miércoles, 30 de junio de 2010

El temblor en Twitter


Eran las primeras horas de hoy y mientras chateaba con una amiga en la computadora, empezó a temblar. Por alguna razón, nunca me han aterrado los temblores y esta vez no fue la excepción. La plática terminó porque ya era tarde (pasaban de las dos y media de la madrugada) pero antes de apagar la sesión se me ocurrido asomarme a Twitter para conocer las reacciones inmediatas de los usuarios. Hubo de todo. Muchos que mostraban su miedo, pero muchos también con un negrísimo y delicioso sentido del humor que me llevó a recopilar frases (twitts) durante poco más de una hora. Haré una selección y los publicaré en mi columna de Milenio Diario el sábado próximo. Fueron en verdad unas réplicas muy divertidas.

martes, 29 de junio de 2010

Junio


No ha sido un buen mes. Han sido días extraños, un poco tensos de pronto, grises, incluso desconcertantes. Mes de nubes cargadas de aguacero. Mes de terminaciones, de cambios, pero sin saber bien a bien hacia dónde van esos cambios. Un mes incómodo este junio. Un mes del que ya quiero salir. Mes sin presencia femenina. Mes raro. Mes sin rumbo. Ya quiero que llegue julio.

lunes, 28 de junio de 2010

Lo que pudo ser y no quiso ser


Francamente no lo veo como un sonado fracaso. De algún modo era de esperar. Aguirre se dejó influenciar demasiado por el loco de Mario Carrillo y por quién sabe cuáles otras ideas que lo llevaron a alinear al Conejo Pérez y al Guille Franco cada vez que pudo, a lo que ayer se sumó la presencia del Bofo Bautista para que México jugara en la práctica con diez jugadores frente a una Argentina no tan temible y que para ganar necesitó de un escandaloso error arbitral, un espantoso error defensivo (¡ay, Osorio!) y un golazo de Tévez. Aguirre nunca supo o nunca quiso explotar la velocidad de sus jugadores jóvenes, se ensañó con Guardado y con los porteros Michel y Ochoa y al final volvimos a quedar eliminados. ¿Se pudo llegar al mítico quinto juego? Yo creo que sí. Pero el Vasco pareció boicotearse o quién sabe qué sucedió ahí. Ni modo.

domingo, 27 de junio de 2010

La sangre verdadera


Aunque no estoy en la moda vampírica de Crepúsculo y productos similares, las historias de vampiros siempre me han fascinado por su sensualidad y misterio. Desde el Drácula de Tod Browning (1930), con la extraordinaria presencia de Bela Lugosi, hasta La danza de los vampiros de Roman Polanski (1967) o The Lost Boys de Joel Schumacher (1987), sin olvidar por supuesto a nuestro El vampiro de Fernando Méndez (1957), el cine sobre los chupasangre me gusta mucho. Sin embargo, la forma como esto se ha transformado para dar paso a una serie de vampiros carilindos y metrosexuales no es algo que me atraiga demasiado. Por eso no me había interesado por True Blood, la serie de HBO cuya tercera temporada dio inicio justo el día de hoy. Pensaba que era lo mismo que Crepúsculo y me daba mucha flojera. Hasta que anoche vi parte del maratón de la segunda temporada y me sorprendió por su frescura, su planteamiento, su cachondería y su negrísimo sentido del humor. Sí, hay vampiros galanes y vampiras muy a la orden del Hollywood actual, pero eso es lo de menos. Situada la historia en la oscura y atrayente región del Mississippi, True Blood es mucho más de lo que yo esperaba y debo confesar que me atrapó y me obligó a ver el primer capítulo de la tercera temporada. Desde la genial secuencia de créditos (con el no menos genial y bluesero tema "Bad Things" de Jace Everett) hasta las actuaciones (la actriz principal es Anna Paquin, aquella niña de la cinta de 1993 El Piano de Jane Campion), todo está muy bien estructurado. En fin, me gustó.

