miércoles, 29 de febrero de 2012

Alain y el día bisiesto

Por la tardenoche, acompañé a mi hijo Alain al doctor. Tenía una molestia que por fortuna resultó de fácil curación. Con nosotros fue Hallet, la novia de Aleno. Fue grato vernos y acompañarnos. Por cierto que hace unos días mi chilpayate mayor subió una foto a su facebook, de cuando tenía unos dos años (o sea que debe ser de 1984 o 1985). Se ve muy bonito, con su traje chino color rojo. La pongo aquí, para adornar este post de día bisiesto (porque hay un 29 de febrero sólo cada cuatro años).

martes, 28 de febrero de 2012

El hombre que mató a Liberty Valance

Nunca había visto esta enorme cinta del no menos enorme John Ford, quien en 1962 dirigió a John Wayne y James Stewart en este western extraordinario, lleno de lecturas, con un guión impecable y una realización asombrosa. La historia del viejo político que regresa a su pueblo, el ficticio Shinbone, para asistir al sepelio de su viejo amigo y rival de amores Tom Doniphon (interpretado por Wayne) y el largo flashback que es la película misma, donde se narra cómo el personaje de Stewart (Ransom Stoddart) trata de llevar el imperio de la ley al aún salvaje oeste norteamericano de fines del siglo XIX, mientras sufre el acoso del temible bandido Liberty Valance (un genial Lee Marvin), azote del lugar. El equívoco sobre la muerte de Valance da lugar a una falsa leyenda que se convierte en modus vivendi y buena fortuna para Stoddart, quien aparte de eso se queda con el viejo amor de Doniphon, la bella Hallie (caracterizada por la gran Vera Miles). Mención aparte merece Edmond O'Brien, en el papel del ebrio periodista Dutton Peabody. Una obra maestra de Ford y una de las grandes películas de la historia del cine

lunes, 27 de febrero de 2012

De Sergio González Rodríguez sobre "Matar por Ángela"

Entré y lo primero que vi fue una angelita: Julieta Venegas, su cabellera larga y su sonrisa de niña. La última vez que la vi estaba en la tina del baño, inmersa en el esplendor de su desnudez. Esa vez también aprendí que ella tiene en la parte interna del muslo izquierdo una huella de nacimiento que la diferencia de todo el género humano y también de su hermana gemela.
 Afuera de la tina, yo la miraba conmovido y ella me devolvía la mirada serena, expectante... desde la eternidad de la fotografía que le tomó su hermana para el número más reciente de la revista Luna Córnea. Julieta Venegas es mil veces mejor en persona que en imagen, como más adelante se sabrá.
 Aquello fue antenoche, cuando acudí a presentar la primera -y estupenda- novela Matar por Ángela de Hugo García Michel -también director de la revista roquera La Mosca- en la Cafrebrería El Péndulo, de Polanco. Una vieja broma de Víctor Roura en la sección cultural de El Financiero había inscrito -en un aviso de este acto literario- mi nombre así: "Sergio González Ramírez".
 Ahí estaba pues, "González Ramírez" en el primer piso de El Péndulo en busca del tiempo perdido, porque la novela Matar por Ángela, colinda con una parte decisiva de mi vida pretérita: habla de roqueros -claro, de los de ahora-, del mundillo de la prensa musical, de la fauna universitaria que consume ilusiones de izquierda y mordisquea libros, canciones, películas, del arquetipo contemporáneo de la muchacha libérrima de veintitantos, de los usos y abusos de semejante autonomía en los corazones y las braguetas de quienes la persiguen. Este último minidrama -el de los amores imposibles entre un hombre maduro y una muchacha- aparece a plenitud en una inmortal canción de José José titulada "Cuarenta y veinte".
 El público asistente procedió a tomar sus lugares, mientras "González Ramírez" se acercaba a saludar al director de Sansores & Aljure Editores, el mismísimo y gentil Jaime Aljure, quien me comenta que pronto lanzará una biografía de José Agustín. En ésas estábamos cuando Hugo me llama y me presenta a mi admirada Julieta Venegas: estoy a punto de -cual quinceañera histérica- saltar a la sección de discos, comprar su compact de nuevo y hacer que me otorgue un autógrafo en éste. Me contiene el recuerdo de Ángela.
 La novela de Hugo García Michel -que es un cuento amoroso y un cuadro crítico de costumbres-, tiene como línea básica las fatigas de un Humberto Gazca -periodista de rock- que insiste hasta el delirio en amar sin correspondencia alguna a una fotógrafa de veinticuatro años, emblema generacional de las mujeres de nuestro fin de siglo: reventada, sensible, implacable en sus apetitos que incluyen a todos menos a su enamorado incondicional, quien está dispuesto incluso a exterminar a sus competidores.
 Matar por Ángela despliega una diversidad de recursos narrativos que incluye diálogos ágiles, descripciones precisas, psicologismos contenidos -como debe ser-, alternancia de registros convencionales con giros extravagantes, aciertos de novela en clave, acertijos literarios, juegos de script fílmico y, sobre todo, una estrategia contundente de ironía, parodia, humor de primer nivel.
 Matar por Ángela es un artefacto múltiple que me parece la máxima cualidad de una novela. Como novelista, Hugo García Michel sabe establecer una interlocución de extremo respeto con el lector: logra insertarlo en su trama hasta que éste se rinde seducido por la fluidez de la novela, en que destaca, de principio a fin, una amenidad inteligente, un atributo muy distinto de la banalidad tan frecuente en las novelas de éxito. Prosigo y aludo también a que Hugo García Michel logró cerrar una brecha que siempre ha habido en los vínculos entre el rock y la literatura en México, la idea de que el vitalismo de esta música es una esfera aparte de lo intelectual. Matar por Ángela presenta un relato tan vitalista como culto, en el buen sentido de esta palabra: un producto intelectual y lúdico, porque me parece una novela envidiable y/ "¡Ya cállate, por favor!, me dije a mí mismo, ¡deja hablar a Julieta!" Terminé pues como pude.
 Armando Vega Gil prosiguió en su papel de presentador con claro alarde de tablas y Julieta fue breve y exacta: la novela es muy divertida, presenta un retrato interesante del medio roquero, como lectora se reconoció en las tribulaciones del personaje, no en las de ella, y contó el final. Matar a Julieta. Bajo la risa nerviosa de todos, el autor sudó más aún, Fedro Carlos Guillén -convulsivo- arrugó el texto que después leería para regocijo colectivo, Jaime Aljure hizo cuentas mentales de cuántos libros menos vendería por la indiscreción de Julieta y yo me limité a mirarla con una pregunta en los ojos: "¿Por qué lo hiciste?". Ella me devolvió la mirada, que incluía un mensaje secreto, luego sonrió y su encanto le valió el perdón comunitario. El mensaje era: "Siempre lo hago. Una diva es la dueña de todo principio y de todo final. No lo puedo evitar". Tan tan. Me sentí un Humberto Gazca a punto de caer en el abismo.

(Publicado en el suplemento cultural  "El ángel" del diario Reforma, el 28 de marzo de 1998).

domingo, 26 de febrero de 2012

Libros voladores

He aquí el precioso cortometraje animado que hoy ganó el premio Oscar en su especialidad: Los fantásticos libros voladores del señor Morris Lessmore de William Joyce y Brandon Oldenburg. Vale la pena (gracias, Denisse, por pasármelo).

sábado, 25 de febrero de 2012

¡Leonardo, aplaca a Felipe!*

Con eso de que nadie sabe nadie supo lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer durante estos vacuos días de intercampañas; con eso de que diputados, senadores, candidatos, partidos, periodistas o simples observadores no tienen la menor idea de qué es posible y qué es factible o qué es realizable y qué de plano no lo es; con eso de que estamos en el más kafkiano limbo político, no hay quien pueda decir a ciencia cierta si la supuesta encuesta que el jueves pasado presentó el presidente Calderón ante los consejeros de Banamex constituye o no un delito de lesa electoralidad (válgaseme el forzado neologismo).
  No sé, pero tengo la impresión de que a don Felipe le está divirtiendo enormidades el desmadre que desató con su ocurrencia y que ha puesto como beatas histéricas a priistas y perredistas y debe tener en un brete a los consejeros del IFE y al presidente de este instituto, mi antiguo compañero en el PMT tlalpeño, Leonardo Valdés (desde el cielo, sentado -obviamente- a la izquierda del Padre, el añorado y siempre sonriente ingeniero Heberto Castillo debe estar botado de la risa).
  Las declaraciones de los escandalizados han sido de antología (me encanta aquello de la “encuesta patito”) y las respuestas de la Presidencia y del PAN para tratar de minimizar los hechos son como para un programa cómico de televisión. Quienes pensaron que la veda de cuarenta y cinco días iba a estar aburrida, no contaban con la astucia del primer mandatario, quien ya le puso el cascabel al gato y provocó que, por ejemplo, López Obrador afirmara que “la mayoría de las encuestas en épocas electorales se hacen a modo, son parte de la propaganda, reflejan lo que el cliente quiere” (imagino que esto incluye a la casa encuestadora que tiene contratada el propio Andrés Manuel y que es la única que lo pone en segundo lugar).
  En fin, que lo que antes fue gris, azul se volvió y ahora buena parte de la clase política le exige al titular del IFE, a una sola voz, que ponga en orden al mismísimo presidente…, antes de que se convierta en presichente: “¡Leonardo, aplaca a Felipe!”.

