sábado, 7 de junio de 2008

La plaga de las oenegés*


Puede ser que se hayan iniciado como organismos llenos de buenas intenciones. Sin embargo, con el paso del tiempo muchas de ellas han comenzado a demostrar que sus verdaderos intereses de fondo tienen que ver más con los fondos económicos que con el fondo ideológico.
Son las famosas organizaciones no gubernamentales (ONG), cuya denominación siempre me ha brincado desde un punto de vista lingüístico. Eso de “no gubernamentales” agrede a nuestro idioma con su horripilante uso del noísmo, copiado mecanicamente del idioma inglés. ¿Por qué no mejor y simplemente organizaciones civiles? Es como lo de la dichosa y siempre resbaladiza sociedad “civil”. ¿Qué demonios es eso? ¿Lo contrario a ella es la sociedad incivil? ¿Por qué no mejor llamarla sociedad organizada o, de manera más sencilla, sociedad? Pero así son los progres: políticamente muy correctos pero idiomáticamente incorrectísimos.
El caso es que varias célebres oenegés mexicanas han solicitado una lanita al Congreso de los Estados Unidos, a fin de supervisar, dicen, las violaciones del Ejército mexicano a los derechos humanos. ¿A quién le reportarían sus investigaciones? ¿A los diputados y senadores gringos que son quienes les pagarían? Caramba, cuánta congruencia. ¿La soberanía nacional? Qué importa en este caso. Después de todo, se trata de la defensa de los derechos humanos.
Un buen amigo mío trabajó hasta hace poco para la representación mexicana de una de las organizaciones civiles más importantes del mundo. Salió asqueado de la misma; por su esquematismo, pero sobre todo por su rampante materialismo. La ONG de marras cuida a sus patrocinadores y no los toca con el pétalo de una crítica, incluso si incurren en algo contrario a los principios de la organización.
Habría que desacralizar a esas vacas sagradas en que se han convertido las oenegés (con sus excepciones, convengo), tan inquisitoriales, acosantes e histéricas, tan insoportablemente correctas e hipócritas.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

2 comentarios:

Chico Migraña dijo...

Desde mi humilde y ciertamente poco preparado punto de vista, las oenegés son un cáncer que se expande gracias a (o por cause de) la globalización.

Sobre las redundancias, la que más prevalece en los "medios de comunicación" es "la ciudadanía", refiriéndose a la sociedad en general.

Saludos
Por cierto, para los aficionados moscosos sería bueno saber que existe este blog, pero antes de poner un vínculo en el mío, te pregunto si quieres que lo haga.

Hugo García Michel dijo...

Hola, Chico Migraña. Puedes poner el vínculo; por mí, encantado.

Un abrazp.