jueves, 16 de junio de 2011

Rock'n'Roll


Denisse y yo nos lanzamos por la tarde al Centro Cultural Universitario, el famoso Cultisur, para ver (en el teatro Juan Ruiz de Alarcón) la puesta en escena de Rock'n'Roll de Tom Stoppard, dirigida por Alonso Ruizpalacios. La obra se sitúa en Londres y Praga desde 1968 (cuando la Primavera de Praga) hasta 1990 (cuando la caída del bloque soviético) y se centra en un profesor checo (Max), quien da clases en Inglaterra, y su alumno Jan, de la misma nacionalidad, adorador del rock y de su colección de discos de vinil. Max (interpretado espléndidamente por José Caballero) es un comunista de la vieja guardia que apoya en un principio la invasión rusa a Checoeslovaquia, mientras que Jan (caracterizado por Juan Manuel Bernal de manera bastante aceptable) es un joven que se cuestiona sobre las virtudes de los regímenes totalitarios y sufre en carne propia la persecusión y la represión de la policía secreta de su país. Alrededor de estos dos personajes hay varios otros, entre los que destaca la mujer de Max, Eleanor (gran actuación de Karina Gidi, quien más adelante hace el papel de la hija de ambos, la libérrima Esme).
El montaje es muy interesante, por el uso de una pantalla en la que van apareciendo por escrito las incidencias y situaciones de la trama, mediante un uso muy ingenioso de una máquina de escribir antigua. Una decena de actores y actrices da vida a una multitud de personajes que nos ayudan a entender la manera como la promesa comunista por una vida mejor ("de todos según sus capacidades, a todos según sus necesidades") pasó de utopía ideal a un infierno gris e híper represivo, dominado por oscuros burócratas e implacables agentes policiacos.
Un gusto enorme y una grata sorpresa fue encontrar que en el elenco participa mi querida amiga Paula Watson, antigua corista de mi banda, Los Pechos Privilegiados, y estupenda actriz que saca adelante varios roles (una periodista, una mesera, la amante de Jan...).
Recomiendo Rock'n'Roll, una obra inteligente, reveladora, entretenida y en momentos divertida, a pesar de la tragedia que retrata: la del fin de una de las grandes utopías del siglo pasado. Hay una subtrama en la cual, por cierto, tiene que ver la figura de Syd Barrett.
El único negrito en el arroz es la banda de rock que toca "en vivo". Sus músicos son bastante malitos y destrozan sin piedad algunos temas de Bob Dylan, los Rolling Stones, los Beatles, Pink Floyd y otros. ¿Serán cuates del director o el presupuesto no alcanzó para conseguir a mejores ejecutantes y cantantes? Misterio.

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