lunes, 30 de junio de 2008

¿Qué onda con el disco de Los Pechos Privilegiados?


Mucha gente me pregunta por el destino de La Mosca y alguna también por la suerte del disco de Los Pechos Privilegiados. Pues bien, éste marcha y marcha bien. Hoy tuve una reunión con José Luis Domínguez en el estudio donde grabamos a lo largo del año pasado y parte de éste. Analizamos el proceso de grabación, escuchamos algunos cortes ya más o menos mezclados, elegimos once de ellos (los otros cuatro quedarán para un segundo disquín) y este mismo mes esperamos empezar a trabajar con los músicos invitados. Me gustó lo que oí. Espero entregar algo que valga la pena. Salí satisfecho.

domingo, 29 de junio de 2008

España


Ciertamente no fue el partido más espectacular de la historia. Ni siquiera de la propia Eurocopa 2008. Pero la final entre España y Alemania tuvo muchos significados. En primer lugar, la demostración de que el buen futbol no se contrapone con los buenos resultados. Si hace cuatro años los griegos ganaron el campeonato europeo con el esquema más defensivo, cerrado y avaro de que se tenga memoria desde las épocas del catenaggio italiano, esta vez los españoles desplegaron un juego abierto, vistoso, espectacular, lleno de habilidad, rapidez e inteligencia. Jugaron más a la sudamericana que a la europea, más a la brasileña que... a la española, al menos como jugaba la llamada Furia Roja antes de este torneo. Fue pues un gran encuentro desde un punto de vista táctico, con un gol sensacional del Niño Torres y un despliegue de jugadorazos como Cesc Fàbregas, Xavi, Iniesta, Senna y hasta el peculiar Sergio Ramos. Los alemanes lucieron tan inofensivos que nunca llegaron a inquietar seriamente la meta de Casillas. Loor al futbol ofensivo y hermoso (el jogo bonito) que desplegó España en la Euro 08. Sé que los mexicanos llevamos muy metidos el antiyanquismo y el antiespañolismo, remoras prejuiciosas de un pasado que nos urge superar. Por eso muchos le iban a Alemania. Yo hoy sí apoyaba a España (ya que mi favorita sentimental, Francia, resultó un fiasco) y lo digo sin ambajes (y ojalá los seleccionados nacionales tomen nota de que no se necesita poseer un gran físico para derrotar a los grandes). Talento es el nombre del juego.

sábado, 28 de junio de 2008

Nuevas divinas*


Algunas preguntas que se me ocurren al azar…

-¿Cuál es el verdadero trasfondo de lo ocurrido en el antro New’s Divine (of all macuarros names)?

-¿Por qué un gobierno que se autodefine como de izquierda trata a los jóvenes al más puro estilo priista-fascistoide de las épocas de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez?

-¿De verdad Joel Ortega y Marcelo Ebrard no estaban enterados del operativo en el hoy famoso antro de la colonia Nueva Atzacoalco?

-¿Qué diría la prensa progre si los hechos hubieran ocurrido en alguna entidad gobernada por el PAN o el PRI?

-¿Qué habría pasado si las muertes de los chavos se hubiesen producido en alguna discoteque de Polanco o la Condesa?

-¿Se investigará esta tragedia “hasta las últimas consecuencias” (al igual que se dijo que se haría cuando la matanza de Tlatelolco en 1968, la matanza de los Halcones en 1971 o los asesinatos de Manuel Buendía, Luis Donaldo Colosio, Francisco Ruiz Massieu, el cardenal Posadas Ocampo o... Francisco I. Madero)?

-¿Por qué Andrés Manuel, Jesusa, doña Rosario Ibarra, Claudia Sheinbaum, Alejandro Encinas, Jesús Ortega, el Lupillo, el Güero, el Noroñas y otros connotados adalides de la atinada izquierda no han dicho esta boca es mía para condenar los hechos del New’s Divine?

-¿De dónde diablos sacaron al tal Francisco Chíguil?

-¿Ya hubo suficientes chivos expiatorios o faltan más?

-¿Se vale criticar los abusos policiacos en Atenco e ignorar los de la delegación Gustavo A. Madero?

-¿Qué tanto pesa en todo este asunto la supuesta pugna entre Martí Batres y Joel Ortega, aparentes gallos –respectivamente- de López Obrador y Ebrard para ser jefes del Distrito Federal en el periodo 2012-2018?

En fin, son sólo algunas preguntas que se me ocurren, nomás por pura ociosidad.

* * * * *

El pasado miércoles, en el programa Shalalá de Canal 13, Guadalupe Loaeza dijo a Katia D’Artigues (un saludo) y Sabina Berman que aunque tiene varias cosas que cuestionar a los pejistas, no se atreve, porque han sido rete amables con ella y, como son muy susceptibles a la crítica, teme que la consideren una traidora. Me conmovió de veras.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara Húngara" de Milenio Diario.

viernes, 27 de junio de 2008

¿Miedo al compromiso?


Me han dicho que siempre me enamoro de mujeres imposibles. Tú misma algún día me comentaste que si no estuvieras comprometida, nunca me habría fijado en ti. ¿Será que tengo miedo al compromiso? No lo sé. Lo que sí sé es que cada instante que paso a tu lado, así sea en situaciones tan simples como tomar un café o charlar en mi sala, mientras me cuentas tus cosas y yo te cuento las mías, cada momento que compartimos uno al lado del otro me provoca una profunda y adictiva felicidad. Como anoche mismo que fuimos juntos, tú y yo, al aniversario del suplemento "Laberinto" de Milenio Diario, en ese curioso sitio que es el club "Savoy" de la calle de Bolívar, en el Centro Histórico. No importa que me hayas amonestado, con mucha razón y con mucha dulzura, porque no tuve la atención de esperarte en el andén correcto de la estación "Isabel la Católica" del Metro. Al final la pasamos más que bien en nuestra mesa del oscuro antro y felicitamos a José Luis Martínez (director de "Laberinto" y viejo lobo de mar del periodismo cultural) y te presenté al gran Carlos Marín (lo cual te emocionó) y vimos al escritor Armando Ramírez que nos saludó sonriente al pasar junto a nosotros y te dije que aquel hombre que estaba allá, el de la boina, era José de la Colina y aquel otro era Braulio Peralta y el que vino a charlar un momento conmigo era Ivan Ríos Gascón y observamos cómo Xavier Velasco se hacía el disimulado y se pasaba de largo para no tener que detenerse y saludarme (qué se le va a hacer, nunca le he caído bien). Bebimos cubas, vimos el show de una cantante (Dulce, aunque no la cantante Dulce), escuchamos y no bailamos (ni tú ni yo somos bailadores) esa música afroantillana que no es muy de tu gusto y chismeamos más que divertidos. Salimos tomados del brazo en busca de un taxi y te dejé cerca de tu casa. Fue una noche esplendorosa, de cielo despejado y clima grato. Tu cercanía en la mesa me hizo sentir tu calidez y tu cariño, aunque estés comprometida, aunque otro piense que le perteneces, como si no fueras una mujer libre, espontánea y auténtica. ¿Miedo al compromiso? ¿Yo? ¿Contigo? Te aseguro que no.

jueves, 26 de junio de 2008

¿Qué onda con La Mosca?


Muchísima gente me pregunta, casi a diario y por los más diversos medios, qué va a pasar con el asunto de La Mosca en la Pared. La mayoría lamenta que haya desaparecido. Algunos se congratulan de ello. Han pasado ya casi cuatro meses de la decisión de Toukán de dejar de editarla y aunque varias personas y colaboradores se desesperan ante la falta de noticias, debo decirles que no he dejado de trabajar en la posibilidad de regresar a la vista pública. No puedo dar detalles todavía, pero sí informarles que, junto con algunas otras personas, estamos planeando un pronto retorno. Es muy probable que sea con otro nombre (no tenemos dinero para pagar la fortuna que el dueño nos pide por el título y si lo tuviéramos, sería mejor invertirlo en el arranque de un nuevo proyecto) y muy probable también que no empiece precisamente como un medio impreso. Por suerte, el equipo editorial es prácticamente el mismo, con los mismos colaboradores e incluso algunos afortunados regresos. Hoy tuvimos una junta muy importante por la tarde. No digo más para no quemar los puntos finos. Pero queremos dar una muy buena sorpresa.

miércoles, 25 de junio de 2008

La siniestra historia de Dominique (nique nique) (y II)*


Jeanine y Annie
Jeanine Deckers se fue a vivir a la casa de su mejor amiga de adolescencia, Annie Pécher. En realidad eran más que amigas. Siempre se habían profesado un gran cariño y ahora que estaban juntas y sin limitaciones, no tardaron en volverse amantes.
En ese mismo 1967, con el sobrenombre artístico de Luc Dominique (la orden de las Dominicas le prohibió terminantemente seguir usando el mote de Sor Sonrisa y pidió que se retirara del mercado el primer disco, grabado bajo ese seudónimo), la peculiar cantautora realizó su segundo álbum, I Am Not a Star in Heaven, pero resultó un rotundo fracaso, aun cuando algunos de los cortes del mismo produjeron cierta controversia. Uno de ellos se llamaba “La Pilule d’Or” (La píldora de oro) y hablaba de las ventajas de las pastillas anticonceptivas (“Gloria a Dios por la píldora de oro”), mientras que otra pieza decía en su letra “Sor Sonrisa ha muerto, Dios es la única estrella”).
Convertida en una auténtica cantante de protesta, la autora de la ingenua “Dominique” emprendió una gira por Canadá y los Estados Unidos, con canciones contra la guerra, el establishment… y la Iglesia Católica. Pero el periplo también culminó en fracaso, lo mismo que su libro “inspiracional” Vivre Sa Verité (Vivir su verdad).
Cansada y llena de frustración, Jeanine decidió dejar todo aquello por la paz y con su inseparable compañera Annie, abrió una escuela para niños autistas. Parecía que al fin la pareja encontraría la ansiada tranquilidad, pero no fue así. El gobierno belga exigió el pago de ochenta mil dólares en impuestos por las regalías de la canción “Dominique” y el álbum debut The Singing Nun. La ex monja alegó que todo ese dinero había quedado en manos de las dominicas, pero las autoridades no aceptaron sus argumentos y le abrieron un juicio que se prolongó durante largos años, hasta 1982.
Las presiones eran tales que Jeanine empezó a consumir drogas y alcohol, como una forma de paliar la situación. Esto la llevó a sufrir de depresión y tuvo constantes crisis nerviosas. Trataba de conseguir dinero extra mediante clases de guitarra para niños, pero lo que ganaba era insuficiente para cubrir la enorme deuda. Incluso quiso regresar como Sor Sonrisa y grabar un nuevo disco a principios de los ochenta. Produjo entonces un EP y hasta sacó un video, pero no tuvo el menor efecto económico a su favor.
Jeanine Deckers perdió el juicio contra el gobierno belga. Su escuela fue embargada y ella quedó en la más completa ruina. Lo único que conservaba era el amor de la siempre fiel Annie Pécher. Juntas trataron de salir adelante. No lo consiguieron. El 29 de marzo de 1985, hicieron un pacto suicida y tomaron una sobredosis de pastillas y alcohol. Fueron halladas muertas en su pequeño apartamento de la ciudad de Wavre, en Bélgica. Les quedó el póstumo consuelo de que fueron sepultadas una al lado de la otra.
“Dominique” sigue siendo una canción que muchos recuerdan, dado su fácil estribillo y la pegajosa melodía del coro. Muy pocos conocen, sin embargo, la trágica historia de Sor Sonrisa, la monja cantarina que la compuso para que en nuestro país un efímero y dudoso quinteto vocal consiguiera sus warholianos quince minutos de fama. ¿Alguien sabe qué fue de Los Dominics?


El epitafio de Sor Sonrisa

“¿Soy una fracasada? Trato de permanecer honesta conmigo misma, busco la verdad y hago el intento de cuestionar todo en mi vida… Hace diez años, habría dicho que soy una perdedora. Hoy día no pienso en términos de perder o ganar. La vida es un continuum. Estás constantemente en camino. Un día me siento bien y al siguiente me siento mal. Todo es soportable. ¿Volvería a hacer las cosas iguales otra vez? Esa no es una buena pregunta. No podría. Tú no puedes hacerlo todo igual de nueva cuenta. Voila”.

Jeanine Deckers


El epitafio de Annie Pécher

“Jeanine padece una depresión constante y sólo vive para mí. Yo vivo para ella. Esto no puede seguir. Ambas sufrimos demasiado. Ya no tenemos lugar en esta vida, no tenemos un ideal aparte de Dios, pero no podemos comer de eso. Nos vamos en paz hacia la Eternidad. Confiamos en que Dios sabrá perdonarnos. Él nos vio sufrir y no nos abandonará. A Jeanine no le gustaría morir para el mundo. Ella padeció una dura existencia en la Tierra. Merece vivir en la mente de la gente”.

Annie Pécher

*Publicado en la revista Milenio Semanal de esta semana (No. 558)

martes, 24 de junio de 2008

La siniestra historia de Dominique (nique nique) (I)


Por allá de 1964, surgió en México un quinteto vocal al que quizá podríamos considerar como la agrupación musical más fresa y convencional de la historia (en su imprescindible libro Guaraches de ante azul, Federico Arana lo define como “más cursi que una quinceañera en carroza de plástico”). El grupo se hacía llamar Los Dominics y fue el clásico one hit wonder, es decir, aquel conjunto que únicamente consigue un éxito a lo largo de su existencia y que sólo es recordado por el mismo.
La canción que interpretaban Los Dominics se llamaba “Dominique” y consiguió una gran difusión radiofónica y televisiva (el quinteto solía aparecer en aquel programa legendario de la televisión mexicana que fue Premier Orfeón A Go Go). La letra del tema hablaba sobre un monje llamado precisamente Dominique, quien –decía la letra- “pobremente por ahí, va él cantando amor y lo alegre de su canto solamente habla de Dios, de la palabra de Dios”. Para una sociedad tan conservadora y mojigata como lo era la mexicana de principios de los sesenta, la canción de marras cayó como anillo al dedo, sobre todo porque había muchos jóvenes a quienes se consideraba como “rebeldes sin causa” (¿sin causa?) y que -¡horror!- habían abrazado la bandera de ese ritmo infernal conocido como rocanrol.

Un himno del conservadurismo
Sin embargo, no era sólo la sociedad mexicana la que mostraba ese conservadurismo a ultranza. De hecho, en todo Occidente reinaba esa rancia tendencia, como un inútil esfuerzo por contener los cambios que comenzarían en apenas un par de años más y que marcarían a los años sesenta como la década más revolucionaria (para bien y para mal) del siglo veinte.
Lo anterior explica que “Dominique” no sólo fuera un éxito en nuestro país, sino también en el mundo entero. Letra y música habían sido escritas por una oscura monja de origen belga, a quien los medios dieron a conocer como Sor Sonrisa (Soeur Sourire, en francés; en inglés se le conoció como The Singing Nun, “La monja cantadora”). La publicidad la mostraba como una religiosa amable y pacífica, dulce y tierna, generosa y llena de bondad. Fue algo así como el antecedente directo de la madre Teresa de Calcuta en versión musical.
Sor Sonrisa, pues, parecía un producto perfectamente inocuo y en esos momentos nadie imaginaba que en el futuro se convertiría en una mujer con un destino demasiado inicuo. Armada con su guitarra de palo y ataviada como lo que era, una monja, su alba figura fue pronto conocida en el orbe entero y su canción “Dominique” se convirtió en un verdadero himno consagrado por el mismísimo Vaticano.

¿Quién era Sor Sonrisa?
El nombre mundano de esta singular mujer era Jeanine Deckers. Había nacido en Bruselas, en 1933, y tomó los hábitos como monja dominica en 1959. Antes había trabajado como maestra de arte en una escuela secundaria de su ciudad natal y estuvo a punto de contraer matrimonio, aunque finalmente desistió de casarse. Algo había en los varones que no era de su agrado.
Al entrar al convento (con el nombre de hermana Luc Gabriel), ya sabía tocar la guitarra y tenía varias canciones escritas. Fue dentro del recinto religioso donde compuso la melodía que habría de hacerla mundialmente famosa. Al principio la tomó como una cancioncita más de su anónimo repertorio, pero al escucharla, varias de sus compañeras y superioras la animaron a presentarla públicamente e incluso a grabarla. Así lo hizo, aunque a regañadientes…, y no tardó en convertirse en una celebridad.
La primera grabación de “Dominique” fue realizada en 1962, en un pequeño estudio, y financiada con los escasos ahorros de la propia hermana Luc Gabriel. Nada hacía suponer que pasaría algo con ella, pero una copia llegó a manos de un ejecutivo de la disquera Phillips, quien descubrió su tremendo potencial comercial (mismo que tal vez hoy día resultaría impensable) y de inmediato ofreció un contrato a la talentosa monjita. Ésta no pareció muy convencida de entrar a la industria del disco, su modestia le aconsejaba que no lo hiciera, pero otra vez sus compañeras dominicas la empujaron y terminó por firmar con la compañía trasnacional. Fue en la Phillips donde la rebautizaron como Sor Sonrisa.

La vuelta al mundo en millones de discos
Para 1963, “Dominique” era primer lugar de popularidad en diversos puntos del planeta. El éxito cruzó el océano Atlántico y la monja tuvo que dejar su tranquila existencia conventual y empezar a vivir como una pop star. En 1964 apareció en el Show de Ed Sullivan (el Raúl Velasco gringo) y en 1966, Hollywood produjo una película sobre la vida de la religiosa (The Singing Nun), interpretada por la actriz Debbie Reynolds. Sor Luc Gabriel siempre negó la veracidad de la historia que se contaba en el filme. Poco después, la actriz Sally Field se volvería famosa con La monja voladora, una variante de La monja cantadora convertida en serie de televisión y con una religiosa que en realidad (en realidad televisiva, se entiende) volaba por los aires.
El ritmo de trabajo, las giras y presentaciones, las entrevistas periodísticas, en fin, el trajín de ser una inesperada estrella de la música popular resultó demasiado para ella y a tres años de haber surgido a la celebridad, la monja cantadora decidió que no podía más y que se dedicaría de lleno a las labores propias de su vocación religiosa. Haría el intento de retirarse, pero le resultaría imposible.
La hermana Luc Gabriel sentía una gran simpatía por las nuevas ideas progresistas que surgían por doquier, algo que chocaba de lleno con el conservadurismo a ultranza de la Iglesia Católica. Incluso llegó a afirmar su acuerdo público con aquella famosa declaración de John Lennon acerca de que los Beatles se habían vuelto más populares que Jesucristo. Pronto, la superiora de su convento comenzó a reconvenirla y la tensión dentro del recinto terminó por hacerse insoportable. En 1967, Sor Sonrisa abandonó los hábitos y dejó el convento para abrazar la vida civil y dedicarse de lleno a la música con su nombre verdadero.

(Continuará)

(Publicado en la revista Milenio Semanal de esta semana, No. 558)

lunes, 23 de junio de 2008

Rosa


La conocí en 1974. En octubre. Con mi familia, me había mudado en junio de ese año al departamento que con la herencia de mi abuelo paterno pudimos comprar para al fin tener casa propia. Era un condominio horizontal de los llamados duplex, en la calle de Once Mártires, en Tlalpan. Ahí llegamos mi mamá, mis tres hermanos menores y yo. Mi papá venía de vez en vez, ya que trabajaba como agente viajero en la zona del Bajío, y mi hermano Sergio vivía solo en Tepepan. Ella vivía con su marido y tres niños en una de las casitas de la entrada. Yo había leído poco tiempo atrás El rojo y el negro de Stendhal y de inmediato me identifiqué con el personaje de Julien Sorel, el joven instructor que se enamora perdidamente de una mujer casada, con hijos y bastante mayor que él, la espléndida Madame de Renal. Ya tenía diecinueve años y nunca había tenido novia. Era demasiado tímido. Pero estaba seguro de que la mujer para mí tendría que ser de mayor edad que la mía. Tal vez eso fue un factor para que me enamorara de Rosa. Era un amor platónico. La miraba de lejos, sin esperanza alguna, pero me hacía mil ilusiones en la cabeza. Entonces ella se mudó de ahí, apenas en agosto, y creí que todo se acababa. Se fue con sus hijos y otras personas de su familia a una comuna cercana a Xalapa, Veracruz. Una circunstancia hizo que, sin embargo, regresara al DF en septiembre. Se hizo muy amiga de mi hermana Myrna, quien sabía que yo estaba loco por aquella hermosísima mujer de veintiocho años. Entonces la conocí, el 15 de octubre, con el pretexto de que le daría clases de guitarra. Un mes y medio pasó y el 25 de noviembre me atreví a confesarle mis sentimientos y ella me aceptó. Ya tenía a mi propia Madame de Renal. ¿Su marido? Andaban muy mal y él se fue de la casa para más tarde divorciarse. Estaríamos juntos durante casi dieciocho años. Vivimos ocho en amor libre y en 1982, cuando tuvimos a nuestro primogénito Mario Alain, legalizamos la situación y nos casamos por lo civil (algún día contaré los muy peculiares detalles de ese casamiento). Luego pasó una década más (en 1987 nació Jan Sebastián) y en 1992 nos divorciamos por situaciones que no voy a revelar aquí. Actualmente, a dieciséis años de distancia de nuestra separación, somos muy buenos amigos y nuestros hijos agradecen que estemos bien. Hoy es su cumpleaños y lo celebró en su casa, con todos sus hijos (los tres de su primer matrimonio, con quienes ya tiene cuatro nietos, y los dos que tuvo conmigo). Hablé por teléfono con ella para felicitarla. Por lo aquí escrito y por otras cuestiones más, es una de las tres mujeres más importantes de mi vida. Sin duda.

domingo, 22 de junio de 2008

El misterio del oso de peluche... resuelto


El pasado domingo 8 de junio, escribí en este mismo espacio sobre la repentina aparición de un oso de peluche azul, mismo que, a decir de mi madre, me perteneció en mis primeros meses de existencia. Al verlo no lo identifiqué, ya que el único y legítimo oso al cual he reconocido desde siempre es el sempiterno (y ya un tanto madreado por la vida) "Pini". Sé que este tema causa dolores de hígado cuando menos a un lector de este humilde blog (¡saludos, Pablo Anónimo!), pero ni modo, seguiré, porque para mí es un asunto trascendente. El caso es que mi hermana Myrna sí se acuerda del mentado osito azulado y me explicó que de hecho alguien me lo regaló antes que al propio "Pini" y que, por tanto, no se trata de un oso espurio (¿cómo lo sabe Myrna, si ella nació tres años después que yo? Nuevo misterio). Así pues, he decidido aceptar la legitimidad del osezno y traerlo a mi casa. No tiene nombre. Se aceptan sugerencias.

PD: En la imagen que engalana esta entrada, presento al famoso osito azul, acompañado del "Pini" y de quien esto escribe, durante la fiesta de bienvenida que le brindamos todos los muñecos que hay en esta casa (un día les tomo una foto y se los muestro) y yo.

sábado, 21 de junio de 2008

Ebrard pinta su raya*


Al inicio del actual sexenio, no se necesitaba ser un pitoniso para prever dos situaciones políticas que tendrían que suceder tarde o temprano: el rompimiento de Felipe Calderón con Manuel Espino y la desmarcación de Marcelo Ebrard con respecto a Andrés Manuel López Obrador. Lo primero, ya sucedió hace algún tiempo; lo segundo apenas comienza a aflorar, pero es un proceso tan lógico como indetenible.
El hecho de que el Carnal Marcelo se haya tomado la foto con el buen Cuauh (Cárdenas, no Blanco) resulta absolutamente significativo (nunca más certero el famoso dicho de que una imagen vale más que mil palabras). Ebrard sabe que los tiempos políticos empiezan a exigir definiciones y aunque el 2012 aún se mira lejano, ya va siendo hora de que pinte su raya ante los radicalismos del Pejemán.
El actual Jefe de Gobierno del Distrito Federal sabe, al igual que muchos perredistas, que los delirios de Andrés Manuel son cada vez más un pesado fardo y que la mayoría de los votantes se aleja de los extremismos, así éstos se disfracen de lucha patriótica. Conforme pasa el tiempo, López Obrador representa más un estorbo que un estandarte útil. Ya ni siquiera es un mal necesario y aun cuando no lo diga, Marcelo es lo suficientemente avispado como para estar convencido de lo inconveniente que resulta aparecer no sólo como aliado de AMLO, sino –peor aún- como su empleado. Por eso su sorpresivo pero muy entendible acercamiento a Cuauhtémoc Cárdenas, quien dígase lo que se diga, sigue siendo un símbolo de unidad, de temperancia y de racionalidad dentro del Partido de la Revolución Democrática, justo todo lo contrario del delirante fanatismo cuasi insurreccional de López Obrador y sus personeros más cercanos.
El rompimiento entre los dos líderes todavía no se da, pero se producirá más temprano que tarde. Ambos aspiran a lo mismo, la candidatura por el PRD a la presidencia de la república, y sólo hay lugar para uno de ellos. Un nuevo y más tremendo cochinero se aproxima. La cosa se va a poner la mar de entretenida.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario (pag. 3).

viernes, 20 de junio de 2008

Enrique Serna


Ella creía que no se lo iba a decir, a pesar de que sé muy bien cuánto lo admira. Pero se lo dije, desde el mismo lunes en que me llegó la invitación de parte de mi amiga Adriana Bernal, jefa de prensa de la editorial Cal y Arena. Había la posibilidad de entrevistar al escritor Enrique Serna, a raíz de la reciente publicación de su libro recopilatorio Giros negros. Curioso, porque apenas hace un par de semanas le compré a P el mismo libro, en "El Péndulo" de la Condesa, para regalárselo y claro que lo leyó en seguida. Le dije, pues, lo de la entrevista y se emocionó y me pidió que la aceptara y que la llevara conmigo. Luego dudó: "No me ibas a contar, ¿verdad?". Pero sí se lo conté, porque yo sabía lo mucho que significaba para ella conocer a su ídolo literario. Así entonces, convine con Adriana la entrevista para hoy a la una de la tarde, en las oficinas de Cal y Arena, en la calle Mazatlán de la propia e inefable colonia Condesa. P y yo quedamos de vernos a las doce y media en la estación "Chilpancingo" del Metrobús. Llegué puntualísimo. Ella arribó al diez para la una. Abordamos un taxi que nos dejó frente a la dirección buscada, pasadita la una de la tarde. Me confesó que se sentía muy nerviosa. Por cierto que iba guapísima. Se arregló con tal esmero que al verla empecé a arrepentirme de haber concertado la cita. Demasiado tarde. Su blusa negra, su perfecto peinado, su delineado maquillaje le daban un plus inusual y peligroso (para mí). Claro que su aspecto me encantó y se lo dije, pero sabía que no era por mí que se había emperifollado de ese modo. Ni hablar. Llegamos y casi pasamos en seguida. Adriana nos condujo a una sala de juntas donde aguardaba el escritor. Serna nos recibió amable pero tal vez un tanto seco. Nos sentamos frente a él en una mesa, saqué grabadora y cámara y la entrevista se llevó a cabo (le había dicho a P que la haríamos entre los dos y así fue). Estuvo muy bien (lo más seguro es que se publique en Milenio Semanal). Me di cuenta de que, de vez en vez, él la miraba de soslayo y cierto celillo me invadió, pero no se me notó (creo). Al final, él le dedicó el ejemplar de Giros negros que yo le había regalado y hasta propuse tomarles una foto juntos (liberal que soy, ¡ja!). Clic. Nos despedimos y apenas llegamos a la calle, ella me confesó la gran decepción que el también autor de El miedo a los animales y El seductor de la patria le había causado. En pocas palabras y para no entrar en detalles, digamos que no cumplió sus expectativas en lo físico y en lo referente a su trato personal. "Lo imaginaba de otra manera", me dijo. "Cosas de la vida", pensé para mis adentros, con cierta sonrisa de alivio. Nos fuimos caminando hasta el Starbucks de la avenida Nuevo León y ella me reiteró varias veces su desaliento ante la "gris" personalidad del literato. Tant pis, como dicen los franceses. Le saqué una foto para mi álbum y nos tomamos un delicioso frapuchino de moka, mientras platicábamos gratamente en una mesa exterior. A ver cuánto le dura la decepción (es una niña adorable).

Por la tarde fui a dejar un rollo de fotos para revelar y también me fui a cortar un poco el cabello.

jueves, 19 de junio de 2008

Noche estupenda (y pudo ser mejor)


Como ya me ha sucedido otras veces, en día de concierto de Los Pechos Privilegiados, mis temores iniciales de una tocada desairada y sin público fueron otra vez contradichos por la realidad. Afortunadamente. Es que varias personas me llamaron, me escribieron o me mandaron mensajes de texto para decirme que las disculpara, pero que no podrían ir y que ai sería pa la próxima. Estaba también el temor al mal tiempo (apenas ayer por la noche cayó un aguacero por estos rumbos). Luego, el hecho de que la fecha coincidió con el estreno en El Vicio de la obra de Fernando Rivera Calderón Todos somos emos o semos los que somos, en la cual además actuaría el Sr. González (quien por obvias razones no podría tocar hoy con nosotros) y hasta con la presentación del libro Las bicicletas y sus dueños de Rogelio Garza (es decir que varios de mis amigos y amigas se repartirían en otros lares). Al cuarto para las diez de la noche, en el Ruta 61 sólo había una mesa ocupada y el lugar lucía horriblemente vacío. Parecía la crónica de un desastre anunciado. Pero no fue así. A partir de esa hora, poco a poco fue llegando gente, en su mayoría parroquianos a quienes yo no conocía, y cuando arrancamos en el escenario, a las diez de la noche con cuarenta minutos, el hoochie coochie bar se encontraba lleno en un ochenta por ciento. Genial. La presentación fue por demás buena y gustó mucho. Cambiamos el orden habitual de las canciones porque la flautista María Emilia Martínez tenía otro compromiso y en esta ocasión tocó en la primera parte del recital. El momento más emotivo y difícil fue cuando dediqué "Los tiempos tristes" a mi hermano Jorge (Q.E.P.D.). La voz se me cortó con un nudo en la garganta y temí que no iba a poder cantarla. A mi sobrina Leyla y a algunos de los presentes se les salieron las lágrimas, pero pudimos seguir adelante (de paso la dediqué también a la memoria de mi padre). En general, creo que fue una estupenda presentación. Entre las personas conocidas estaban mi hijo Alain y su Hallet, mi primo Javier y su hijo Iván, mi hermana Myrna y mi cuñado Jorge (papás de Leyla), Joel Aguirre y su esposa, Graciela (la Happy Hobbit, ¿ex de Juan Óscar?) y un amigo suyo, también Miguel Haller (de Los Músicos de José), Sandra Redman y mi linda cuatita Alma Castro (se dejó venir desde la hermana república de Tlalnepantla). Claro, faltaron muchas de mis más cercanas amistades, aunque espero que asistan a la siguiente tocada. Ya habíamos terminado cuando llegó José Luis Martínez (director del suplemento cultural "Laberinto" de Milenio Diario, acompañado de dos personas, una de ellas, una guapa chava de nombre Dulce que se dedica al canto). Se fueron casi en seguida. Alain y Hallet me dieron un aventón de regreso. Llegué aquí como a la una y media. No llovió en toda la noche y en el cielo resplandecía una hermosa luna llena. Por cierto que en la tarde habíamos ensayado Leyla, Giuliana, Mauricio, Demetrio y yo y al final nos tomamos unas fotitos en el photo booth de mi computadora. Incluyo una (Pechos bajo el agua) en esta entrada.

miércoles, 18 de junio de 2008

Comida con P y cena con M (y Talía)


Un muy buen miércoles... y cómo no, si pude estar con las dos mujeres que más amo en este mundo y con una de mis mejores amigas, a quien mucho quiero. Al mediodía me vi en el Metrobús "Durango" con mi adorada P. Íbamos a comer en el restorancito donde trabaja su hermano, en la colonia Roma, pero estaba lleno y decidimos irnos a la Condesa para comer en en el "MiBong", de comida tailandesa, vietnamita y malaya. Muy ricos platos, aunque un poco caros. Pero valió la pena por el buen trato y la espléndida compañía de mi imprescindible petite amie. Después nos fuimos a caminar al parque México y charlamos hasta lo indecible. Por Dios que me hace muy feliz. Ya por la noche, cena en casa de mi amiga y excelente fotógrafa Talía Chavira, en Mixcoac. Ella tuvo la idea de que cenáramos junto con M, con quien la presenté en 2001 para que desde entonces se hicieran grandes amigas. Curioso, pero es la primera vez en siete años que nos reunimos los tres (el novio de Talía, Luis, estuvo un ratito, pero se fue después). La cena fue agradabilísima y seguro se repetirá pronto en mi depto o en el de M. Día magnífico.

martes, 17 de junio de 2008

Cuarenta mil golpes de ego


A riesgo de hacer enojar al anónimo jovenazo que firma como Pablo y hace corajes cuando lee este blog, celebro aquí que mi contador de visitas (o de hits o de lo que gusten) llegó al número cuarenta mil. Si eso significa mucho o significa poco, no lo sé. A mí me da gusto.

PD: Faltan tres meses exactos, hoy es el día 92 en la cuenta regresiva.

lunes, 16 de junio de 2008

Monday, lovely monday


Lunes de P. Llegó cerca de las tres y no hicimos mucho en realidad, salvo platicar, comer juntos, ver un rato la tele y chacotear un poco. Pocas personas tan divertidas como ella y su delicioso cinismo. Nos contamos todo lo realizado durante la semana que no nos vimos, la acompañé al súper (donde nos topamos con mi buen amigo de Milenio, José Luis Martínez, quien vive por estos rumbos) y luego la llevé hasta el Metrobús. También nos tomamos unas placas en el Photo Booth (una de ellas adorna esta entrada). Ah, por la mañana me llamó mi cuatacha Yareni, con quien hacía largo tiempo no hablaba. Está bien, con mucho trabajo. me dio harto gusto platicar con ella.

domingo, 15 de junio de 2008

Susana: fin de temporada


Hoy terminó la tercera temporada de Susana y los jóvenes de Jorge Ibargüengoitia, en el Teatro Benito Juárez. Fueron dieciséis funciones, de las cuales asistí a dos: la del estreno y la de este domingo (la vi otras tres veces, una en su primera temporada, en El Galeón, y dos más en la segunda, en el mismo Teatro Juárez. Todo fue muy emotivo. Conmigo fue mi amiguísima L y allá nos encontramos a mi prima Martha y su hija Jimena, a mis hermanas Myrna e Ivette, a mi cuñado Jorge y a mi sobrino Axel. Teatro lleno casi en su totalidad y una función plena de gracia, estusiasmo y sentimiento. Al final, estruendosa y merecidísima ovación para todos los involucrados en la puesta en escena (como ya lo conté, mi sobrina Leyla Rangel hace el papel de Susana). Develaron la placa conmemorativa nada menos que los dos actores principales de la obra, cuando la misma fue originalmente estrenada, en 1956: Tara Parra (Susana) y Héctor Gómez (Tacubaya). También estuvo presente el gran pintor Manuel Felguérez, viejo amigo de Ibargüengoitia, quien se inspiró en el artista plástico para crear el personaje de Carrasco. Asimismo, asistieron algunos familiares de la Susana real, cuya historia posterior es muy conmovedora. En fin, fue una velada muy emocionante. Ojalá que algún día se reponga la obra por cuarta ocasión. Vale mucho la pena.

sábado, 14 de junio de 2008

Una nación de comic*


Somos víctimas de la enseñanza de lo que se conoce como la historia patria. Cerca de siglo y medio de historia oficial nos ha dejado la certeza de que el país y el mundo son bicolores, que sólo hay de dos aguas, que no existen los matices, que únicamente hay buenos y malos. En particular, la historia de México se nos ha contado como una lucha perenne entre dos bandos absolutos: los liberales y los conservadores, los progresistas y los reaccionarios, la izquierda y la derecha. Leer la historia nacional de plumas como las de José María Luis Mora, Vicente Riva Palacio, José María Vigil y Edmundo O’Gorman es muy diferente a leerla desde los puntos de vista de Lucas Alamán, Manuel Orozco y Berra, Francisco Bulnes o José Vasconcelos. Para la historia liberal, por ejemplo, Benito Juárez es un paladín del bien y Agustín de Iturbide un representante del mal, mientras que para la historia del ala conservadora la situación es precisamente la contraria. En el siglo XX, tras setenta años de gobiernos priistas, la visión histórica que se impuso –y que se nos impuso- fue la de los liberales mexicanos del siglo XIX y la de sus seguidores ideológicos. Es una visión que sigue incrustada en la conciencia de la mayoría de los mexicanos.
Esta tradición maniquea de enseñar la historia ha hecho de nosotros un pueblo dividido, una nación de comic con sus héroes y sus villanos. Por eso es tan fácil para los demagogos vestirse de buenos y acusar de traidores a quienes no conciden con ellos. La frase “si no estás conmigo estás contra mí” sigue siendo una consigna que condena al otro de manera aplastante. Esa es la razón por la cual uno pasa a ser un traidor si no comparte las peculiares ideas (por llamarlas de algún modo) de Andrés Manuel López Obrador, al igual que lo es (visto desde el otro lado) si piensa que declarar la guerra abierta contra el narco fue un error del gobierno de Felipe Calderón. En ese sentido, entonces, yo me declaro doble traidor.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara Húngara" de Milenio Diario.

viernes, 13 de junio de 2008

Dos frases

He aquí un par de frases que leí en días recientes y que por una u otra razón me movieron. Se las dejo para que las mediten, las mastiquen, las digieran, las vomiten o hagan con ellas lo que se les antoje.


"El artista no debe narrar su vida como la vivió, sino vivirla como va a narrarla”.

André Gide


"(La desee) con toda la fuerza ciega del hábito".

Norman Mailer

jueves, 12 de junio de 2008

Un año con "El rojo y el negro"


Lo empecé hace justo un año, el 12 de junio de 2007, y desde entonces no he dejado de escribir un solo día. Comenzó como una mera ocurrencia, la de hacer una especie de diario en el cual pudiera plasmar mis vivencias cotidianas, mis opiniones de todo tipo, mis querencias, mis accidentadas aventuras amorosas, mis gustos y disgustos, etcétera. La verdad es que nunca pensé que iba a ser tan leído (bueno, supongo que 39 mil y pico visitas en un año es una cantidad considerable) y que el promedio diario de lectores aumentara exponencialmente conforme los meses transcurrían (un amigo me dijo que en alguna página de la red vio que se encuentra entre los blogs más leídos, pero no supo decirme cuál página era y no lo he podido corroborar para aquello de la egoteca personal; ai si alguien sabe decirme, se lo agradeceré). Fue un año bueno pero con momentos muy difíciles, como la muerte de mi hermano Jorge y la despublicación de la revista que dirigí a lo largo de catorce años, la querida (por muchos) y odiada (por muchos también) La Mosca en la Pared. Personajes femeninos como L, M y sobre todo P se han vuelto famosos gracias al blog y, bueno, no me queda más que agradecer a quienes me leen y a quienes tienen la deferencia de escribirme para darme sus saludos y sus opiniones de todo tipo. Espero que haya El rojo y el negro para largo rato aún.

Me tocó celebrar de algún modo este primer aniversario con mis amigas Míriam (quien vino anoche) y María José (quien vino hoy, también en la noche, y con la cual me tomé la foto que adorna esta entrada).

miércoles, 11 de junio de 2008

La vuelta de los Pechos (invitación general)



Después de un mes y medio de ausencia, Los Pechos Privilegiados regresan al lugar de sus grandes éxitos. El próximo jueves 19 de junio, la banda de rock y blues que apasiona al Mundo (o sea a Edmundo, Mundo, un cuate nuestro al que le gusta mucho lo que hacemos) se presentará en el hoochie coochie bar Ruta 61, situado en Av. Baja California 281, casi esquina con Av. Nuevo León, en la colonia Condesa. La cita es a las 9:30 de la noche. Los espero de todo corazón.

Los Pechos Privilegiados son:

Leyla Rangel: Voz y coros
Giuliana Vega: Voz y coros
Mauricio Mayén: Guitarra principal
Rafael Herrera: Bajo
Demetrio García: Batería
El Sr. González: Percusiones
María Emilia Martínez: Flauta
Hugo García Michel: Voz, armónica y guitarra

martes, 10 de junio de 2008

Experimento fotográfico


Descubrí el photo booth de mi compu y me tomé esta foto (ya ella y yo nos habíamos tomado otra, juntos, con su laptop, y quedó en mandármela, pero no lo ha hecho todavía).

lunes, 9 de junio de 2008

De Carrie Bradshaw a PJ Harvey


Lunes delicioso que fue de la P a la L, prácticamente sin solución de continuidad.
P llegó por ahí de las dos y media. Ayer me dijo por teléfono que se había cortado el cabello y hoy la vi ya con su nuevo peinado. Luce muy bien, muy linda, con el pelito muy corto. Le comenté que parece un niño y que ya puedo decirle kid, como Humphrey Bogart a Ingrid Bergman en Casablanca (espero que dentro de algunas semanas pueda yo asimismo pronunciar la frase "We'll always have Paris", también de esa película esplendorosa; por lo pronto, hoy inició la cuenta regresiva hacia ese sueño que debí posponer en mayo). Platicamos, oímos música, hicimos otras cosillas y luego se le ocurrió que fuéramos a ver Sex and the City. Aunque no tenía contemplado verla, acepté y nos fuimos al Cinemex Manacar (antes pasamos a la Yamaha para comprar unas cuerdas de guitarra). En el camino tuve un pequeño y extraño desfase personal con la cuestión espacio-tiempo, pero no pasó a mayores. En cuanto a la dichosa cinta, es bastante malita y nada se pierden al no verla. Resulta como ver tres o cuatro capítulos de la serie televisiva, pero con un tono más fresa (si se puede) y con una duración cercana a las dos horas y media. Con todo, al salir nos tomamos un café y P me mostró su inconformidad por la machista tesis central del filme: que "por amor", las mujeres deben perdonarle todo a las hombres, incluso las mayores ojetadas. Luego hablamos sobre la posibilidad de que sean -o no- válidos dos conceptos tan comunes como "el amor de mi vida" o "el príncipe azul". P piensa que sí (o quiere pensar que sí). Yo creo que hay varios "amores de mi vida" a lo largo de nuestra existencia y descreo por completo de los príncipes azules (peor aún si usan rastas) y de las princesas rosas. En fin, fue una charla divertida. Todavía la acompañé a la Comercial Mexicana para hacer unas compras y nos despedimos en la estación Colonia Del Valle del Metrobús. Regresé bajo una pertinaz lluvia y llegué empapado a mi casa. Me bañé para no resfriarme.

L arribó a las diez y media y nos desvelamos hasta el amanecer. Charlamos largo y tendido, oímos mucha música, intercambiamos grabaciones (gracias a ella ya tengo los nuevos de Portishead y PJ Harvey) y la pasamos espléndidamente. Tiempo hacía que no convivíamos tanto los dos
P y L, dos mujeres maravillosas, cada una a su manera.

PD: Ayer se me pasó anotar que el sábado fui también a visitar a Rosa, mis hijos y el resto de la familia García Hellion. Ya en la noche, mi amiga Marie Anne Amore me dio una gran noticia que tiene que ver con cuestiones de trabajo y que me abre grandes perspectivas.

domingo, 8 de junio de 2008

El misterio del oso de peluche


Ayer sábado fui a Tlalpan para visitar a mi mamá, quien desde que falleció mi hermano Jorge -hace poco más de un mes- vive sola en la casa que ambos compartían. Doña Rebeca deseaba enseñarme algunos papeles, fotos y objetos míos que conservaba desde hace años y que me quería devolver, para ver qué me servía y qué no. Resulta que entre tarjetas de calificaciones de la primaria (híjole, sí que era un niño aplicado: puros nueves y dieces) y la secundaria (ahí mi aplicación al estudio disminuyó de manera considerable), fotografías de las cuales ya no me acordaba, documentos inservibles y/o entrañables (como mi carta de buena conducta de la primaria o un certificado de estudios de la Alianza Francesa de San Ángel) y hasta mi álbum de bebé, entre todas esas cosas apareció un osito de peluche de color azul claro que según mi mamá era mío. Yo no lo recuerdo. Para mí, el único oso de peluche oficial que tuve y que aún conservo es Pini, quien me ha acompañado a lo largo de más de medio siglo y hoy luce despeluchado y con un solo ojo (ver foto). ¿De dónde salió ese osito azulado? ¿Cómo se llama? ¿Cuáles son sus intenciones al aparecer tan de repente? ¿Cuál es el mensaje que me manda el destino por medio de tal muñeco? No lo sé. Por lo pronto, no me lo traje, aunque sé que terminaré por hacerlo. Quién sabe. A lo mejor el Pini sí se acuerda de él y hace que yo recupere la memoria al respecto.

sábado, 7 de junio de 2008

La plaga de las oenegés*


Puede ser que se hayan iniciado como organismos llenos de buenas intenciones. Sin embargo, con el paso del tiempo muchas de ellas han comenzado a demostrar que sus verdaderos intereses de fondo tienen que ver más con los fondos económicos que con el fondo ideológico.
Son las famosas organizaciones no gubernamentales (ONG), cuya denominación siempre me ha brincado desde un punto de vista lingüístico. Eso de “no gubernamentales” agrede a nuestro idioma con su horripilante uso del noísmo, copiado mecanicamente del idioma inglés. ¿Por qué no mejor y simplemente organizaciones civiles? Es como lo de la dichosa y siempre resbaladiza sociedad “civil”. ¿Qué demonios es eso? ¿Lo contrario a ella es la sociedad incivil? ¿Por qué no mejor llamarla sociedad organizada o, de manera más sencilla, sociedad? Pero así son los progres: políticamente muy correctos pero idiomáticamente incorrectísimos.
El caso es que varias célebres oenegés mexicanas han solicitado una lanita al Congreso de los Estados Unidos, a fin de supervisar, dicen, las violaciones del Ejército mexicano a los derechos humanos. ¿A quién le reportarían sus investigaciones? ¿A los diputados y senadores gringos que son quienes les pagarían? Caramba, cuánta congruencia. ¿La soberanía nacional? Qué importa en este caso. Después de todo, se trata de la defensa de los derechos humanos.
Un buen amigo mío trabajó hasta hace poco para la representación mexicana de una de las organizaciones civiles más importantes del mundo. Salió asqueado de la misma; por su esquematismo, pero sobre todo por su rampante materialismo. La ONG de marras cuida a sus patrocinadores y no los toca con el pétalo de una crítica, incluso si incurren en algo contrario a los principios de la organización.
Habría que desacralizar a esas vacas sagradas en que se han convertido las oenegés (con sus excepciones, convengo), tan inquisitoriales, acosantes e histéricas, tan insoportablemente correctas e hipócritas.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

viernes, 6 de junio de 2008

Contigo, pay y café


Vino P por tercera vez en la semana (buena señal) y la pasamos más que bien (as usual). La ayudé con lo que está haciendo y al final, como nos quedó tiempito, nos fuimos al Mary Callender's para degustar un rico pay con cafecito y plática. