lunes, 28 de febrero de 2011

Un aforismo de Cioran


"Podemos estar orgullosos de lo que hemos hecho, pero deberíamos estarlo mucho más de lo que no hemos hecho.

domingo, 27 de febrero de 2011

Un pequeño cuento erótico


En ocasiones, el deseo se vuelve tan fuerte e irresistible que no podemos oponernos a sus poderosos designios, ni siquiera ante el peligro de que lo que estamos haciendo pueda ser ilícito y poner en riesgo incluso a nuestra libertad. Algo así me pasó hace muy poco, cuando en una reunión conocí a una jovencita verdaderamente hermosa y, sobre todo, provocativa y sensual.
Desde que llegué a aquel apartamento, noté en seguida su presencia y no pude evitar clavar mi mirada en ella. Me sentía un poco mal, ya que soy, digamos, un adulto que en unos diez años irá a tramitar su credencial del Insen y aquella damita tenía todo el tipo de una adolescente, de una Lolita en potencia. No era muy alta, pero tenía un cuerpo perfecto y voluptuoso que hacía resaltar gracias a una brevísima blusa escotada y a unos pantalones que se untaban a sus piernas torneadísimas y a sus nalgas firmes, redondas, delicadamente paraditas.
–Se llama Arcadia –me dijo pícara y divertida una amiga, al darse cuenta de los ojos de deseo que brillaban en mi rostro atónito ante semejante portento. –Si quieres te la presento.
–Es una chavita, se va a sacar de onda de que alguien como yo la quiera conocer. Podría ser su papá –comenté tan hipócrita como excitado y ansioso.
–Le gustan los hombres maduros, no te preocupes.
Cuando estreché su mano, sentí escalofríos y al contemplar la sonrisa franca y coqueta con la que me miraba, decidí que tendría que ser mía esa misma noche. Poco me importó que pudiera ser menor de edad. Porque si alguien me hubiera dicho que la joven tenía quince años, se lo hubiese creído. Sin embargo, ese cuerpo elástico y voluptuoso me atraía como la miel a las hormigas.
La saqué a bailar y ella aceptó gustosa. La música era lenta y acompasada y sirvió para que danzáramos muy juntos, con nuestros cuerpos casi adheridos. Imposible evitar la erección, imposible disimularla, más aún cuando ella repegó su angelical pubis contra el mío. Al sentir la dureza de mi miembro me sonrió, mientras mordía su labio inferior en una graciosa mueca cómplice. No me separé de ella en toda la noche, a pesar de que otros invitados querían que la jovencita bailara con ellos. Lejos de molestarla, aquel egoísmo mío pareció halagarla y fue entonces que susurró en mi oído, mientras lo acariciaba con su lengua húmeda, un “vámonos a otra parte” que terminó de encenderme.
Media hora más tarde, nos hallábamos en la soledad de un cuarto de hotel, el primero que salió a nuestro paso. Ella tomó la iniciativa. Me empujó sobre la cama, abrió mi pantalón y sujetó mi pene con una maestría inaudita, para llevarlo a su boca y lamerlo con tal ritmo y suavidad que me causó electrizantes golpes de placer. Parecía una púber que chupaba una paleta y eso me excitó aún más. Cuando se desnudó y la penetré al fin, su entrepierna me apretó tanto que pensé que era virgen y la culpa estuvo a punto de hacer que me detuviera. Pero era imposible.
En medio de los espasmos previos al mutuo orgasmo, alcancé a preguntarle con voz entrecortada.
-Por el amor de Dios, dime qué edad tienes.
Ella sonrió un tanto irónica y respondió.
-Justo hoy cumplo dieciocho. Así que cállate y dame ya mi regalo.

sábado, 26 de febrero de 2011

Rocky y el Día de la bandera


Con tantas broncas, con tantos dimes y diretes, con cuestiones tan problemáticas como las que tenemos en el país (como los casos Kalimba, Aristegui y Cassez o la sempiterna crisis en el América, por ejemplo), pocos nos acordamos de que el jueves pasado fue Día de la bandera. Con eso de que Civismo ya no es materia escolar (¿o ya la reinstalaron?) y el patriotismo a la vieja usanza resulta tema demodé y si acaso a duras penas alcanza el nombre de avenida defeña de cinco carriles, este 24 de febrero a casi nadie le importó celebrar al lábaro patrio, a la bandera de tres colores con el águila y la serpiente en medio, a la que en las antiguas escuelas primarias, en algunas recitaciones, referíamos con frases tan dudosamente poéticas como “verde, blanco y colorado / la bandera del soldado” o “banderita, banderita / banderita tricolor / yo te doy toda mi vida / y también mi corazón”.
Digo casi nadie, porque a nuestros H.H.H. diputados federales no se les pasó tan importante fecha y honraron a la bandera mexicana en el frontispicio (cualquier cosa que eso sea) del Palacio Legislativo, con una solemne aunque expedita ceremonia, al final de la cual, luego de entonar el himno nacional, la banda de música del Primer Cuerpo del Ejército Mexicano se aventó la puntada de tocar la sentida melodía que en 1976 sirvió como tema a la película Rocky. O sea, se puede extraviar el sentimiento cívico, pero el estilo setentero, ese no se pierde jamás, yeah!
No sé si los queridos diputeibols están pensando en otorgar a Rocky Balboa la categoría de héroe nacional, aunque al paso que vamos creo que sería más recomendable recurrir a Rambo. A menos que se piense en readoptar las antiguas teorías de sana convivencia con el narco, de las cuales nos ilustró el ocurrente ex góber priista de Nuevo León, Sócrates Rizzo, con su automáticamente clásica expresión “tú pasas por aquí, tú por aquí, pero no me toques aquí”, a la que bien se le podría poner música de banda norteña, de pasito duranguense… o el tema de Rocky.
¡Silvester Stallone vive, la pachanga sigue!

