sábado, 21 de junio de 2008

Ebrard pinta su raya*


Al inicio del actual sexenio, no se necesitaba ser un pitoniso para prever dos situaciones políticas que tendrían que suceder tarde o temprano: el rompimiento de Felipe Calderón con Manuel Espino y la desmarcación de Marcelo Ebrard con respecto a Andrés Manuel López Obrador. Lo primero, ya sucedió hace algún tiempo; lo segundo apenas comienza a aflorar, pero es un proceso tan lógico como indetenible.
El hecho de que el Carnal Marcelo se haya tomado la foto con el buen Cuauh (Cárdenas, no Blanco) resulta absolutamente significativo (nunca más certero el famoso dicho de que una imagen vale más que mil palabras). Ebrard sabe que los tiempos políticos empiezan a exigir definiciones y aunque el 2012 aún se mira lejano, ya va siendo hora de que pinte su raya ante los radicalismos del Pejemán.
El actual Jefe de Gobierno del Distrito Federal sabe, al igual que muchos perredistas, que los delirios de Andrés Manuel son cada vez más un pesado fardo y que la mayoría de los votantes se aleja de los extremismos, así éstos se disfracen de lucha patriótica. Conforme pasa el tiempo, López Obrador representa más un estorbo que un estandarte útil. Ya ni siquiera es un mal necesario y aun cuando no lo diga, Marcelo es lo suficientemente avispado como para estar convencido de lo inconveniente que resulta aparecer no sólo como aliado de AMLO, sino –peor aún- como su empleado. Por eso su sorpresivo pero muy entendible acercamiento a Cuauhtémoc Cárdenas, quien dígase lo que se diga, sigue siendo un símbolo de unidad, de temperancia y de racionalidad dentro del Partido de la Revolución Democrática, justo todo lo contrario del delirante fanatismo cuasi insurreccional de López Obrador y sus personeros más cercanos.
El rompimiento entre los dos líderes todavía no se da, pero se producirá más temprano que tarde. Ambos aspiran a lo mismo, la candidatura por el PRD a la presidencia de la república, y sólo hay lugar para uno de ellos. Un nuevo y más tremendo cochinero se aproxima. La cosa se va a poner la mar de entretenida.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario (pag. 3).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los pejistas y los antipejistas son la misma horda de fundamentalistas por no decir la misma...

Anónimo dijo...

Estamos esperando su ataque contra el peje y demás perredistas a propósito del News Divine. Vamos Sr. Michel, se está usted tardando. Usted sí es un verdadero izquierdista y no calabacitas tiernas. Todos contra el peje. Si él no estuviera enfermo de poder, esos chavos que murieron estarían felices disfrutando sus familias, y no perdidos en un antro.