sábado, 26 de junio de 2010

El Chanoc, el rock y el Monsi*

Monsiváis en Chanoc.
La primera vez que supe de Carlos Monsiváis fue a mediados de los años sesenta, gracias al Chanoc, la genial historieta dibujada por Ángel Mora en la que junto al propio Chanoc, Tsekub Baloyán, Pata Larga, Puk y Suk, El Sobuca y otros personajes, aparecía uno llamado El sabio Monsiváis (ver ilustración), cuya imagen no dejaba lugar a dudas de en quién estaba inspirada. Según recuerdo, el simpático sabio se la pasaba filosofando mientras compartía su erudición con los habitantes de Ixtac (una especie de Macondo mexicano pero mucho más divertido) y bebía el potente licor cañabar en la folclórica cantina “El perico marinero”.
Ya desde ahí se veía la estrecha relación que habría a lo largo de las siguientes décadas entre Carlos Monsiváis y la cultura popular de nuestro país. Pocos años después, comencé a leerlo en el inolvidable suplemento La cultura en México de la revista Siempre! que dirigía don José Pagés Llergo y en el que la sección “Por mi madre, bohemios” se volvió lectura obligada por su ácido sentido del humor.
A principios de los setenta, vino sin embargo mi primer desencuentro como lector con Monsiváis, cuando al escribir sobre el festival de Avándaro nos llamó a los jóvenes de aquella época, con un dejo de sorna y desprecio, “la primera generación de norteamericanos nacidos en México”. Desde entonces fue claro que la relación entre el rock y el Monsi nunca sería del todo buena.
Dicen que todos tenemos una anécdota con Carlos Monsiváis y yo tengo la mía. Sucedió en 1994. En la revista La Mosca en la Pared publicábamos en portada un letrero que advertía “en este número no escribe Carlos Monsiváis”. Un día, Carlos me llamó para decirme que ya que usábamos su nombre, de una vez le encargara un artículo. Lo pensé, accedí, pero en esos días la revista dejó de salir temporalmente y nunca se concretó el asunto, aun cuando La Mosca regresó a mediados de 1996 y por un tiempo seguimos sacando el aviso. Fue la única vez que crucé palabras con Monsiváis.
Hoy que se ha ido, no queda más que lamentar con incredulidad su ausencia.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara hüngara" de Milenio Diario.

viernes, 25 de junio de 2010

Cambios cercanos


Para quienes han cuestionado el diseño del sitio de La Mosca en la Red, se les avisa que pronto habrá cambios y se les pide que sean pacientes. Gracias.

jueves, 24 de junio de 2010

Suceso


Igual ya lo había escrito en el blog, pero no está por demás repetirlo: el uso del término suceso como equivocado sinónimo de éxito. No: suceso significa hecho, acontecimiento, sucedido. Emplearlo en enunciados como "Esa actriz es todo un suceso" o "La presentación de la película constituyó un sonado suceso" son barbarismos derivados de una burda traducción de la palabra inglesa success (éxito). Así de simple, así de errado.

miércoles, 23 de junio de 2010

Una página de Benedetti


“El tiempo se va. A veces pienso que tendría que vivir apurado, que sacarle el máximo partido a estos años que quedan. Hoy en día, cualquiera puede decirme, después de escudriñar mis arrugas: ‘Pero si usted todavía es un hombre joven’. Todavía. ¿Cuántos años me quedan de ‘todavía’? Lo pienso y me entra el apuro, tengo la angustiante sensación de que la vida se me está escapando, como si mis venas se hubieran abierto y yo no pudiera detener mi sangre. Porque la vida es muchas cosas (trabajo, dinero, suerte, amistad, salud, complicaciones), pero nadie va a negarme que cuando pensamos en esa palabra Vida, cuando decimos, por ejemplo, ‘que nos aferramos a la vida’, la estamos asimilando a otra palabra más concreta, más atractiva, más seguramente importante: la estamos asimilando al Placer. Pienso en el placer (cualquier forma de placer) y estoy seguro de que eso es vida. De ahí el apuro, el trágico apuro de estos cincuenta años que me pisan los talones. Aún me quedan, así lo espero, unos cuantos años de amistad, de pasable salud, de rutinarios afanes, de expectativa ante la suerte, pero ¿cuántos me quedan de placer? Tenía veinte años y era joven; tenía treinta y era joven; tenía cuarenta y era joven. Ahora tengo cincuenta años y soy ‘todavía joven’. Todavía quiere decir: se termina”.

De La Tregua de Mario Benedetti

martes, 22 de junio de 2010

Una decisión de última hora


Aunque todo estaba listo para trasmitir el programa de hoy de La Mosca en la Radio, sobre el rock canadiense actual, de último momento, Ángel Sixtos y yo decidimos retrasmitir otro para podernos dedicar a algunos de los detalles de lo que será el nuevo diseño del sitio de La Mosca en la Red. Fue necesario hacerlo, porque de otro modo jamás íbamos a avanzar en eso. Aún faltan puntos por afinar y autorizaciones que lograr, pero el sitio va a mejorar en su forma y va a ofrecer mejores cosas a los lectores. Espero que muy pronto podamos subirlo ya.