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

viernes, 25 de febrero de 2011

Desde París con amor


Me vi esta película, un thriller bastante simpático y palomero, con un John Travolta lleno de ironía en su papel de súper agente al servicio del gobierno estadounidense y su casi accidental pareja, el ambicioso y delicado secretario del embajador gringo en París, interpretado por un buen Jonathan Rhys Meyers que no puede quitarse los tics del Enrique VIII de The Tudors. Dirigida por el francés Pierre Morel, Desde París con amor (título que es un obvio homenaje a la Desde Rusia con amor del Agente 007, realizada en 1963 por Terence Young), no pasa de ser un buen divertimento, con sus dosis de emoción y violencia. Nada fuera de lo normal, pero se deja ver.

jueves, 24 de febrero de 2011

Guillermo


Nos conocimos a fines de los años setenta, cuando entré a trabajar en Editorial Posada. Él llegó unos meses después que yo. Era un chavo de unos dieciocho años, yo tenía veinticuatro. Creo que había tenido problemas escolares y su papá lo obligó a empezar desde cero, como una especie de office boy o hacelotodo. Su papá era el dueño de la empresa y llevaban el mismo nombre: Guillermo Mendizábal. De don Guillermo Mendizábal Lizalde escribiré en otra ocasión, en mi blog Pretérito imperfecto. Es de Guillermo Mendizábal Rico, su hijo, que quiero hablar esta vez. La razón es muy triste. A principios de noviembre del año pasado, me encontré en la calle con el hermano mayor de éste, Fernando, quien me dijo que Guillermo estaba muy mal de salud y que lo iban a operar en esos días. Me dio su tarjeta, pero la extravié y ya no lo pude llamar para saber qué había pasado. Ayer estaba yo en un café internet y Fernando apareció ahí. Nos saludamos, le pregunté por Guillermo y me dejó helado cuando me dijo que éste había fallecido, el 20 de noviembre pasado. No lo pude creer. Murió de hepatitis. Tenía cuarenta y nueve años. A decir de Fernando, estaba tan mal que fue lo mejor que pudo pasar. Nos despedimos y yo me quedé ahí, frente a la computadora, sin saber qué pensar. Recordé todo lo que viví con Memo, sobre todo en mi segunda época en Posada, a principios de los ochenta, cuando su papá lo nombró director editorial y Guillermo me buscó para ofrecerme la dirección de la revista Natura, de la que un par de años antes había sido yo jefe de redacción. Fue ahí que se dio realmente nuestra amistad, en el equipo en el que estaban también Amador Guillén y Ricardo Rubio. Trabajamos juntos dos o tres años, hasta que hubo una crisis interna de la que también escribiré en su momento y que hizo que Editorial Posada prácticamente desapareciera.

Durante años nada supe de Guillermo, hasta que ya en este siglo me lo encontré dos o tres veces cerca de mi casa. Me dijo que se había divorciado y que vivía solo. Supe que daba cursos y talleres de narrativa y que tenía un blog (El microbio terrible). Quedamos en vernos para platicar, pero nunca lo concretamos y hoy lo lamento. Era un muy buen tipo. Su padre, don Guillermo, toda una leyenda de la industria editorial mexicana, a la altura de un Julio Scherer García (de quien era gran amigo y llegó a ser socio en los primeros años de la revista Proceso), había fallecido en 2002 (en la foto de abajo, se puede ver a don Guillermo y a sus dos hijos varones -su hija Ana, la más chica, no aparece en la imagen. Guillermo es el güerito de lentes). Hoy los dos Guillermos están juntos. Los recuerdo con muchísimo afecto por todo lo que me apoyaron e hicieron por mí en su momento. Es una situación muy triste.

