sábado, 23 de junio de 2012

De todos modos va a ganar el PRI

Tres largos meses de campañas electorales se acercan a su fin (¡bendito sea!). Han sido tres meses desgastantes, de ánimos destemplados, de nervios crispados, de posiciones no sólo contrapuestas sino incluso peligrosamente beligerantes (sobre todo en las delirantes redes sociales). Todo ese estruendo se acerca a su final, al menos por esta elección, aunque ya se aproximan otros negros nubarrones con amenaza de vientos huracanados, en forma de protesta post electoral, los cuales tal vez se vean amainados por la sensatez y la prudencia de los sectores más moderados del llamado Movimiento Progresista.
  En unos días se darán a conocer las últimas encuestas y entraremos en un periodo de tensa calma (de reflexión, lo llama el IFE) que durará escasas setenta y dos horas, antes del día cero, ese 1 de julio de tantos tan anhelado y al mismo tiempo tan temido.
  Las cartas parecen estar echadas y salvo que ocurra algo en verdad espectacular, algún acontecimiento insólito, dos de las elecciones están  resueltas de antemano: la de jefe de gobierno del Distrito Federal y la de presidente de la República.
  Esta última es la que más olas ha levantado, cuando en realidad no debería ser así, ya que, de una u otra manera, cualquiera que sea el triunfador (en el supuesto de que los dos segundos lugares tengan alguna oportunidad aún) carga sobre sus hombros con el mismo pecado original de sus otros contendientes: el de la cultura priista.
  Esto es obvio decirlo en el caso de los candidatos Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, de orgulloso y vergonzante origen tricolor respectivamente. Ambos son perfectos priistas. En el caso de Josefina Vázquez Mota, las cosas no resultan tan distintas. El PAN cada vez se parece más al PRI en muchos aspectos (quizá demasiados) y en cuanto a Gabriel Quadri (el candidato Quadro, diría doña Chepina), pues ya sabemos de dónde salió su singular patrocinadora.
  No deberíamos por tanto dar tantos brincos, estando el suelo tan parejo. A final de cuentas, no hay razón para que nos confundamos: gane quien gane, de todos modos va a ganar el PRI.

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