lunes, 21 de junio de 2010

Zombieland


Me la recomendó mi hijo Alain y valió mucho la pena verla. Zombieland (Ruben Fleischer, 2009) es una comedia divertidísima dentro del género de terror, con un ritmo vertiginoso, un humor negro tremebundo, un guión inteligentísimo, diálogos hilarantes, actuaciones sensacionales y múltiples referencias cinematográficas. Se trata de una road picture que se desarrolla en unos Estados Unidos postapocalípticos, donde lo único que pervive son hordas de zombies carroñeros en busca de víctimas para devorar y en la que cuatro sobrevivientes que conservan su calidad de humanos se dedican a luchar por su vida y a matar muertos vivientes de todas las maneras posibles. Algo que parecería trágico y terrorífico, se convierte en un filme por demás jocoso, en el que estos cuatro personajes con nombres de ciudades de la Unión Americana (Columbus, Tallahassee, Wichita y Little Rock) cruzan el país en busca de un lugar libre de zombies.
Las actuaciones, como decía, son estupendas, sobre todo por parte de Woody Harrelson (Tallahassee), un matón que aparte de acabar con los monstruos de las maneras más estrambóticas posibles, se encuentra obsesionado por obtener el último twinkie que existe sobre la Tierra. Su frase "en México los llaman Submarinos" es verdaderamente genial, como genial es la breve aparición de Bill Murray en el papel de... Bill Murray, en una de las partes más sarcásticas de la cinta.
Una película más que recomendable, digna de tenerse en la filmoteca casera.

domingo, 20 de junio de 2010

De eufemismos, la SCJN y los ratones bleus*


Vivimos en un mundo y un país dominados por los eufemismos. Que si a los negros hay que llamarlos afroamericanos, que si a los discapacitados hay que decirles personas con capacidades diferentes o que si a los narradores de Televisa Deportes hay que mencionarlos como sujetos con deficiencias cerebrales congénitas.
Dentro de ese contexto, en el que la corrección política es ama y señora del terreno de juego, no es de extrañar que a partir de ahora y de manera oficial, a la guerra contra el crimen organizado se le haya bautizado como –eufemismo de antología, abro merecidas comillas– “lucha por la seguridad pública”. ¿Para qué el cambio de nombre? ¿Será para suavizar la idea de que estamos ya en una conflagración? ¿Tal vez sea para tranquilizar a la opinión pública que mira espantada algo que ya se salió de control? No lo sé, aunque yo le hubiese puesto un título más exacto y acorde con el momento que se vive, una cosa así como “intento de control de daños contra el avispero enloquecido” o “campaña para relajar tensiones entre los contendientes y solicitarles que por favor le bajen a sus enfrentamientos y matazones”.
Sin embargo, la atención masiva no se halla por ahora en la ex guerra contra el crimen organizado sino en la actuación de la selección mexicana de fut, la cual encontró en el equipo de Francia a una versión de les souris bleus, es decir, los ratones azules. Hoy todos somos más felices y esa felicidad nos durará hasta el martes 22, el domingo 27 o (¿será) el sábado 4 de julio, si es que el equipo alcanza el mítico quinto partido. ¿Que es una felicidad pasajera, superficial, tonta, insignificante? Pues sí, pero no le cae nada mal a un país aquejado por una clase política inepta e insensible que ya quisiera tener el fino toque de Rafa Márquez o el timing y la resolución del Chicharito Hernández. Si acaso, tiene la picardía de Cuauhtémoc Blanco, pero muy mal encauzada. Nada más vean a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Están peor que Raymond Domenech.

*Publicado ayer sabado en mi columna "Camara hungara" de Milenio Diario.

sábado, 19 de junio de 2010

¿Por qué nunca escribió Carlos Monsiváis en La Mosca?