miércoles, 23 de febrero de 2011

La visitante misteriosa me visita


Vino a verme desde anoche y regresó otra vez hoy. Estuvimos juntos buena parte del día. Comimos aquí. Vimos la tele, platicamos, en fin, muchas cosas. Siempre la paso bien con ella. Su sentido del humor combina perfecto con el mío y solemos reír muchísimo. Se fue ya en la noche, pero valió la pena que volviera a mi casa. La misteriosa visitante que me encanta y que me hizo más llevadero este día sin internet (me atrasé con el pago del teléfono -por olvidadizo- y hasta ya avanzada la noche me lo reinstalaron).

martes, 22 de febrero de 2011

Una entrevista a Sergio

Me encontré con que mi hermano Sergio ya está en Wikipedia (como Sergio García Michel: http://es.wikipedia.org/wiki/Sergio_Garc%C3%ADa_Michel). Aparte de sus datos biográficos y su filmografía, en los enlaces externos me encontré la siguiente entrevista, realizada por la UNAM en 2006. Es muy completa e interesante.

lunes, 21 de febrero de 2011

Con José Luis García Agraz


Hacía más de tres o cuatro años que no nos veíamos. Fue muy grato volver a encontrarnos, en el mismo Sanborns de Altavista donde a lo largo de 2006 nos reuníamos, una o dos veces por semana, con Juan Tovar Jr., para trabajar aquel guión que se quedó inconcluso y que pretendemos retomar. José Luis García Agraz, excelente amigo, gran tipo, realizador cinematográfico con cintas como Nocaut (1984), Desiertos Mares (1995), Salón México (1996) y El misterio del Trinidad (2003). Desayunamos esta mañana, nos pusimos al día, me contó lo que vivió en este tiempo como director de los estudios Churubusco (que acaba de dejar) e hicimos planes para el futuro inmediato. Espero que esta vez sí se concreten y que la larga pausa haya valido la pena. me dio gusto ver al buen José Luis.

domingo, 20 de febrero de 2011

Dos preguntas herméticas


1. ¿En la mar la vida es más sabrosa?

2. ¿Una visita de doctor puede durar más que una visita de doctor?

sábado, 19 de febrero de 2011

Sarkozy le petit*


Hay viejas cicatrices históricas entre México y Francia. La guerra de los pasteles, la invasión francesa (con las dos batallas de Puebla incluidas, la que ganaron los mexicanos en 1862 y la que ganaron los galos un año después) y la imposición del emperador Maximiliano. Sin embargo, pesa más –o debería pesar más– la relación amistosa y cultural entre ambas naciones. Después de todo, los hechos referidos ocurrieron en el siglo XIX, hace ya una centuria y media.
Yo no sé si Florence Cassez es culpable o inocente, aunque hasta ahora todo apunta hacia lo primero. No sé si su arresto fue legal o una farsa mediática montada con fines perversos. Lo que veo es que convertirlo en un problema más diplomático que jurídico no lleva sino a la cerrazón y al distanciamiento, no entre dos países pero sí entre dos gobiernos.
Queda claro que Nicolas Sarkozy no es Napoleón III y que Felipe Calderón no es Benito Juárez, así que no es posible comparar situaciones o circunstancias. Bien dicen que cuando la historia se repite, suele hacerlo a manera de farsa y este ménage à deux tiene todos los visos de ser precisamente eso: una farsa, con un personaje que mueve más a risa que a otra cosa. Me refiero, claro, a Nicolas Paul Stephane Sarkozy de Nagy-Bocsa, ese pequeño presidente que no se merece la Francia de Victor Hugo y Émile Zola, pero que en 2007 fue votado por el 52.06 por ciento del electorado francés.
Poco afecto a los derechos civiles, extraña que de pronto se convierta en el gran defensor de los mismos…, en un país ajeno y al que a todas luces contempla con arrogante ánimo racista y colonialista, mientras hace cálculos para ver que tan redituable le resulta el affaire Cassez en vistas a la contienda presidencial de 2012 rumbo al Palacio del Elíseo, en la cual buscará ser reelegido.
Hombre de escándalos (él sí apareció bebido en público, durante una lamentable conferencia de prensa), Sarkozy no dudará en provocar otro con tal de salirse con la suya, aun a costa de celebraciones tan importantes como el Año de México en Francia.
Vive la France…, sans Sarkozy.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

viernes, 18 de febrero de 2011

América y ya


Hoy en la noche vino a cenar mi querida amiga América Pacheco, luego de algunas posposiciones. La pasamos muy bien y al fin nos pusimos al día. Me contó varias cosas la mar de interesantes y hasta sorprendentes. Me dio muchísimo gusto verla.

jueves, 17 de febrero de 2011

Un jueves excelente (amores adúlteros)


