sábado, 6 de febrero de 2010

Carta a un diputado constituyente*


(Para el diputado Emiliano Celso García Estrella -1876-1951-, representante del V Distrito Electoral de Sinaloa en el Congreso Constituyente de 1917).
Querido abuelo: aunque nunca tuve el gusto de conocerte en persona, ya que falleciste cuatro años antes de que yo viniera al mundo, no dejo de sentirme orgulloso cada vez que evoco tu nombre y tu figura. Suelo recordarte cada 5 de febrero, día de la Constitución, porque participaste en las históricas sesiones que dieron forma y sustancia a nuestra Carta Magna y porque conozco tu trayectoria como revolucionario, misma que te permitió estar en la ciudad de Querétaro en aquel 1917.
  Sé de tu nacimiento en El Fuerte, Sinaloa, donde se dio tu labor como agricultor, lo mismo que tu interés por el periodismo y la poesía, además de tu militancia floresmagonista y las persecuciones que sufriste por oponerte a la dictadura de Porfirio Díaz. Fundaste el periódico El Reporter, para luego sumarte al maderismo, en 1910, como comandante del grupo guerrillero Leales del Fuerte, con el que participaste en la toma de Navojoa. Con el triunfo de Madero, fuiste elegido presidente municipal de tu ciudad natal, pero el cuartelazo de Victoriano Huerta te puso de nuevo en pie de guerra y te sumaste al Plan de Guadalupe de Venustiano Carranza, con quien te uniría una entrañable amistad. Los huertistas te aprehendieron y estabas a punto de ser fusilado, cuando tus hombres te salvaron providencialmente. Al triunfo de la revolución, fuiste alcalde de El Rosario y uno de los cinco representantes sinaloenses en el Congreso Constituyente de 1917, para más tarde ser senador de la república y nuevamente diputado, en la XXVIII Legislatura.
  Me pregunto cómo verías a este México de 2010, tan diferente al que tú conociste, aunque tal vez igual de convulso y sin rumbo. Por ahí se dice que hace falta una nueva Constitución. Yo pienso que bastaría con retomar el espíritu que dio origen a la actual y hacer que por fin se cumpliera. Mas para eso hacen falta hombres honestos y comprometidos como tú, mi querido abuelo.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

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