“En este número no escribe Carlos Monsiváis”. Tal era la leyenda que lució la portada de La Mosca en la Pared en sus primeras entregas. Ponerla fue una ocurrencia que tuve porque me resultaba excesiva y ridícula la manera como toda nueva publicación que aparecía buscaba en seguida la bendición de Monsiváis, ya por ese entonces (hablo de mediados de los años noventa) todo un santón de la cultura progresista y de izquierda (es un decir). Todos querían unas palabras de iniciación por parte del gurú, cuya sección “Por mi madre Bohemios” era lectura obligada para muchos (la mejor época de dicha sección fue sin duda en el suplemento La cultura en México de la revista Siempre!; cuando pasó a La Jornada, se ideologizó en demasía y perdió mucho de su filo), lo mismo que algunos de sus libros de crónicas, algunas muy sabrosas y otras no tanto (a veces, el barroquismo de su estilo terminaba por ahogar a sus textos y caía en una maraña de opiniones y juegos de palabras muy ingeniosos -¿o tramposos?- pero no siempre certeros).
Esa fue la razón por la que jamás intentamos buscar a Monsiváis para que participara en La Mosca. Lo que pocos saben y no deja de resultar curioso es que fue él quien nos buscó. Estábamos preparando el número 6 de la revista, allá en las antiguas instalaciones de la avenida Uniiversidad, frente a la estación del metro Viveros, cuando una mañana sonó mi extensión y Normita (la sabia secretaria) me dijo que me llamaba un tal Carlos Monsiváis. Por supuesto que pensé que se se tratata de una broma, pero no era así. Reconocí la voz del famoso Monsi al momento. Del otro lado de la línea, el autor de Dias de guardar me dijo: “Oye, pues ya que estás usando mi nombre en la revista, invítame a escribir algo”. Dudé unos segundos pero acepté. Quedé en devolverle la llamada mientras pensaba qué le podía encargar. Lo hice al día siguiente. Hablamos y le pedí una crónica sobre el slam en los hoyos fonquis Accedió y sólo puso como condición que alguien de La Mosca lo acompañara a uno de esos lugares. Me ofrecí a ir con él y creo que Fernando Rivera Calderón (quien era el subdirector de la revista) también se apuntó.
Pero el destino impidió que Monsiváis publicara en La Mosca en la Pared. Unos días después, Jaime Flores nos comunicaba que la revista dejaría de salir por problemas financieros y así fue como entramos en un periodo de hibernación que duraría más de un año y medio (aunque pensamos que sería definitivo). Le comuniqué a Monsiváis que no sería posible hacer la crónica, lo lamentó y jamás volví a hablar con él. Era el mes de julio de 1994.

Cuando La Mosca renació, en 1996, y apareció el número 7, la leyenda “En esta revista no escribe Carlos Monsiváis” volvió a aparecer. Lo pensé bien y concluí que si aquel texto sobre el slam no había salido era por algo y que era mejor permanecer en la nuestra y seguir adelante sin el Monsi como colaborador. De hecho, dimos una variante a la broma cuando salió el número 8 de la revista, un ejemplar sobre rock y mujeres con Alanis Morissette en portada y la leyenda (adecuada al caso) “En esta revista no escribe Elena Poniatowska”. Alguien me contó (creo que fue un reportero de El Financiero), años más tarde, que a la autora de La noche de Tlatelolco le cayó muy en gracia el letrerito, aunque jamás intentó escribir para nosotros.
Hoy que ha muerto Carlos Monsiváis (un hecho lamentable, por supuesto), víctima de una larga y penosa enfermedad, en las redes sociales abundan quienes lo están santificando a paso acelerado y lo sitúan como un hombre impoluto, intachable, esplendoroso, perfecto. Hasta Andrés Manuel López Obrador tuiteó que era el mayor intelectual mexicano de los últimos tiempos. Me pregunto si hubiera dicho lo mismo si Monsiváis hubiera sido un crítico suyo.
Por desgracia, así como tuvo sus rasgos luminosos, también tuvo algunos muy oscuros. Desde aquella larga y apasionante polémica con Octavio Paz en la revista Proceso, en la que Carlos defendió obstinadamente a la URSS y a los países de la órbita soviética contra las críticas de Paz (a quien la historia terminaría por dar la razón), hasta la forma como constituyó una mafia cerrada dentro del periódico La Jornada para echar del diario a quienes osaban disentir con la línea del mismo (si no, pregúntenle a Luis González de Alba). Ahí mostró un talante cerrado y hasta stalinista.
Gran cronista, estudioso y difusor de la cultura popular mexicana (ahí está el Museo del Estanquillo que fundó), pero de ningún modo un alma de Dios o un intelectual incuestionable. Habrá que situarlo en su justo medio, una vez que pase la marabunta de homenajes acríticos y borreguiles.
¿Qué si me arrepiento de que Carlos Monsiváis finalmente no haya escrito una sola frase en La Mosca en la Pared? Pues no, en absoluto. Pienso que a final de cuentas fue lo correcto. Estoy cierto de ello.

viernes, 18 de junio de 2010

San Cuauh y el santo chicharo de Atocha


1. Cuando Cuauhtémoc Blanco se preparaba para ejecutar el penalty con el que le clavaría el segundo gol a Francia, ayer en Sudáfrica, el jugador galo Valbuena trató de desconcentrarlo al decirle una y mil cosas. Cuentan que el Cuauh se volteó y le dijo: "¡Cállate, pendejo"!, para en seguida enfilarse al balón y batir al arquero de los bleus.

2. Una porra que se escuchó por ahí luego del dos a cero a Francia: "¡Pelé es el rey, Maradona es Dios, pero el pinche Cuauh es el papá de los dos!".