*Publicado hoy en mi columna "Bajo presupuesto" de Milenio Diario.
  

jueves, 23 de febrero de 2012

De la sabiduría de Fidel Velázquez

“Si lo piensas, no lo digas; si lo dices, no lo escribas; si lo escribes no lo firmes; si lo firmas… ¡échate pa’ atrás!”.

miércoles, 22 de febrero de 2012

La Mosca y yo: Eduardo Mejía

Cuando comencé a escuchar rocanrol, no había tiendas de discos o estaciones de radio, mucho menos revistas especializadas en qué estudiar, entender, contaminarse; durante la época dorada del rock, eran
difíciles de encontrar o sus dueños, locutores, reporteros, eran esnobs, arrogantes o si no impostores. Ahora, cuando la comercialización ha dañado tanto al rock, en La Mosca uno encuentra cuando menos un sustituto de lo que apenas se asoma en las disquerías o en las estaciones de radio. Sólo habría que domesticar su lenguaje muchas veces disfrazado de proletariado, pero tampoco es una exigencia.

Eduardo Mejía

(Publicado originalmente en La Mosca No. 82, febrero de 2004, número del décimo aniversario moscoso).

lunes, 20 de febrero de 2012

Un soneto de Borges

Jorge Luis Borges, de joven.
El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,

un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde

una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,

ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.

domingo, 19 de febrero de 2012

sábado, 18 de febrero de 2012

Aforismos en tiempos de intercampañas*

–Finalmente hubo algo que unió a todos los candidatos a la presidencia, a la clase política, a los consejeros del IFE, a los medios y a la opinión pública en general: la idea de que la actual ley electoral es oligofrénica.

–Con las intercampañas y con un torneo de futbol tan mediocre como el actual, México se convertirá, durante mes y medio, en el país de la hueva absoluta.

–Dice Andrés Manuel que si esta vez tampoco gana, se irá a la chingada. Pero seguro regresa en 2018, para postularse de nueva cuenta, aunque lo vuelvan a mandar… para allá.

–Que un presidente reparta dinero en efectivo a poco más de cinco meses de las elecciones no es un acto de campaña a favor de su partido, es sólo una manera de decir “yo sí traigo cash”.

–Paráfrasis de Efraín Huerta: el que quiera azul celeste… que se encueste.

–Recuerdo a Gabriel Quadri, en los ochenta, como un activo líder ecologista. Hoy es un activo más en el panal de la maestra reina.

-Lo mejor del retuit de Gabriel Cuadri es que dio a conocer a un genio del Twitter: @ChumelTorres.

–Enrique, Josefina, Andrés Manuel y ahora Gabriel: póker sin ases.

–Faltan cuarenta y tantos días para el inicio de las campañas y cerca de sesenta para saber en qué consistirá la Liga Premier mexicana. País en vilo.

–Cuarenta y cinco días de vacaciones electorales. Temporada de veda, sólo nos queda la peda.

–Entendámoslo: lo que hizo Sealtiel Alatriste no fue plagio, se llama sampleo.

–Decía Cioran, en un aforismo, que el cinismo es ver las cosas como son y no como quisiéramos que fuesen. Ergo, en México no existen los cínicos.

–Otro de Cioran antes de terminar, muy actual por cierto: “Podemos imaginarlo todo, predecirlo todo, salvo hasta dónde podemos hundirnos”.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

viernes, 17 de febrero de 2012

De la maravilla de ser un gato doméstico

Alguna vez una amiga me preguntó que si fuera yo un animal, de todas las especies del planeta cuál me gustaría ser y sin duda le respondí que un gato doméstico. Ella me dijo que qué fresa era yo, que al menos debería haber elegido ser un gato de arrabal, pero no: mil veces preferiría ser un aburguesado gato casero. Cómo no, si esos felinos se la pasan de maravilla: son altivos, elegantes, no tienen responsabilidades y lo único que hacen es dormir, jugar, observar, meditar y ser alimentados y consentidos por otros. Todo ello sin perder su individualidad y su independencia. Si en algún momento se les ocurre salir y ausentarse por unos días, lo hacen silenciosa y discretamente y se encuentran con más de una gatita con la cual compartir caricias, arrumacos y sexo libre y sin compromisos. Luego regresan para ser bien recibidos y continuar con su vida apacible y sensual. ¿Cómo no querría yo ser un gato de esos?

