viernes, 17 de febrero de 2012

De la maravilla de ser un gato doméstico

Alguna vez una amiga me preguntó que si fuera yo un animal, de todas las especies del planeta cuál me gustaría ser y sin duda le respondí que un gato doméstico. Ella me dijo que qué fresa era yo, que al menos debería haber elegido ser un gato de arrabal, pero no: mil veces preferiría ser un aburguesado gato casero. Cómo no, si esos felinos se la pasan de maravilla: son altivos, elegantes, no tienen responsabilidades y lo único que hacen es dormir, jugar, observar, meditar y ser alimentados y consentidos por otros. Todo ello sin perder su individualidad y su independencia. Si en algún momento se les ocurre salir y ausentarse por unos días, lo hacen silenciosa y discretamente y se encuentran con más de una gatita con la cual compartir caricias, arrumacos y sexo libre y sin compromisos. Luego regresan para ser bien recibidos y continuar con su vida apacible y sensual. ¿Cómo no querría yo ser un gato de esos?

1 comentario:

Kafei dijo...

Yo quisiera ser un leon.