3. ¿Qué tal la imagen que aquí les muestro? Al menos en cuanto a ingenio, los mexicanos somos campeones del mundo.

jueves, 17 de junio de 2010

México-Francia


Claro que disfruté el partido de hoy. Claro que grité los dos goles, sobre todo el del Chicharito. Claro que me emocioné cuando fueron tocados los himnos nacionales al principio y cuando llegó el pitazo final. No sentí el menor dolor por el equipo galo, tan lleno de indolencia y tan mal dirigido por Raymond Domenech. Sin embargo, eso no significa que mi amor por Francia y su cultura haya disminuido un ápice. Eso no quiere decir que París no me siga pareciendo la ciudad más bella, deslumbrante y colorida del mundo. Como dijo el filósofo: una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Siempre amaré y admiraré al país de Rousseau y Flaubert, de Stendhal y Voltaire, de Moliere y Victor Hugo, de Degas y Monet, de Truffaut y Rohmer, de la Bardot y Alain Delon. Las letras francesas, la filosofía francesa, la música francesa, el cine francés, las mujeres francesas, la melodía de la lengua francesa al ser pronunciada por su gente (ese "bon jour" maravilloso con que saluda la vendedora de pan en la patisserie o de fruta en el marché). Su futbol es lo menos importante. Incluso su liga no es cosa del otro mundo (como sea, de ese país le voy al Paris St. Germain). Es Francia, mi madre Patria por el lado materno. De allá vienen los Michel. C'est la vie, tant pis.

miércoles, 16 de junio de 2010

El oso de León


Me pide un lector de este blog que dé mi punto de vista sobre el osazo (uno más en su vida) que hizo hace unos días León Larregui, el vocalista del grupo de rock pop Zoé, quien resultó arrestado por no pasar la prueba del alcoholímetro. Como muchos saben y han visto (para los que no, les incluyo el video), al ser detenido en plena colonia Condesa, Larregui fue grabado por la cámara de Milenio TV, ante la cual protagonizó todo un sainete, una escena de risa loca que desde hace días circula ampliamente en varias redes sociales. En la misma, se ve al cantante en evidentísimo estado de ebriedad, mientras golpea los vidrios de la camioneta de la policía del Distrito Federal a la que fue obligado a subir, se baja los pantalones para mostrar su muy poco estético trasero y despotrica contra Marcelo Ebrard y “las autoridades corruptas”, al tiempo que con rostro de briago hace señales obscenas con los dedos y le dice a un fotógrafo de prensa al que le pateó la cámara: “Lo hice porque te odio”. Todo un rockstar región 4 el muchachito. Yeah! ¿Qué se puede decir ante eso? Que por eso estamos como estamos.

martes, 15 de junio de 2010

Programa pospuesto


Ángel Sixtos, uno de los dos mandamases de Tu Radio On Line me llamó como a las tres, para decirme que por cuestiones técnicas (fallas en la red) no habría programa de La Mosca en la Radio esta tarde, por lo que hube de posponerlo. Pero como ya lo tenía preparado todo, aprovecho para anunciar que dentro de ocho días la emisión estará dedicada al rock canadiense actual y que pondré canciones de Arcade Fire (los dos temas que dieron a conocer recientemente y que forman parte de su próximo álbum, The Suburbs), The New Pornographers, Islands, Wolf Parade, Broken Social Scene, Metric, Emily Haines, Neko Case, Feist (foto), Tegan and Sara, Sarah McLachlan, Hot Hot Heat, Tokyo Police Club y Born Rufians. Creo que valdrá la pena escucharlo.

lunes, 14 de junio de 2010

Lo dijo Albert Camus


"Matizar y comprender, nunca dogmatizar o confundir".
Estoy cierto de que esa es la manera como deberíamos contemplar y analizar a la realidad.