jueves, 16 de febrero de 2012

Entrevista doble

Jennifer Boles sigue trabajando el documental sobre mi hermano Sergio y esta tarde nos citó, a mi hermana Myrna y a mí, para entrevistarnos y filmar nuestro testimonio y nuestras remembranzas acerca del Serge. Fue muy emotivo y revivió muchos momentos que permanecían ocultos y que de pronto afloraron de manera espontánea. No deja de sorprenderme la cantidad de cosas y detalles de los cuales se acuerda Myrna y de los que yo ya no tenía recuerdo. Su memoria sobre la familia (o más bien sobre las familias García y Michel resulta asombrosa; le digo que debería contarme todo y yo escribirlo, habrá que hacerlo). Una linda tarde frente a la cámara de Jennifer.

miércoles, 15 de febrero de 2012

La Mosca y yo: Eusebio Ruvalcaba

¿Qué hago yo en La Mosca, un ruco al que le rugen las bisagras, mal educado, mal encarado, a quien las mujeres le han cerrado las piernas y que ya ni siquiera tiene la dicha de contagiarse de una gonorrea, atributo cada vez más raro en virtud de las cada vez más exageradas medidas de higiene en que han caído las culoncitas? ¿Qué hace, pues, semejante bodrio, ejemplo de amargura ponzoñosa, escribiendo en una revista en la que prevalece la buena vibra? Pues lo único que sabe hacer, que es buscar un lugar en el corazón de nadie. Y justo en La Mosca, ahí tenía que ser. Esto es lo que celebro de la revista y que me empeño en echar a perder: su vibrante juventud, el pulso ardiente y trémulo que va de página en página y que a sus diez años parece reafirmarse y crecer como una montaña. Un oasis en medio de tanta solemnidad y retórica, de tanta mentira e hipocresía, una ínsula verde y frondosa en la que se codea el amor por la música con el desparpajo, la libertad y la alegría. Un sitio equivocado, tan equivocado como para aceptar mis textos.

Eusebio Ruvalcaba

*Publicado originalmente en La Mosca No. 82, febrero de 2004, número del décimo aniversario moscoso.

martes, 14 de febrero de 2012

Soneto de un huevo pasado por agua

Érase que se era un huevo puro,
un huevo niño cándido, inocente, 
al que le dio ya siendo adolescente
... por ser un huevo de carácter duro.

Y para hacerse firme, audaz y maduro
se dio un baño de tina en agua hirviente
mas quebróse al entrar y de repente
nuestro huevo encontróse en grave apuro.

Derrame, llevo una atarraya y más plasma,
dijo el galeno: ¡inyéctenlo de nuevo!
Más su honor no le salvó la vida,

le dio fiebre amarilla, flema, asma
le dio todo y al fin el pobre huevo
murió de enfermad descono…SIDA.

Fernando del Paso (vía Jimena Iturbe)

lunes, 13 de febrero de 2012

La Mosca en la Radio... grabada

Al mediodía me lancé a las instalaciones de Tu Radio on Line para grabar dos emisiones de La Mosca en la Radio. Como se me ha dificultado hacerlo en vivo los martes a las seis de la tarde, le propuse a Lorna bajar de dos a una hora la duración del programa y grabar dos cada lunes. Eso hicimos: grabar lo de mañana ("Diez canciones de 2011") y lo del martes 21 ("Leonard Cohen: Old Ideas"). Veremos qué tal funciona la nueva fórmula. Yo espero que muy bien.

domingo, 12 de febrero de 2012

Beautiful Girls

Aunque el título auguraba una bobalicona comedia romántica, la verdad es que esta cinta dirigida en 1996 por Ted Demme (hermano del gran Jonathan Demme) me sorprendió gratamente. El reparto es estupendo (Timothy Hutton, Matt Dillon, Michael Rapaport, Mira Sorvino, Natalie Portman, Martha Plimpton, Uma Thurman, Rosie O'Donell et al) y el guión es nada menos que de Scott Rosenberg (el mismo de la gran Things to Do in Denver When You're Dead).
  La película narra el regreso temporal a su pueblo natal de Willie (Hutton), un pianista de bar treintañero que vive en Nueva York, quien en pleno invierno retorna para asistir a una reunión de ex compañeros de escuela, luego de diez años de no verse. El reencuentro con sus viejos amigos -algunos con una vida hecha, otros no tanto- y con su familia (en realidad, sólo su padre y su hermano menor) y el encuentro con una bella, inteligentísima, madura y singular vecina de trece años (Portman) que le mueve el tapete son los ejes de la trama, manejada con elegancia, contención y fino sentido del humor. Hay varias subtramas, todas ellas muy entretenidas, y en especial dos cuasi monólogos que no tienen desperdicio: el de Rossie O'Donell sobre la manera como las revistas tipo Playboy y Penthouse arruinan las expectativas de los hombres con respecto a las mujeres reales y el del personaje que interpreta Rapaport para justificar por qué las súper modelos son las mujeres ideales. Son dos alegatos memorables que van en sentido contrario y que sin embargo se complementan dentro del filme.
  Emotiva, divertida, amena, entrañable, Beautiful Girls es una de esas películas que vale la pena ver y hasta tener en la videoteca casera. Realmente me gustó.