En realidad, desde ayer miércoles todo estuvo muy bien. Por la tarde de ese día vino mi queridísima amiga Letto a platicar y a ponernos al día y ya en la noche hizo lo propio mi no menos querida y entrañable Talía, quien me reveló una gran sorpresa que aún no estoy autorizado a dar a conocer pero que me dio mucho gusto. Además, comentamos sobre un proyecto que quizá desarrollemos juntos a corto plazo.
Ya hoy jueves, desayuné en el Sanborns de San Ángel con Fernando Rivera Calderón. También nos pusimos al día luego de algún tiempo de no vernos. En la tarde vino Denisse y a las siete nos fuimos a la casa museo del pintor y escultor Sebastián, en San Pedro de los Pinos, para asistir a la presentación del libro Amores adulteros, novela escrita al unísono por Beatriz Rivas y Federico Traeger. Fue una presentación teatralizada y simpática. Luego subió Fernando (sí, Rivera Calderón) a hablar del libro y a conversar con los autores. Cantó una canción que escribió minutos antes (muy chistosa) y al final, Traeger tocó canciones de los Beatles con su banda (de hecho, antes de que empezara todo, había tocado algunos temas suyos). El maestro de ceremonias fue el escritor y editor Ramón Córdova.
Al final hubo un coctel para las trescientas o poco más personas que ahí estábamos. Fernando me presentó a Marcela González, editora de Alfaguara y al propio Ramón Córdova. Ya no pude despedirme de Beatriz, mas espero verla pronto para entrevistarla. Ah, me compré una playera negra con la leyenda: "Prometo serte infiel toda la vida". Genial.
Regresamos Denisse y yo a mi casa y todo estuvo bien. Fue un día divertido.

miércoles, 16 de febrero de 2011

martes, 15 de febrero de 2011

La Mosca en la Radio 47


El programa de hoy, dedicado a las cien canciones más una canción de 2010 (tercera parte), con música de Eels, Sufjan Stevens, Tindersticks, Antony & the Johnsons, David Gray, Villagers, Josh Ritter, Ben Folds, Adam Green, Joanna Newsom, She & Him, Allison Moorer, Yeasayer, Avey Tare, Flying Lotus, Crystal Castles, These New Puritans, Ra Ra Riot, Goldfrapp y LCD Soundsystem.

lunes, 14 de febrero de 2011

La película más aterradora de mi vida


No fue El resplandor de Stanley Kubrick. Tampoco Carrie de Brian de Palma o El exorcista de William Friedkin. Ni siquiera el Dracula de Tod Browning o El bebé de Rosemary de Roman Polanski. La cinta que mayores terrores ha llegado a crear en mi vida es ni más ni menos que Las luchadoras contra la momia de René Cardona, filmada en México en 1964. La vi por allá de 1966 o 1967, en el cine Narciso Mendoza de Cuautla, Morelos, en compañía de mis primos Gustavo y José Luis (Q.E.P.D.). La película es hoy de culto para muchos seguidores del cine de terror, mas para un niño tan impresionable como era yo a mis once o doce años, resultó una experiencia aterradora. Recuerdo perfectamente cuando la momia aparece por primera vez, en el interior de una pirámide, al salir de la tumba en la que había estado sepultada durante cientos de años. Los ojos descarnados del monstruoso ser y el sonido que brotaba de su garganta (un "aaaaaaaah" bastante siniestro) me quitaron el aliento. Cada vez que aquella momia azteca salía en pantalla, mis primos y yo nos hundíamos en los desvencijados asientos de aquel cine de tercera clase que no sé si aún exista. Lo que sí sé es que durante varios meses no pude dormir. Cada noche, al apagar la luz, acudía a mi mente la imagen de la momia, la misma que gracias a la magia de YouTube he vuelto a ver, según yo para confrontar a mis viejos demonios. Ahora me causó risa y no pude entender cómo es que me tuvo en vilo tantas noches, a lo largo de varias semanas. Las luchadoras contra la momia, la película más aterradora de mi vida.

domingo, 13 de febrero de 2011

La leyenda del rebelde con causa


Sólo pudo estelarizar tres películas, pero eso le bastó para alcanzar la inmortalidad. Eso y un absurdo accidente que puso fin a su vida cuando apenas empezaba a remontar la cuesta. Al este del paraíso, Rebelde sin causa y Gigante. Tres grandes filmes con tres enormes directores: Elia Kazan, Nicholas Ray y George Stevens. Tres papeles que lo marcarían en la memoria de varias generaciones como una figura de culto y un icono de la cultura occidental. Era el muchacho inadaptado con el cual millones de jóvenes se identificaron y se siguen identificando: introspectivo, tímido, inseguro, despreciado, hosco, melancólico, lleno de amargura, soledad y rencor, pero también de inteligencia, sensibilidad y ternura. Verlo en la pantalla al interpretar al Cal Trask de East of Eden, al Jim Stark de Rebel Without a Cause y al Jett Rink de Giant (las tres filmadas en 1955, el mismo año de su trágica muerte) resulta aún hoy día una experiencia imborrable; es ver a un histrión casi debutante interpretar a sus personajes con una fuerza que sacude y conmueve. Esto a pesar de que alternaba con actores tan recios como Raymond Massey, Sal Mineo y Rock Hudson y con actrices tan espléndidas como Julie Harris, Natalie Wood y Elizabeth Taylor.