domingo, 13 de junio de 2010

Las vuvuzelas y la salación presidencial*


Escribo esto unas horas después de terminado el sufrido encuentro en el que el equipo de todos (ajá) sacó con las uñas un sufridísimo empate con los bafana bafana sudafricanos, en medio del clamor desquiciante de decenas de miles de vuvuzelas.
Vi el partido desde el apartamento donde vivo, mientras la corriente eléctrica subía y bajaba en simpáticas fluctuaciones de voltaje que hacían que la imagen en el televisor se achicara y se oscureciera con desesperante frecuencia (ya llevamos como dos semanas con ese tobogán lumínico en la colonia Ciudad de los Deportes de la delegación Benito Juárez, ¿no podrían hacer algo al respecto los responsables de la CFE ahora que nos acaban de subir el cobro?). Con todo, logré darme cuenta de que nuestros amados ratoncitos verdes pudieron haber metido varios goles en la primera parte y pudieron haber recibido otros tantos en la segunda. Al final, una equitativa igualada que nos devolvió el aliento al producirse el último silbatazo del árbitro uzbeko, de quien se decía nos iba a pasar a cuchillo (ya se sabe: nuestra idiosincrática afición por las teorías conspirativas). A pesar de la presencia de Felipe Calderón en el estadio Soccer City de Johannesburgo, esta vez la salación presidencial no nos afectó del todo y al menos no sufrimos una de esas derrotas honrosas a las que ya estamos tan acostumbrados.
Un poco después, Francia y Uruguay también empataron y en el Grupo A nada hay para nadie todavía. Como nada hay aún, por estos lares, para los padres del chavo de 14 años asesinado por un guardia fronterizo gringo en el puente internacional Paso del Norte de Ciudad Juárez.
¿Será que el gobierno mexicano va a esperar a que se acabe el Mundial de Sudáfrica para emitir cuando menos una protesta diplomática o, más bien, va a aguardar a que concluya el campeonato para ver si mientras se nos olvida ese crimen? Todo es posible en este país ensordecido por las vuvuzelas de la indiferencia.

*Publicado ayer sábado en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

sábado, 12 de junio de 2010

Tres años de "El rojo y el negro"


Este blog cumple hoy exactos tres años de existencia, tres años de publicar un post diario de manera ininterrumpida y de atestiguar y comentar, desde una perspectiva absolutamente individual y subjetiva, las transformaciones que se han ido dando en diferentes campos de la vida, desde los sociales, políticos, económicos, artísticos y culturales hasta los estrictamente personales. Mil noventa y siete entradas y cerca de doscientas seis mil visitas. Es mucho más de lo que yo hubiera esperado al iniciar este sitio que continuará hasta donde y hasta cuando tenga que continuar. Gracias a quienes se han acercado a leerlo, a quienes lo frecuentan a pesar de todo, a quienes dejan sus comentarios y a los hasta ahora doscientos trece seguidores que se han registrado en este El rojo y el negro que es mi diario abierto al público. Un abrazo a todos.

viernes, 11 de junio de 2010

Final


No voy a entrar en detalles. Sólo diré que fue algo al mismo tiempo esperado y sorpresivo. Quiero pensar que más que un final se trata de un cambio de estatus. La determinación fue suya y la respeto. Pero en el fondo fue una decisión mutua. La razón no es la falta de amor. Tampoco un desencuentro sentimental o de formas de ser. Más bien es un asunto tan simple y tan complicado como una incompatibilidad de proyectos de vida. No puedo –o tal vez no quiero– responder a lo que ella espera de mí a largo plazo. No me siento con ánimos como para volver a vivir cosas que ya viví cuando tenía veintitantos años. Ser padre otra vez no está en mis presupuestos. Eso es lo que tuve que decirle. Con sinceridad. Traté de ser honesto. Ella lo meditó y concluyó que no tiene caso continuar con una relación que sólo responde al día con día y que no contempla el futuro. La respeto y la admiro por tomar una resolución tan dura y tan valiente. Se trata de un tema muy doloroso para ambos, pero creo que a final de cuentas es lo mejor. El tiempo curará las heridas y pienso que podremos seguir cerca y apoyarnos mutuamente, aunque el estatus haya cambiado. Yo la adoro y quiero lo mejor para ella. Creo que ese sentimiento es mutuo. No tenemos por qué perdernos uno al otro. Para parafrasear a R.E.M.: es el final de la relación como la conocíamos… and I don’t feel fine. Pero no hay remedio.

jueves, 10 de junio de 2010

No es un país para los viejos


Así debía llamarse y no Sin lugar para los débiles, como le pusieron en México a este peliculón de los hermanos Coen que no había tenido oportunidad de ver. Vaya filme, vaya dirección, vaya fotografía, vaya actuaciones (Tommy Lee Jones, sobre todo). Una profunda meditación sobre la muerte, la violencia gratuita, el amor, el desamor, la vejez, el odio, el absurdo al que hemos llegado en este mundo debido a la ambición. Basada en una novela de Cormac McCarthy, No Country for Old Men es una joya absoluta y para los mexicanos tiene una actualidad mayúscula, dada la ola de violencia en que el país se encuentra sumergido. Humor negro al por mayor, con un Javier Bardem increíble como el asesino despiadado que mata con una pistola de presión de aire para sacrificar ganado. Muy recomendable película.

