viernes, 22 de enero de 2010

¿Dónde quedó la cultura?


En este país (des)gobernado por patéticos y grises burócratas y por poderes fácticos que lo determinan todo, hace muchos años ya que la cultura ha quedado relegada al cajón de los trebejos. Panistas, perredistas, priistas y demás lacras mantienen a la actividad cultural en el ostracismo y prácticamente en la desnutrición. Los presupuestos destinados a la cultura (y también a la ciencia) son ridículos, raquíticos. Mientras en los países desarrollados el arte en sus diversas manifestaciones es fomentado, protegido e incluso utilizado como importante fuente de ingresos, en México es despreciado, desvalorado, ignorado por quienes detentan el poder. Si de algo podemos sentirnos orgullosos quienes vivimos en este país, cada vez más víctima de la ignorancia y la estulticia, es de nuestra herencia cultural, esa que va desde el pasado prehispánico hasta la obra de nuestros artistas plásticos, desde la arquitectura colonial hasta nuestra literatura, desde nuestra maravillosa gastronomía hasta nuestra fantástica artesanía. Hay una cultura mexicana espléndida, inacabable. Ahí podría estar una buena salida para la crisis económica que padecemos, pero también para la crisis -más profunda aún- ética y ontológica. Como individuos, no nos queda más que fomentar a la cultura desde nuestras pequeñas trincheras. Tal vez, de ese modo, algún día muy lejano seamos un país medianamente culto.

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