James Byron Dean nació en Marion, Indiana, el 8 de febrero de 1931 (hoy tendría ochenta años de edad). Su padre, Winton Dean, trabajaba como mecánico dental para el gobierno y en 1937 fue transferido a California, a donde se trasladó con su familia. Apenas tres años después, Mildred, la madre del pequeño James, falleció sin que éste supiera jamás la razón del deceso, mismo que causó en él un profundo trauma (“Mi madre murió cuando yo tenia nueve años... ¿que podía hacer? Lo hice todo yo solo”, declararía años más tarde). En una breve autobiografía que escribió como tarea en la secundaria Fairmont, donde estudiaba en 1948, Dean, de diecisiete años, decía: “Siempre fui talentoso. Estudié violín y toqué en conciertos. También bailaba tap. Pero sobre todas las cosas me gustaban las artes plásticas, moldear y crear cosas con mis manos”. Más tarde se interesó por la actuación, aunque también se volvió un apasionado del motociclismo y la velocidad.

Como alumno de la Universidad de Los Ángeles, estudió actuación en el taller de James Whitmore y comenzó a aparecer en comerciales de televisión. En 1951 participó en la serie religiosa Family Theatre, en el papel de uno de los apóstoles de Cristo, y luego se trasladó a Nueva York, donde actuó en Broadway en la obra The Jaguar. Realizó papeles pequeños en dos películas hollywoodenses y retornó a Nueva York para estudiar en el Actors’ Studio. Mientras participaba en la obra The Immoralist, en la cual interpretaba a un gigolo árabe (?), llamó la atención del director de cine Elia Kazan, quien vio en James Dean a un nuevo Marlon Brando y a principios de 1955 lo contrató para hacer el papel de Cal Strack en su filme Al este del paraíso, basado en la monumental novela homónima de John Steinbeck. Aunque la mayoría de la gente lo reconoce más por su mitológica participación en Rebelde sin causa, en mi opinión su actuación magistral se dio en East of Eden, al interpretar al hijo despreciado por ese padre terriblemente duro y estricto que hacía Raymond Massey. Hay en la cinta momentos dramáticos en verdad estremecedores y casi todos ellos fueron logrados por Dean.

Rebelde sin causa, si bien es una gran película, posee más valor por su significado, al retratar, en el personaje de Jim Stark, a la juventud norteamericana de mediados de los cincuenta. El realizador Nicholas Ray supo convertir a James Dean en la figura de culto que sigue siendo hoy, a más de cincuenta años de su desaparición.
La tercera y última cinta de Dean, Gigante, fue quizá para él la menos importante de la trilogía, ya que en ella el actor llevaba el tercer crédito, detrás de la pareja protagonista interpretada por Liz Taylor y Rock Hudson. Fue precisamente durante una fiesta en California, al poco tiempo de terminar la filmación de esta obra del director George Stevens, que Jimmy (como le decían sus amigos) decidió salir a dar una vuelta en el Porsche de siete mil dólares que acababa de comprar. Minutos más tarde, se estrellaba a toda velocidad en una carretera a las afueras de Paso Robles. Su cuerpo quedó destrozado, irreconocible. Era el 30 de septiembre de 1955.
Entre los secretos mejor guardados de James Dean, uno que fue develado poco a poco, a lo largo de los años, es el de su homosexualidad inconfesa. Nunca la supo afrontar y trataba de ocultarla a como diera lugar. Sin embargo, se sabe que acudía con asiduidad a algunos clubes gay y que contrataba a tipos para que lo pisotearan mientras se tiraba en el suelo, completamente desnudo. Sus castigadores debían vestir ropa de cuero negro y ser fuertes y atractivos. Después, solía llevárselos a su casa para tener sexo con ellos. En el examen médico que se le practicó en el forense, se descubrió que su torso estaba lleno de extrañas cicatrices.