miércoles, 9 de junio de 2010

Vida con mi viuda


José Agustín me la regaló, dedicada y todo, cuando apareció y es hasta ahora que la leí. Hablo de su novela Vida con mi Viuda (Joaquín Mortiz, 2004). En definitiva no es mi libro favorito del buen Josagust (sigo quedándome con La Tumba, Ciudades desiertas y, sobre todo, De perfil), pero me gustó en su mayor parte. Tal vez la idea de que se desarrolle en un futuro incierto no me convenció del todo, lo mismo que su tono de thriller no tan logrado, pero la trama me agarró y no me soltó hasta su inesperado final. Es una muy buena novela, aunque como ya dije, no es la mejor del autor de Se está haciendo tarde (Final en laguna).

martes, 8 de junio de 2010

La Mosca en la Radio, programa 34


Dividido en dos partes: la primera hora, dedicada a Dennis Hopper, con todos los temas de la banda sonora de Easy Rider. La segunda hora, dedicada a tocar completo el nuevo álbum de The Dead Weathe: Sea of Cowards. Espero que lo disfruten.

lunes, 7 de junio de 2010

Día de la libertad de prensa


Poca gente lo ha mencionado, pero hoy es día de la libertad de prensa. En la época priista, se festejaba con bombos y platillos y quien lo hacía era el propio gobierno y sus jilgueros, en un tiempo en el que existía un gran control y una gran censura sobre los medios de comunicación. Hoy no se celebra tanto, quizá porque gozamos de una libertad de expresión que de pronto no sabemos aquilatar en todo lo que vale. Muchos que no vivieron aquellos años de represión real sobre periódicos, revistas, radio y televisión afirman que en la actualidad esa libertad es ficticia. No es cierto. Desde mi posición como columnista de uno de los diarios más importantes de México, puedo decir que jamás he sido censurado y que nadie me ha dictado lo que tengo que escribir. Ni una sola indicación al respecto he recibido nunca. En los años del PRI, sobre todo del gobierno de Carlos Salinas hacia atrás, hubiera sido impensable gozar de esta libertad. Cuando Miguel de la Madrid era presidente, fui echado del periódico unomásuno, porque en un artículo me atreví a criticar al Pemex que dirigía Jorge Díaz Serrano, por la forma como los derrames de petróleo contaminaban al mar. Así, sencillamente, me llegó la orden desde la dirección de ese diario, por boca de un muy apenado Roberto Vallarino (q.e.p.d.), y dejé de colaborar de inmediato. Hoy no existe esa clase de problemas para quienes externamos nuestras opiniones desde las páginas de los medios escritos, ello para no hablar de las redes sociales y la internet en general, donde se goza de una libertad que permite incluso que muchos insulten y/o calumnien desde el anonimato. Cierto que en algunas partes del mal llamado interior de la república los periodistas son censurados, pero -cosa "curiosa"- se trata en su mayor parte de estados gobernados por mandatarios priistas. Qué bueno que ya no haya necesidad de festejar a la libertad de prensa, ya que podemos ejercerla día con día. Si el PRI regresa a partir del 2012, tenemos que defenderla a como dé lugar y no permitir que se reestablezca la censura.

domingo, 6 de junio de 2010

Regreso a Pátzcuaro


Denisse pasó sábado y domingo con su familia y hoy en la nochecita me mandó un mensaje desde la estación de autobuses de Observatorio, para decirme que estaba a punto de abordar el camión de regreso a Patzcuayork. Volveremos a vernos hasta finales de julio, aunque como ha sido durante estos dos primeros meses, nos mantendremos en contacto por internet y teléfono. Por cierto que el viernes en la noche vimos una de mis películas favoritas de Woody Allen: Everyone Says I Love You (1996), maravilloso musical que Denissia no había visto y que le encantó. Yo ayer fui a Tlalpan para visitar a mi mamá y a Rosa, Alain y compañía y hoy domingo lo pasé en casita. Todo tranquilo.

