sábado, 25 de febrero de 2012

¡Leonardo, aplaca a Felipe!*

Con eso de que nadie sabe nadie supo lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer durante estos vacuos días de intercampañas; con eso de que diputados, senadores, candidatos, partidos, periodistas o simples observadores no tienen la menor idea de qué es posible y qué es factible o qué es realizable y qué de plano no lo es; con eso de que estamos en el más kafkiano limbo político, no hay quien pueda decir a ciencia cierta si la supuesta encuesta que el jueves pasado presentó el presidente Calderón ante los consejeros de Banamex constituye o no un delito de lesa electoralidad (válgaseme el forzado neologismo).
  No sé, pero tengo la impresión de que a don Felipe le está divirtiendo enormidades el desmadre que desató con su ocurrencia y que ha puesto como beatas histéricas a priistas y perredistas y debe tener en un brete a los consejeros del IFE y al presidente de este instituto, mi antiguo compañero en el PMT tlalpeño, Leonardo Valdés (desde el cielo, sentado -obviamente- a la izquierda del Padre, el añorado y siempre sonriente ingeniero Heberto Castillo debe estar botado de la risa).
  Las declaraciones de los escandalizados han sido de antología (me encanta aquello de la “encuesta patito”) y las respuestas de la Presidencia y del PAN para tratar de minimizar los hechos son como para un programa cómico de televisión. Quienes pensaron que la veda de cuarenta y cinco días iba a estar aburrida, no contaban con la astucia del primer mandatario, quien ya le puso el cascabel al gato y provocó que, por ejemplo, López Obrador afirmara que “la mayoría de las encuestas en épocas electorales se hacen a modo, son parte de la propaganda, reflejan lo que el cliente quiere” (imagino que esto incluye a la casa encuestadora que tiene contratada el propio Andrés Manuel y que es la única que lo pone en segundo lugar).
  En fin, que lo que antes fue gris, azul se volvió y ahora buena parte de la clase política le exige al titular del IFE, a una sola voz, que ponga en orden al mismísimo presidente…, antes de que se convierta en presichente: “¡Leonardo, aplaca a Felipe!”.

*Publicado hoy en mi columna "Bajo presupuesto" de Milenio Diario.
  

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