Otro problema era su fuerte adicción a las drogas y el alcohol. Durante el rodaje de Gigante, fumaba tanta marihuana que George Stevens tuvo que dar la orden de quitar los primeros planos de Dean en la película, ya que sus ojos proyectaban una ausencia y una tonalidad rojiza realmente notables. También había ocasiones en las cuales, mientras lo entrevistaban, se quedaba mirando con fijeza al periodista que le lanzaba una pregunta. La pausa se hacía eterna, hasta que parecía reaccionar y daba una respuesta incoherente.
También su indisciplina durante las filmaciones se volvió legendaria. Muchas veces insultó a sus compañeros por tonterías (delante de todos, llamó “cerdo” a Rock Hudson cuando trabajaban en Gigante) y en ocasiones llegaba tan ebrio o drogado que era incapaz de memorizar sus parlamentos. Su promiscuidad lo hacía contagiarse de diversos padecimientos sexuales. Así, mientras se rodaba Rebelde sin causa, Natalie Wood se quejó con Nicholas Ray de que Jimmy no dejaba de rascarse los genitales y el director tuvo que llevarlo personalmente a una farmacia, a fin de comprarle un medicamento que le aliviara la infección.
Pero todo se le perdona al mito, en especial si tuvo una muerte trágica. Hoy día, James Dean es recordado por su fugaz y brillantísima carrera y por sus memorables apariciones en la pantalla. Es claro que al morir tan joven y tan violentamente, su leyenda creció en forma inconmensurable, pero creo que dada su personalidad anticonvencional, destructiva y en extremo rebelde, de una u otra manera hubiera encontrado un final tanto o más impactante y de cualquier modo se habría convertido en leyenda.

sábado, 12 de febrero de 2011

¿Santa Aristegui de Arco?*


Cuando algunos comentaristas deportivos se refieren al director técnico del Cruz Azul, Enrique El Ojitos Meza, antes de lanzar algún comentario crítico sobre sus métodos futbolísticos siempre aclaran: “El Ojitos es muy buena persona, pero…”. Lo mismo aplicaré esta vez para el caso de Carmen Aristegui. Podré no estar de acuerdo con muchas de sus posiciones y creo que cometió un error (¿consciente, inconsciente?) con sus comentarios radiofónicos acerca del presunto alcoholismo del presidente de la república, pero me parece una periodista honesta, talentosa, de gran inteligencia… y buena persona, como El Ojitos.
A mi modo de ver, Carmen se equivocó al hablar como lo hizo de Felipe Calderón, a quien si bien no acusó directamente de ser un bebedor, sí se puso del lado de quienes exigen que cuando existe alguna falta, las pruebas las aporten los acusados en lugar de los acusadores. No entiendo por qué la Presidencia tendría que aclarar si el primer mandatario es o no alcohólico. Más bien, son aquellos que aseguran que lo es quienes tendrían que aportar evidencias claras y contundentes al respecto y no dejar correr rumores que hasta ahora son infundados. Por eso, en lugar de pedir pruebas a Los Pinos, debió exigírselas a los diputados del PT que lanzaron la acusación en su famosa manta. Eso habría sido más periodístico y sobre todo más ético.
Ahora que una cauda de fanáticos grita “Todos somos Aristegui” y que ella misma maneja su imagen pública en plan de mártir de la democracia y de la libertad de expresión, no está por demás ver si de veras hay un gobierno represor frente a nosotros. Yo por ninguna parte lo veo, cuando menos desde hace catorce años. Tan no lo hay que es hoy muy fácil jugar el papel de víctima sin que algo suceda. Dudo que esto hubiera podido hacerse en las épocas de un Gustavo Díaz Ordaz o de un Luis Echeverría Álvarez.
No defiendo a los dueños de MVS, pero sí noto que Aristegui corre el riesgo de convertirse en la Noroñas del periodismo. ¡No la amueles, Carmen

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

viernes, 11 de febrero de 2011

Les femmes


Así como Borges se sentía orgulloso de los libros que había leído, yo me siento orgulloso de las mujeres que he conocido.

jueves, 10 de febrero de 2011

Despicable Me


En México le pusieron el oligofrénico título de Mi villano favorito, en lugar del original Despreciable yo o, en todo caso, Yo, el despreciable. Como sea, esta cinta coproducida en 2010 en los Estados Unidos y Francia y que hoy trajo Denisse a mi casa, para verla juntos, es muy divertida e ingeniosa, sobre todo en su versión en inglés, en la que la voz del personaje principal, el supuestamente malvado y en realidad nobilísimo Gru, está a cargo del sensacional Steve Carell. Todos los personajes son estupendos, desde las tres niñitas que adopta Gru (primero por conveniencia y para llevar a cabo sus "malvados" planes y luego por genuino amor paternal), hasta el rival de éste (un villano híper nerd llamado Vector), el anciano constructor de armas Dr. Nafario (muy en la onda de las cintas del agente 007) y en especial los cientos (¿o miles?) de chistosísimos seres amarillos denominados minions, todos al servicio de Gru y de quienes éste conoce el nombre de cada uno. En fin, una cinta muy recomendable y que nos acompañó en una tarde y una noche muy placenteras.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Todo puede suceder