sábado, 5 de junio de 2010

Mueve el esqueleto*


Tengo sentimientos encontrados con respecto al traslado de los huesos de los héroes de la Independencia que realizó el gobierno federal, el pasado domingo. Por un lado, me parece una ceremonia a la antigua usanza, con ciertos aires republicano-decimonónicos que no dejan de conmover. Por el otro, me resulta una puesta en escena digna de ese teatro del absurdo al que tan dados somos los mexicanos, sin distinción de credos o preferencias ideológicas. Nos encantan el boato y las figuras de cartón piedra, la palabrería vacua y la historia en blanco y negro.
No entiendo las razones para llevar las osamentas de los doce antiguos insurgentes de la Columna de la Independencia al Castillo de Chapultepec. Tampoco comprendo la necesidad de un acto que así como estuvo acompañado musicalmente por los marciales tambores y cornetas de los cadetes del Colegio Militar, igual pudo haberlo estado por algún grupo salsero que cantara esa de “Mueve el esqueleto”. Cuando menos habría sido una forma de desacralizar un poco el, a final de cuentas, necrofílico rito.
Ya sería hora de desolemnizar a nuestro anacrónico ceremonial cívico, del mismo modo que habría que desolemnizar también la manera de enseñar la historia de México. Mi querida amiga, la fotógrafa Talía Chavira, sugiere que en lugar de los acartonados libros de texto, al menos durante este año del Bicentenario se convierta en lectura obligada (que no obligatoria) a las novelas Los pasos de López y Los relámpagos de agosto del gran Jorge Ibargüengoitia, a las que yo añadiría otros dos libros: Las memorias de Blas Pavón y La revolución mexicana. Memorias de un espectador de José Fuentes Mares. Cuatro textos divertidos y que le quitan a la llamada historia patria ese tufo de tiesa formalidad que tan soporífera resulta para quienes se enfrentan a ella y a su maniqueo juego de buenos y malos, de héroes impolutos y villanos execrables.
Lo que sí es seguro es que con el muy probable regreso del PRI al poder, más que el culto a los huesos, volverá el culto al hueso.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

viernes, 4 de junio de 2010

Zoot Suit con Denisse


Denisse llegó esta madrugada y fui a recogerla a la estación de autobuses de Observatorio. Vino junto con sus compañeros de La Casa del Teatro, para pasar el fin de semana en el Distrito Federal y ver un par de obras de teatro. Estuvimos toda la mañana en mi casa, comimos en La Buena Tierra (ahora que mi niña se volvió vegetariana) y en la tarde nos lanzamos en metrobús a Cultisur, a fin de presenciar, en el teatro Juan Ruiz de Alarcón, la puesta en escena que la Compañía Nacional de Teatro ha hecho de Zoot Suit de Luis Valdés. Foro lleno para atestiguar una excelente adaptación, con estupendas actuaciones (en especial la de Enrique Arreola), gran producción, ingeniosa escenografía y la ya clásica música de Lalo Guerrero para esta historia de pachucos en la ciudad de Los Ángeles de principios de los años cuarenta. Va a estar todo el mes de junio y la recomiendo sin reservas. No se la pierdan.

jueves, 3 de junio de 2010

Gran Torino


No había podido verla. Qué gran película. Todo un sutil pero aplastante alegato en favor de la tolerancia y la diversidad, sin demagogias baratas, sin falsedades. Clint Eastwood ha construido un filme portentoso, bellísimo, duro, conmovedor. Qué gran director (además, hizo que me enamorara de la preciosa y joven vietnamita interpretada por la actriz Ahney Her). Dirty Harry ha envejecido, pero con cuánta dignidad lo ha hecho.

miércoles, 2 de junio de 2010

¿Quién es quién?




¿Se han fijado en el enorme parecido que existe entre el actor estadounidense Larry David y el entrenador argentino Carlos Bianchi? He aquí las fotos de cada uno. Ustedes decidan quién es quién. Vale.

martes, 1 de junio de 2010

Lo que sea funciona


Dice Roger Ebert que es un cuento moral al estilo de Eric Rohmer y estoy totalmente de acuerdo. Hoy tuve ocasión de ver Whatever Works, la más reciente película de Woody Allen (creo que aún no se estrena en México o no sé) y me pareció una absoluta delicia. Filmada en 2009 y estelarizada por un espléndido Larry David y una preciosa y fantástica Evan Rachel Wood en los estelares, la cinta narra la historia de un físico neoyorquino retirado (Boris Yellnikoff) que alguna vez fue nominado al Premio Nobel y quien siente un desprecio total por los seres humanos, contra quienes despotrica con todo aquel que lo quiere escuchar e incluso con nosotros, los espectadores, a quienes nos habla en más de una ocasión a lo largo del filme. Boris se topa un tanto casualmente con Melody St. Ann Celestine, una muy joven y hermosa sureña que acaba de llegar a la gran ciudad, proveniente del Mississippi, y que no tiene dinero y tampoco dónde vivir. Entre ambos se establece una relación desigual pero afectiva que los lleva al matrimonio (¡ella es la que se lo propone!). Todo parece complicarse cuando aparecen primero la mamá (una fabulosa Patricia Clarkson) y luego el papá de la muchacha, dos ultraconservadores ultraprovincianos, quienes al entrar en contacto con Nueva York se transforman cada uno por su lado y se redimen de su derechismo para aceptar su verdadera naturaleza, sobre todo en lo tocante a su sexualidad. Divertida, ingeniosa, filosófica, inteligentísima, la película transcurre plácidamente y tiene un final feliz que pondría los cabellos de punta a la Liga de la Decencia. No se la pierdan si tienen oportunidad de verla.