domingo, 27 de junio de 2010

La sangre verdadera


Aunque no estoy en la moda vampírica de Crepúsculo y productos similares, las historias de vampiros siempre me han fascinado por su sensualidad y misterio. Desde el Drácula de Tod Browning (1930), con la extraordinaria presencia de Bela Lugosi, hasta La danza de los vampiros de Roman Polanski (1967) o The Lost Boys de Joel Schumacher (1987), sin olvidar por supuesto a nuestro El vampiro de Fernando Méndez (1957), el cine sobre los chupasangre me gusta mucho. Sin embargo, la forma como esto se ha transformado para dar paso a una serie de vampiros carilindos y metrosexuales no es algo que me atraiga demasiado. Por eso no me había interesado por True Blood, la serie de HBO cuya tercera temporada dio inicio justo el día de hoy. Pensaba que era lo mismo que Crepúsculo y me daba mucha flojera. Hasta que anoche vi parte del maratón de la segunda temporada y me sorprendió por su frescura, su planteamiento, su cachondería y su negrísimo sentido del humor. Sí, hay vampiros galanes y vampiras muy a la orden del Hollywood actual, pero eso es lo de menos. Situada la historia en la oscura y atrayente región del Mississippi, True Blood es mucho más de lo que yo esperaba y debo confesar que me atrapó y me obligó a ver el primer capítulo de la tercera temporada. Desde la genial secuencia de créditos (con el no menos genial y bluesero tema "Bad Things" de Jace Everett) hasta las actuaciones (la actriz principal es Anna Paquin, aquella niña de la cinta de 1993 El Piano de Jane Campion), todo está muy bien estructurado. En fin, me gustó.

1 comentario:

Charro Negro dijo...

Con todo y que tambien la recomienda Alvaro Cueva!!!!
Habra que ver!!!!
TORRENTTTTTTTTTTTTT