sábado, 11 de febrero de 2012

My Girl Josephine*

“Hola, Josefina, ¿cómo estás? / ¿Me recuerdas, nena, del mismo modo como yo te recuerdo a ti?”, rocanroleaba sabrosamente el gran Fats Domino en los años cincuenta en su canción “My Girl Josephine”, al más puro estilo Nueva Orleans.
  No sé quién demonios era aquella Josefina que cada vez que llovía le quitaba el paraguas a su hombre y lloraba bajo cualquier pretexto, pero sí sé quién es esa otra Josefina que nació en el DF en 1961 (un año después de que “My Girl Josephine” fuese un éxito en la radio) y que hoy es la candidata (bueno, para fines legales aún precandidata) del Partido de Acción Nacional.
  Josefina Vázquez Mota ganó de calle la elección interna de su partido y, quiérase o no, arriba a la contienda por la presidencia de la república con una fuerza inesperada y el segundo lugar en las encuestas, todavía lejos de Enrique Peña Nieto pero un poco por arriba de Andrés Manuel López Obrador.
  Dicen los que dicen saber que al final las elecciones se decantan entre dos adversarios y que el tercero siempre queda rezagado y prácticamente eliminado de la competencia. Yo no sé si eso vaya a suceder esta vez. De hecho, tengo mis sospechas –más fundadas en la intuición que en algún dato duro– de que en esta ocasión no sucederá así y que los tres llegarán con considerable fuerza hasta el 1 de julio.
  A mí me cae bien Josefina y la prefiero mil veces más que a Ernesto Cordero (aunque Peña Nieto y López Obrador seguro hubieran preferido a éste como rival). Soy de los indecisos que aún no optan por alguno de los tres (aunque sí sé que por uno de ellos no votaré ni de loco), pero creo que la presencia de la panista le pondrá sabor y colorido a las campañas. No sólo por ser mujer, sino porque se trata de un personaje inusual en la política mexicana y más inusual aún dentro del PAN. Si deja atrás cierta tiesura y explota su parte espontánea, si evita gritar en sus discursos (su timbre de voz no le favorece cuando se vuelve estridente) y, sobre todo, si logra desmarcarse del calderonismo, le veo serias posibilidades de llegar a los Pinos. La cosa se puso interesante.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

