sábado, 4 de febrero de 2012

Mujeres polacas y amorosas (y II)*

El sábado pasado hablaba en este espacio de tres mujeres de la política nacional que en estos momentos se encuentran, para bien o para mal, en el candelero: Alejandra Barrales, Isabel Miranda de Wallace y Beatriz Paredes. Vayamos ahora con otras dos, quizá más notorias aún: Elba Esther Gordillo y Josefina Vázquez Mota.
  Estrechamente ligadas y estruendosamente separadas por los problemas que se dieron entre ambas cuando la segunda fue secretaria de Educación Pública del actual gobierno, la maestra y la precandidata panista se hallan en circunstancias tan difíciles como trascendentes (sobre todo para sus propios intereses).
  Elba Esther se ha convertido en la villana número uno de México, por encima incluso del hasta ahora maloso favorito de las buenas conciencias progres, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari. Nadie quiere acercarse a la jefa máxima del SNTE y ella tiene la urgencia de situarse al lado del candidato con mayores posibilidades de llegar a la presidencia de la república. Eso es al menos lo que se percibe a simple vista. Su rompimiento con Enrique Peña Nieto en apariencia no fue lo mejor para doña Gordillo, a menos que, como dice Andrés Manuel López Obrador, se trate de una mera faramalla para evitarle puntos malos al priista. Todo es posible en la paz y mucho más en la guerra. Tarde o temprano, sabremos cuál es la jugada.
  En cuanto a Josefina, mañana mismo podría decidirse su suerte. Dominante en las encuestas para quedarse con la candidatura del PAN, Ernesto Cordero la tiene en la mira y todo indica que éste y los calderonistas (incluido, claro, el propio presidente Calderón) harán hasta lo imposible por evitar que la autora de Hazme viuda por favor sea la abanderada blanquiazul. Parece que le tuvieran más tirria a doña Chepina que a Peña Nieto y a López Obrador juntos. Aquí, más pronto aún, sabremos también cuál es el nombre del juego.
  Un par de mujeres en serios riesgos políticos que, sin embargo, al final podrían salirse cada una con la suya. ¿Usted por cuál de las dos apostaría?

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

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