Que tengas una cita para desayunar, trates de confirmarla y no te contesten la llamada. Que salgas apresurado para no ser impuntual y olvides tu celular en casa. Que vayas al lugar de la cita y no llegue la otra persona. Que esperes en vano durante media hora. Que regreses a casa y al revisar tu celular te encuentres mensajes y llamadas perdidas de la persona que verías. Que hablen por fin y dejen la cita para la siguiente semana. Que te pongas a trabajar en un texto para una revista en la que posiblemente empieces a colaborar. Que lo envíes. Que desayunes-comas a las dos de la tarde. Que te entristezca que si ayer falleció Eugenio Toussaint y dos días antes Gary Moore, hoy haya muerto Salvador El Negro Ojeda, cuya esposa, Mila, fue directora de la escuela primaria donde estudió uno de tus hjjos. Que hables con Denisse y se pongan al día sobre lo hecho en las horas recientes. Que hables con el menor de tus hijos y coincidan en que les gusta Peep Show y hables con tu ex esposa sobre lo del Negro Ojeda y lo de Carmen Aristegui. Que escribas, edites, corrijas, subas un texto polémico de Eusebio Ruvalcaba al sitio de La Mosca y otro de Sergio Monsalvo al blog musical de Nexos. Que chatees con Tatiana y con Mónica y con Amelie y con Mar y con Karen y con Ana y con alguna otra amiga. Que comas-cenes mientras ves el partido de México contra Bosnia. Que hables con Talía para confirmar si se van ver en la noche y al final decidan dejarlo para la siguiente semana. Que converses durante un buen rato con una nueva amiga de facebook y que resulte muy agradable e inteligente. Que al igual que ayer, hoy también te deje plantado la amiga española que no has podido conocer en persona y que el jueves parte a su país por tiempo indefinido. Que dormites unos minutos y eso sea suficiente para que no puedas conciliar el sueño a la hora de querer dormirte. Que trates de olvidar tu insomnio en la computadora y leas artículos en Milenio y El Universal. Que escribas este post de tu blog a altas horas de la noche. Todo puede suceder.

martes, 8 de febrero de 2011

La Mosca en la Radio 46


Segundo programa sobre las cien canciones más una canción de 2010, con temas de Arcade Fire, Band of Horses, The National, The Coral, Midlake, Bombay Bicycle Club, The New Pornographers, Belle & Sebastian, The Magnetic Fields, I Am Arrows, Teenage Fanclub, Tired Pony, Carl Barat, The Divine Comedy, Two Door Cinema Club, The Charlatans, Spoon, Ariel Pink's Haunted Graffiti, Surfer Blood, Sleigh Bells (foto), Deerhunter y Titus Andronicus. Buena música garantizada (se trasmitió el martes 1 de febrero, hace una semana).

lunes, 7 de febrero de 2011

Flores rotas


Dado que por decreto oficial hoy fue día de descanso (otro puente, por Dios), Denisse no tuvo clases y vino a pasar el día conmigo. Todo muy divertido. En la mañana había yo trabajado y cumplido con todos mis pendientes y pude dedicar la tarde al descanso y a ver películas con la Dení. Vimos Broken Flowers (2005) de Jim Jarmush, nostálgica y agridulce cinta protagonizada por ese gran actor que es Bill Murray, quien hace el papel de un hombre a quien una carta anónima le avisa que tiene un hijo de veinte años de edad que quiere dar con él. Entonces, empujado por un loco vecino que se cree detective, se lanza a buscar a las varias mujeres que en algún momento fueron sus amantes y/o novias y con quienes pudo haber tenido a ese hijo. El humor es sutil, como todo en el cine de Jarmush, en esta especie de road picture cuyo final resulta deliciosamente ambiguo. Una preciosidad.

sábado, 5 de febrero de 2011

Top Gear en Tlaquepaque*


… y cuando desperté, recordé que soy mexicano.
Esto que para los no muy carismáticos conductores de la serie inglesa Top Gear sería una pesadilla, a mí francamente me resulta muy estimulante. Amo haber nacido en este país en donde los surrealistas hacen su nido y los políticos nacen con vocación de cómicos. Así que no veo razón alguna para molestarme porque tres tipos de enciclopédica incultura y que sólo saben de coches piensen que en México vivimos sentados a la sombra de una nopalera y nos la pasamos todo el día dormidos. Allá ellos y sus prejuicios basados en esquemas hollywoodenses.
Tampoco veo razones para comportarnos como jarritos de Tlaquepaque y rasgarnos las vestiduras por los dichos de ese trío de palurdos cockneys, amantes del pescado con papas fritas y el pay de riñones. Pobres de ellos que desconocen las delicias de unos chiles en nogada, una sopa de lima, unos tacos al pastor o unas enchiladas de mole oaxaqueño. No por ellos voy a renegar de todo lo que me gusta de la cultura británica, desde la literatura de Oscar Wilde, Charles Dickens, Jane Austen y Arthur Conan Doyle hasta el cine de Alfred Hitchcock, Ridley Scott, Ken Loach, Alan Parker, Kenneth Branagh, Terry Jones y la troupe de Monty Python. Desde el teatro de William Shakespeare y la poesía de Seamus Heaney, hasta el rock de los Beatles, los Rolling Stones, The Who y, por supuesto, los Kinks, sin olvidar a Led Zeppelin, David Bowie, Eric Clapton, Pink Floyd y Radiohead, entre muchísimos otros. Ello por no hablar de la propia televisión del Reino Unido y joyas del más delicioso humor inglés como The Office, Shameless y esa maravilla desbordadamente sardónica, todo un canto crítico al patetismo clasemediero londinense, que es Peep Show.
Así que tres zafios automovifílicos, quienes asocian a México con Speedy Gónzalez, no deberían quitarnos el sueño y tampoco hacer que renunciemos a tantas cosas buenas que nos vienen de la Gran Bretaña, incluida, claro está, la BBC de Londres (y la Premier League también).