viernes, 10 de febrero de 2012

Las caricaturas me hacen llorar

La historia del rockcito nacional está llena de momentos de humorismo involuntario y uno de ellos se dio muy a principios de los años sesenta del siglo pasado, cuando la cantante regiomontana Queta Garay convirtió en un éxito radiofónico su versión en español al tema de Sue Thompson “Sad Movies (Make Me Cry)”, escrito por John D. Loudermilk (autor también de ese blues clásico que es “Tobacco Road”) y traducido en México (¡oh, Dios!) como “Las caricaturas me hacen llorar”. La letra no tiene desperdicio: “Estaba sola y entré a la primer función / se apaga la luz y empieza la proyección / y cuando el noticiero comenzó / llegaron mi mejor amiga y mi novio, mi gran amor / Ellos no vieron que yo estaba ahí / y se sentaron justo frente de mí / y al besar él sus labios, creí morir / y a través de mi llorar y sus siluetas, al pato Donald vi / Ay, ay, ay, al cine triste me haces recordar / Ay, ay, ay, las caricaturas también me hacen llorar / Dubi dubi dubi dubidú…”.
  Parecería una parodia, mas no lo era. La enchongada Queta interpretaba la melodía con verdadero dramatismo. Era una canción muuuuy triste (si no la conoce, búsquela en You Tube y disfrútela sin sadismo).
  Cuando era niño (al darse a conocer esta canción, yo tenía seis o siete años de edad), a lo que hoy se conoce como dibujos animados lo llamábamos caricaturas. Así fue durante muchos años más. En esa época, cuando la tele era aún en blanco y negro, lo que podíamos ver, básicamente en el Canal 5, eran las caricaturas de Súper Ratón y algunas otras antiquísimas, muchas de ellas producidas en los años treinta, cuarenta y cincuenta y a las que se conocía como “Fantasías animadas de ayer y de hoy”. Ya más a mediados de la década sesentera, la oferta fue mucho más generosa y surgieron programas como Don Gato y su pandilla, Los Picapiedra, Los Supersónicos, El Pájaro Loco, Tom y Jerry y las películas de Walt Disney que pasaban en el programa semanal Disneylandia (desde La Cenicienta y La Bella Durmiente hasta Fantasía y Alicia en el País de las Maravillas, aparte de muchas caricaturas del histérico pato Pascual, el bobo Tribilín y el sangrón del ratón Miguelito –hoy conocidos como Donald, Goofie y Mickey Mouse).
  Sin embargo, nada como las caricaturas de la Warner Brothers que en Canal 5 pasaban como El festival de Porky (“Láaaastima que terminó…”), El Show de Bugs Bunny y, poco después, El Correcaminos. Eso sí que era romper con los esquemas de las buenas costumbres y lo políticamente correcto de la época. Sus personajes principales eran cínicos, tramposos, irreverentes, provocadores, mentirosos, fraudulentos, engañadores, violentos, egoístas, delirantes, ojetes. Un delicioso mal ejemplo. Todo aquello contra lo cual nos habían educado nuestros padres y nuestras escuelas. Claro que no lo reflexionábamos de esa manera. De hecho, nadie lo hacía; de otro modo, dichas caricaturas jamás habrían sido autorizadas en esos años de absoluto conservadurismo oficial. Simplemente las disfrutábamos y nos divertíamos como enanos. Personajes del talante del pato Lucas, Elmer Gruñón, Sam Bigotes, el gallo Claudio, Quique Gavilán, Rufo el coyote o –mi favorito de todos y sigo siendo su fan– el gato Silvestre hacían las delicias de quienes en 1967 o 68 teníamos escasos doce o trece años de edad. Renglón aparte merece el fabuloso doblaje mexicano de esas caricaturas.
  Ya después hubo más series animadas y otros personajes memorables (recuerdo en especial a Canito y Canuto, dos perros –padre e hijo– entrañables), pero a la altura de las Merry Melodies de la Warner únicamente, quizá, La Pantera Rosa, otra joya alucinante de esa era.
  En la actualidad, he perdido el gusto por las caricaturas. Fui seguidor de Los Simpson, pero sólo en sus primeras temporadas. Cosas como Bob Esponja, Los padrinos mágicos o la animación japonesa me resultan francamente aburridas. Ni siquiera South Park me entusiasma (su elaborada incorrección y su pretendida irreverencia son para mi gusto demasiado obvias). Creo que respecto a los dibujos animados de hoy sí puedo decir que… las caricaturas me hacen llorar.

(Publicado este mes en mi columna "Bajo presupuesto" de la revista Marvin No. 98)

jueves, 9 de febrero de 2012

La reina del sur

Al mediodía me tomé un café, en Las Orquídeas de la colonia Condesa, frente al parque México, con la escritora y editora Mónica Soto. Intercambiamos novelas y fue muy agradable platicar con ella. Ya en la noche vino Denisse y nos la pasamos igualmente bien, mientras veíamos algunos capítulos de La reina del sur que, aunque se da muchísimas licencias con respecto a la novela de Arturo Pérez Reverte, realmente está muy bien hecha, con una producción impresionante (las locaciones en los lugares que visita el novelista son de lujo: Culiacán, Melilla, Madrid, etcétera) y un cuadro de actores de diversas naciones (mexicanos, españoles, marroquíes) y de enorme talento. Me ha sorprendido (y apenas llevamos vista una decena de capítulos de los sesenta y tantos que son).

