregunte: “¿… y la Cheyenne, apá?”.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

viernes, 7 de septiembre de 2012

La marcha de Radetzky


Nunca había leído al escritor polaco-austrohúngaro Joseph Roth y ahora veo de lo que me había perdido. Aunque tengo desde hace años un par de novelas suyas (ésta y Confesiones de un asesino), jamás me había nacido leerlas y fue un poco por casualidad que llegué al autor. Me hice amigo en facebook de Andrea Bravo Paz un día que mencionó a Philip Roth (quien nada tiene que ver con Joseph, salvo el apellido y el origen judío) y de pronto me preguntó si había yo leído al otro Roth. Le dije que no y me recomendó su novela La leyenda del santo bebedor, pero como no la tenía y aún no la tengo, busqué en mi biblioteca La marcha de Radetzky (Bruguera) y leí las primeras páginas. Me atrapó y la adopté para leerla toda. Hoy que la he terminado, puedo decir que fue una decisión muy afortunada.
  El libro narra la saga digamos antiheroíca de los Trotta, una familia de origen campesino cuyos integrantes, por un azar del destino, se convierten en nobles por la gracia del emperador austriaco Francisco José. En efecto, durante la batalla de Solferino (1859), entre las fuerzas austriacas y francesas, el teniente Joseph Trotta le salva la vida de manera un tanto burda y circunstancial al aún joven soberano y este acto de heroicidad hace que el humilde soldado sea ascendido a capitán y nombrado barón, título que heredarán su hijo y su nieto.
  La novela sigue la historia de las tres generaciones de la mediocre familia, al tiempo que vamos viendo la decadencia del Imperio Austro-Hungaro, hasta la muerte del emperador (quien por cierto era el hermano mayor de Maximiliano de Hapsburgo) en plena Primera Guerra Mundial. Más de medio siglo recorre el relato y lo hace con un estilo impecable, directo, ameno, atento a los detalles del entorno, pero también a los rasgos psicológicos de los diversos personajes que van surgiendo y desapareciendo. De pronto, aparece una finísima ironía. Roth sabe burlarse con elegancia de aquel mundo lleno de falsedad, hipocresía y doble moral.
  Lo del título se debe a que la “Marcha Radetzky” de Johann Strauss (ver video) aparece como un leit motiv en varias partes del libro, al ser interpretada por diversas orquestas o bandas militares y resulta muy significativa para los tres Trotta.
  Una novela mayúscula, fascinante, muy entretenida y absolutamente recomendable.

jueves, 6 de septiembre de 2012

El libro de las mariposas

El título es sólo para justificar esta bella y simbólica imagen. Fue un día muy tranquilo, con poco que mencionar. Mejor la ilustración. Buena noche.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

El origen de la revista Spleen

Video documental sobre los orígenes de la revista Spleen (dar clic aquí para ingresar a su sitio) que hoy reaparece para el solaz de muchos.

martes, 4 de septiembre de 2012

Cantar en inglés (y II)


Descartes a Kant.
Afirmaba en mi anterior colaboración mi desacuerdo con que los grupos mexicanos de rock canten en inglés, pero separaba esto del hecho de que la música de algunos de quienes así lo hacen posee buena calidad. Por ello mencionaba cuatro ejemplos, de los cuales sobre uno (Le Butcherettes) ya hablé hace ocho días. Toca el turno a los otros tres.
  1. Descartes a Kant es un sexteto surgido en Guadalajara hace más de una década que propone una explosiva y efectiva mezcla de géneros que abarcan desde el noise core hasta el electroclash con aderezos de punk, surf, pop, hip-hop y música de cabaret, entre otros. Sus canciones son verdaderos collages musicales muy bien ejecutados e interpretados. Con dos discos hasta el momento –Paper Dolls (2007) y el flamante Il Visore Lunatique (2012)– ofrece una propuesta muy interesante a la que, debo admitirlo, no me imagino cantada en español.
  2. Red Burning Mustangs nació en Pachuca, Hidalgo, en 2006, y se estableció recientemente en el Distrito Federal. La suya es una música muy apegada a los cánones del rock más puro y directo, con influencias del blues, el garage y la psicodelia. Con dos EP en su haber –Firebird (2008) y On the Run (2010) –, por suerte, no suena a eso que algunos llaman rock urbano y hay en sus composiciones un buen gusto que resulta difícil de encontrar en la mayoría de las agrupaciones nacionales.
  3. Conformado por los muy jóvenes (apenas diecisiete años) José Solé y Santiago Gómez, el dueto defeño Little Ethiopia sorprende por la calidad de su sonido post punk que recuerda a grupos como Foals, Surfer Blood, The Drums, The Antlers o The xx, con esa música lo-fi un tanto austera, intimista, de percusiones programadas, instrumentaciones digitales, armonías vocales y cierto dejo melancólico muy apegado a la melodía. Indie electrónico suele llamársele también. Con poco más de un año de existencia, el dúo logró presentarse en el festival Corona Capital 2011 y grabó ya su primer EP. Harían bien en explorar las posibilidades de cantar en español.
  Cantar en inglés o no cantar en inglés, he ahí el dilema. Que cada grupo o solista lo resuelva.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" en la sección ¡Hey! de Milenio Diario.