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

viernes, 4 de febrero de 2011

Cosas de Chilango


Al mediodía vino un reportero de la revista Chilango para hacerme una entrevista sobre Caifanes. En marzo se va a publicar un reportaje gigante acerca del regreso de ese grupo y les interesó mi opinión al respecto. Yo dije todo lo que pienso, pero a ver qué aparece finalmente publicado.
Ya en la noche, recibí la visita de mi queridísima y guapa amiga Mónica Isabel Pérez. La pasamos de maravilla entre música, vinito y excelente charla. Tuvimos oportunidad de actualizarnos, ya que hacía tiempo que no nos veíamos. Me encantó tenerla en casa.

jueves, 3 de febrero de 2011

Doctora


Fui a hacerme un chequeo de rutina con mi estimada y joven doctora Flores, allá en el World Trade Center. Todo bien. Tengo un leve problema en un dedo y debo cuidar la presión, pero todo tranquilo. No lo había mencionado aquí, pero la doctora fue asidua de La Mosca en la Pared y guarda muchos ejemplares de la misma y de los Especiales. Fan de David Bowie y Radiohead, se trata de una persona muy agradable. Fue una buena elección médica sin duda.

miércoles, 2 de febrero de 2011

martes, 1 de febrero de 2011

¿Sufrir o no sufrir?


Alguna vez, una amiga me comentó que había llegado a la conclusión de que para crear, yo tenía que sufrir. “No tienes remedio”, me dijo. “Sólo con sufrimiento puedes escribir y hacer canciones”. Eso era cierto hasta antes de 2007, cuando yo vivía el amor de manera obsesiva, delirante y, sí, muy sufrida. Años de enamorarme como enajenado de mujeres con quienes tenía nulas posibilidades o que de plano me rechazaban fueron los que me permitieron escribir mi novela Matar por Ángela o componer multitud de canciones en las cuales hablaba de amores frustrados, de la impotencia ante el destino, de dolor, de amargura. “Porque este amor es puro odio” reza una parte de “Este amor”, una de las piezas que escribí en pleno enamoramiento loco con M o “Tú me repeles como a un gusano, / como alimaña que hay que destruir. / Me evitas tanto como a la peste, / como yerba mala de tu jardín. / Me humillas frente a las hienas / y las hienas se ríen de mí” canto en "Todo para qué”, una canción de mediados de los noventa, cuando estaba enamoradísimo de otro imposible. En fin que mi suerte con las mujeres cambió para bien a partir de 2007 y en 2008 conocí a Denisse, con quien se dio un noviazgo muy hermoso, sin broncas, sin celos, lleno de sonrisas y buenos momentos. Cierto, mi manera de hacer canciones cambió. Las letras se volvieron celebratorias y optimistas (“Denisse, en la rima de tu nombre está el desliz / y en las letras que te invocan, el sentir / que llegaste tú a mi vida y junto a mí / como un ángel silencioso y gentil” o “Eres joven, tan joven. / Cuando estoy contigo es como si yo rompiera cada artículo de la ley. / Eres joven, tan joven. / La gente que nos mira se muestra asustada / y no entiende que este es un amor de verdad. / ¿Cómo hacerles comprender que estamos enamorados / y que la edad que nos separa hace más grande el encanto?”). Como se ve, letras quizá menos intensas pero más amorosas. Cambió pues mi modo de componer como cambió mi manera de contemplar al amor (ya no más padecerlo como un dolor sino gozarlo como una bendición). Es verdad que ahora escribo canciones con menos frecuencia, pero ese ha sido un proceso constante a lo largo de los más de cuarenta años que tengo como compositor (mi primera melodía data de 1969). Si esto es bueno o malo, conveniente o no, lo desconozco. Pero me niego a volver a sufrir por cuestiones amorosas, aunque esto pueda reflejarse en mi obra musical y literaria. Hoy soy más feliz que nunca. Así deseo continuar.