miércoles, 8 de febrero de 2012

Dickens: el padre de las telenovelas*

El título de este artículo no es una provocación o una manera de atraer al lector distraído. Tampoco es una exageración o un mero afán efectista. Si lo vemos de manera estricta y nos remontamos en el tiempo, hasta llegar a mediados del siglo XIX, veremos que lo que hacía Charles Dickens con algunas de sus novelas, al publicarlas por entregas, es decir, por capítulos seriados que terminaban siempre de manera emocionante, a fin de dejar a los lectores con ansias de continuar la lectura de los mismos, es una técnica que se empleó muchísimos años después en el cine, la radio y la televisión.
  Por otro lado, Dickens fue un autor que se inclinó mucho por el melodrama. Acusado de sentimentalista por contemporáneos suyos como Oscar Wilde, Virginia Woolf  y Henry James, el buen Charles apostó siempre por una literatura basada en el realismo y con buenas dosis de crítica social, pero aderezada siempre con ciertas concesiones que hoy llamaríamos telenoveleras, todo con el fin de atraer a lectores más allá de los pocos cultos exquisitos de la época victoriana. Esto no significa que su escritura resultase vulgar o facilista. Por el contrario, su estilo fue siempre impecable y si le perdonamos algunas cursilerías, sigue siendo perfectamente actual. No en balde es hoy, a dos siglos de distancia de su nacimiento, uno de los escritores más publicados del mundo y sus principales novelas se continúan leyendo con gusto.
  Charles John Huffam Dickens vio la primera luz en Portsmouth, Inglaterra, el 7 de febrero de 1812. Hijo de un burócrata que trabajaba para la marina británica, la familia pronto se mudó a Chatham, en Kent, y más tarde a Camden, en Londres, lugares donde transcurrieron la infancia y adolescencia del pequeño Charles y donde, gracias a su innata capacidad de observación, conoció a mucha de la gente que más tarde se convertiría en parte de sus personajes más emblemáticos.
  Buen lector desde niño, gozaba de las novelas picarescas de algunos autores populares de la época. Sin embargo, serias dificultades económicas hicieron que de pronto se viera obligado a trabajar. Su padre fue encarcelado por diversas deudas económicas y la familia se instaló con él en la cárcel de Marshalsea (algo que se permitía en ese tiempo). Aún era menor de edad cuando debió dejar la escuela y trabajar jornadas de diez horas diarias en una fabrica de grasa para zapatos. Ahí conoció las terribles condiciones en que laboraban los obreros, algo que lo marcaría de por vida, como escritor y como ser humano.
  Fue hasta 1828 que pudo cambiar de giro y empezó a fungir como reportero, algo que no sólo le permitió conocer otros aspectos de la realidad londinense sino que le hizo descubrir y consolidar sus capacidades para la escritura. Sus reportajes tenían un cariz literario que comenzó a convertirlo en un periodista sumamente popular. Fue entonces que empezó a escribir relatos novelados en partes, para las páginas de diversos diarios. Los iba haciendo sobre la marcha y mucha gente que no tenía dinero para comprar libros lo leía con fruición; así, Dickens terminó por convertirse en una auténtica celebridad.
  Entre las narraciones que se publicaron por entregas están algunas tan célebres como Los papeles póstumos del Club Pickwick, Tiempos difíciles, Nicolás Nickleby y las clásicas Oliver Twist y Canción de Navidad. Más tarde, las novelas eran publicadas en forma de libro con tanto o mayor éxito, cosa que sucedió asimismo con la que para muchos críticos es su obra maestra, publicada en segmentos en 1849 y como libro un año más tarde: la monumental David Copperfield, su trabajo favorito. “De todos mis libros, éste es el que me gusta más. Como muchos padres, tengo un hijo favorito, un hijo que es mi debilidad. Este hijo se llama David Copperfield”, escribió en 1850, en el prólogo del libro.
  Convertido en un hombre famoso no sólo en Inglaterra sino en toda Europa, los Estados Unidos y otras partes del mundo, a partir de la publicación de David Copperfield su salud comenzó a deteriorarse, a pesar de que aún no cumplía los cuarenta años. Presiones familiares, incluido su divorcio en 1858, sólo sirvieron para empeorar las cosas. Aun así, en los años siguientes escribió algunas de sus mejores novelas, muy especialmente Historia de dos ciudades y Grandes esperanzas.
  Charles Dickens falleció en 1870, víctima de una apoplejía. Por órdenes reales, fue sepultado en la Esquina de los poetas de la abadía de Westminster. Su obra continúa vigente y sigue siendo un escritor muy leído a doscientos años de su nacimiento. ¿Qué mejor homenaje puede haber que ese?

*Publicado hoy en la sección "El ángel exterminador" de Milenio Diario. La ilustración es del gran Eduardo Salgado.

martes, 7 de febrero de 2012

Foto para estos días de frío

La imagen habla por sí sola. Es muy bella. Nada más que decir, pues. Bueno sí: qué frío ha hecho estos días.

lunes, 6 de febrero de 2012

Bridesmaids

Vi esta película (a la que en México le pusieron Damas de compañía o algo así). Aunque en los Estados Unidos ha causado furor y muchos quisieran que se llevara todos los premios cinematográficos, la verdad es que me pareció una comedia más, simpática y con buenos momentos (aunque el humor escatológico del que de pronto hace gala no me resulta gracioso). ¿Por qué se le destaca tanto entonces? Porque es una cinta prácticamente hecha por mujeres, actuada por mujeres (es como el equivalente femenino de The Hangover), escrita y producida por mujeres (aunque la dirige un hombre: Paul Feig).
  El cuadro de actrices es muy bueno (con dos que están o han estado en Saturday Night Live y que llevan los papeles estelares: Kristen Wigg y Maya Rudolph) y la historia de las incidencias que se dan ante una próxima boda resulta divertida (hay partes geniales, como la escena en el avión a Las Vegas, o varias de las intervenciones de la gordita interpretada por la estupenda Melissa McCarthy), pero nada más. Ninguna obra maestra de la comedia, pues, aunque recomendable para pasar un buen rato.

