miércoles, 3 de marzo de 2010

¡Mare!


Hace un par de semanas, a la gobernadora priista de Yucatán, Ivonne Ortega (sí, la misma a quien sacan bailando en un divertido promocional de Milenio TV), se le ocurrió asistir a una función de box en la capital de su estado. Al ser descubierta por el respetable, se soltó una chifliza tremebunda que hizo que la góber saliera de la arena más rápido de lo que llegó. Sobra decir que iba furiosa y que su berrinche habría de tener consecuencias.
El incidente se convirtió en la comidilla del día entre los yucatecos y a algunos boshitos ingeniosos se les ocurrió sacar a la venta las mencionadas camisetas con el letrero “Yo chiflé a Ibom”. Apenas se enteró doña Ivonne, ¡mare!, montó en cólera e hizo que la policía emeritense (que tal es el gentilicio de los nacidos en Mérida) arrestara a los ninios que las vendían y es hora de que siguen encerrados, a pesar de las crecientes protestas de la gente y la indiferencia de la señora gobernadora, de quién se dice: “La busco, la busco y no la busco”.
¿Por qué la mandataria no mostró más inteligencia y se fue a comprar una de esas camisetas, para mostrar que es tolerante y campechana (aunque sea yucateca)? Simple: porque los políticos en general –y peor los mexicanos– no suelen tener sentido del humor y fácilmente se convierten en jarritos de Tlaquepaque.

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