sábado, 10 de marzo de 2012

Chente Fox y el puritanismo idiomático*

Dado que seguimos en plena y aburrida etapa de intercampañas y de engarróteseme ai, el calmo panorama político se presta para hablar de cosillas de las cuales, en otras circunstancias, quizá no haríamos mucho caso. Como del estupendo artículo de Ignacio Bosque “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”, publicado el fin de semana pasado en el diario español El País y al cual se refirió este lunes Carlos Marín en su columna El asalto a la razón de Milenio Diario.
  En el texto de marras, Bosque cuestiona el hecho de que por discutibles (y bastante sangronas) cuestiones de corrección política, al hablar y escribir se deba precisar siempre el género, aun a costa de la gramática. Cosas como que en lugar de decir “los alumnos de la UNAM” haya que precisar “los alumnos y las alumnas de la UNAM”, por ejemplo (desde ese punto de vista, el ínclito intelectual inorgánico Vicente Fox fue precursor en México de este tipo de expresiones con su “mexicanos y mexicanas”).
  Al respecto, de tiempo atrás me ha parecido un tanto ridículo que a la mujer que hace poesía se le haya empezado a decir poeta en lugar de poetisa (proveniente del latín poetissa), sólo porque a algunas personas les sonó despectiva la terminación isa y pugnaron por “dignificar” a las hacedoras de poemas llamándolas con el otro término. No repararon, en su ignorancia del idioma, en que el despectivo de poeta es poetastro y que poetisa no significa desprecio alguno, por lo que es tan correcto como decir sacerdotisa (femenino de sacerdote) o profetisa (femenino de profeta). Cierto que por esas presiones en el diccionario de la RAE se define ahora a poeta como “persona que hace poesía” y esto abarca a hombres y mujeres, pero ello no significa que poetisa sea un despectivo (en El libro de estilo de El País, al referirse a la voz “poetisa” se afirma: “Femenino correcto de poeta”).
  En fin, esto es sólo una muestra de la forma como la dichosa corrección política nos lleva a extremos tan absurdos como inquisitoriales. Signo de estos tiempos abominables de puros, puritanos y puristas.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

1 comentario:

Antonio Martínez dijo...

Como ya no están ni Nikito Nipongo ni Antonio Alatorre, nos toca exhibir esas perlas deleznables.