lunes, 3 de septiembre de 2012

The Velvet Underground


Pocas agrupaciones tan oscuramente influyentes como The Velvet Underground. Mientras los Beatles, los Rolling Stones, Led Zeppelin, Pink Floyd y hasta Nirvana fueron fenómenos masivos que lograron una abierta penetración entre las masas de escuchas, el cuarteto conformado por Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker siempre mantuvo una especie de bajo perfil, de discreto comportamiento. Grupo de culto si los hay, el Velvet surgió como una banda de élite, para francas minorías. Su música no fue fácilmente comprendida en un principio y de hecho su relativa popularidad comenzó cuando el proyecto ya no existía. De ahí en adelante, fue creciendo poco a poco, como una peculiar bola de nieve, aunque en este caso la nieve tenga otra connotación muy ajena a la inocencia. Drogas, sadomasoquismo, sexo, homosexualidad, crímenes, sordidez: he ahí algunos de los temas que tocaba el grupo en sus letras, siempre acompañadas por una música que coqueteaba con el minimalismo. La historia del Velvet Underground resulta fascinante y en ella se entrecruzan personajes y circunstancias que le dan un cariz de novela negra. Ahí están Andy Warhol y The Factory, la enigmática Nico, el Nueva York de mediados de los sesenta, el arte pop, el cine experimental, las drogas -siempre las drogas- y el sexo –siempre el sexo. Hoy día, géneros como el punk, la new wave, el goth, el noise y otros serían inimaginables sin la existencia del Terciopelo Subterráneo. De ahí la importancia de retomar su legado, de volver a escuchar su música, de dejarse envolver por la negra magia de “Venus in Furs”, “I’m Waiting for the Man”, “Sweet Jane”, “Heroin”… Pocas agrupaciones tan oscuramente influyentes como The Velvet Underground. Bendito sea su maldito influjo.

Prólogo que escribí para el Especial de La Mosca No. 29, publicado en abril de 2006

domingo, 2 de septiembre de 2012

Una antigua entrevista a Woody Allen

De manera incidental me topé con este documental, producido en Francia en 1979, en la época en que Woody Allen filmó maravillas como Annie Hall, Interiors y Manhattan. Los franceses siempre lo han valorado mucho más que los estadounidenses (lo cual me parece lógico: no hay comparación entre la sensibilidad para el arte de unos y otros). De hecho, en esa época, con su aspecto de intelectual sesentero, Allen parecía más un intregrante de la nouvelle vague que un director avecindado en Nueva York. Como sea, este filme-entrevista de una hora es un claro ejemplo de la veneración que los galos comenzaban a tenerle al gran Woody, misma que persiste en la actualidad. Sé que verlo completo (está en inglés y con subtítulos en francés) es algo que sólo harán los verdaderos seguidores del realizador, pero como yo soy uno de ellos desde hace varias décadas, quise subirlo para tenerlo a la mano. Qué maravilla que YouTube haya ampliado la duración de los videos (me acuerdo cuando no se podía pasar de los quince minutos). Magnífico.
  En fin, disfruten de esta joya.

sábado, 1 de septiembre de 2012

¡E-e-e-eso es todo, amigos!


Cayó el telón. El Tribunal Electoral dictó sentencia en el “juicio madre” y rechazó las impugnaciones del llamado Movimiento Progresista, al considerarlas débiles, infundadas, sin sustento, insuficientes, en una palabra: chafas, cosa que ya sabíamos todos, incluidos los que presentaron las “pruebas”. Es ahí dónde me surge la pregunta: ¿por qué los partidos de la desatinada izquierda trataron de sustentar su demanda de nulidad de la elección con elementos tan poco creíbles, fantasiosos, algunos rayanos en lo ridículo y otros prácticamente inventados? Digo, me imagino que cuentan con su grupo de abogados y estos tenían que saber que todo ese rollo de Soriana, Monex, los animalitos, las gorras y el trapo no iban a demostrar cosa alguna. ¿Entonces?
  Tampoco creo que Ricardo Monreal, Jesús Zambrano, Raymundo Cárdenas o el propio Andrés Manuel sean tan ingenuos como para concebir la posibilidad de que sus pruebitas convencieran a los magistrados y además pensaran que la mayoría de la gente se iba a tragar el cuento. Semejantes políticos, viejos lobos de mar todos ellos, algunos con un pasado priista que se les sale como una cola por debajo del pantalón, tipos con esa malicia sabían muy bien lo que hacían y que todo era una puesta en escena de cuarta para jugar a su muy gustado papel de víctimas.
  Al parecer, López Obrador se dispone a repetir el numerito de hace seis años y Peña Nieto pasará a ser su nuevo espurio. Lo que no se sabe es si el PRD y el PT, si Ebrard y Mancera, van a pintar al fin su raya y dejarán solo a don Peje en su lucha eterna contra la injusticia planetaria que siempre hace complots en su contra. Todo indica que los radicales que amenazan con el famoso estallido social se sumarán al caudillo y que éste no cumplirá su promesa de retirarse a su ranchito chiapaneco de sonoro nombre.
  A pesar de esto y como diría Porky: “e-e-e-eso es to…, e-e-e-eso es to…, e-e-e-eso es todo, amigos”. La elección del 2012 quedó legalmente cerrada y una nueva etapa empieza para el país. Para mí, cansado como muchos ya de tanto ruido, se trata de una buena noticia.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).