domingo, 5 de febrero de 2012

Mi primera colaboración para Radio Mexiquense

Me invitaron a realizar una colaboración periódica para el programa La Musique de Radio Mexiquense (lunes a viernes a las seis de la tarde por el 91.7 en el Estado de México). Esta es la primera de ellas, dedicada a los mejores discos de 2011. A ver qué les parece. A mí me gusta cómo quedó.

sábado, 4 de febrero de 2012

Mujeres polacas y amorosas (y II)*

El sábado pasado hablaba en este espacio de tres mujeres de la política nacional que en estos momentos se encuentran, para bien o para mal, en el candelero: Alejandra Barrales, Isabel Miranda de Wallace y Beatriz Paredes. Vayamos ahora con otras dos, quizá más notorias aún: Elba Esther Gordillo y Josefina Vázquez Mota.
  Estrechamente ligadas y estruendosamente separadas por los problemas que se dieron entre ambas cuando la segunda fue secretaria de Educación Pública del actual gobierno, la maestra y la precandidata panista se hallan en circunstancias tan difíciles como trascendentes (sobre todo para sus propios intereses).
  Elba Esther se ha convertido en la villana número uno de México, por encima incluso del hasta ahora maloso favorito de las buenas conciencias progres, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari. Nadie quiere acercarse a la jefa máxima del SNTE y ella tiene la urgencia de situarse al lado del candidato con mayores posibilidades de llegar a la presidencia de la república. Eso es al menos lo que se percibe a simple vista. Su rompimiento con Enrique Peña Nieto en apariencia no fue lo mejor para doña Gordillo, a menos que, como dice Andrés Manuel López Obrador, se trate de una mera faramalla para evitarle puntos malos al priista. Todo es posible en la paz y mucho más en la guerra. Tarde o temprano, sabremos cuál es la jugada.
  En cuanto a Josefina, mañana mismo podría decidirse su suerte. Dominante en las encuestas para quedarse con la candidatura del PAN, Ernesto Cordero la tiene en la mira y todo indica que éste y los calderonistas (incluido, claro, el propio presidente Calderón) harán hasta lo imposible por evitar que la autora de Hazme viuda por favor sea la abanderada blanquiazul. Parece que le tuvieran más tirria a doña Chepina que a Peña Nieto y a López Obrador juntos. Aquí, más pronto aún, sabremos también cuál es el nombre del juego.
  Un par de mujeres en serios riesgos políticos que, sin embargo, al final podrían salirse cada una con la suya. ¿Usted por cuál de las dos apostaría?

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

viernes, 3 de febrero de 2012

Una tarde en el castillo de Chapultepec

Hoy pasé la tarde con Denisse en el castillo de Chapultepec. Nos vimos a las doce en el metrobús Balderas y de ahí nos fuimos en metro hasta la entrada del bosque (por cierto que en el vagón iba un dibujante asombroso: sentado en su lugar, miraba a una persona y comenzaba a trazar a lápiz el retrato sin ver lo que dibujaba... ¡y el retrato era idéntico! Impresionante. Creo que debimos hablarle o pedirle su número telefónico para entrevistarlo. Igual jamás lo volveremos a ver).
  Caminamos hasta el pie del Cerro del Chapulín y abordamos el trenecito que sube hasta la entrada del castillo. Pagamos la entrada y pasamos cuatro horas fascinantes en el lugar. Yo no iba desde hacía cuando menos treinta años, si no es que más. Largo sería describir todo lo que vimos, pero cada sala, cada patio, cada espacio, cada rincón esconde diversas maravillas de nuestra historia. Realmente fue muy emocionante estar ahí de nuevo y creo que Dení lo disfrutó tanto como yo. Tomamos y nos tomamos muchas fotos (algunas las subí a mi facebook). Fue una gran tarde. Salimos de ahí como a las cinco y de regreso pasamos a comer al Potzolcalli de la Nápoles. El resto del día lo pasamos en mi casa, viendo capítulos de La reina del Sur. Un día estupendo.

jueves, 2 de febrero de 2012

Café

De un tiempo para acá, he dejado de tomar café normal y sólo lo consumo (una o dos tazás al día como máximo) descafeinado. De otro modo, me hace sentir raro y prefiero no tener broncas con cuestiones como la presión alta. Cosas de la edad, diría alguno. Puede ser. De todos modos ya le agarré el gusto al saborcito del Decaf. Esto lo cuento como pretexto para poner este divertido video con el que me topé un poco accidentalmente en la red. Es una canción francesa sobre el bendito grano. Que lo disfruten tanto como yo.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Algo (en video) sobre Thick as a Brick

Hice este videíto de prueba con mi cámara de fotos. Graba igual o mejor que mi cámara de video, je. Es un complemento al artículo que se publicó hoy en "El ángel exterminador" de Milenio Diario sobre el Thick as a Brick de Jethro Tull..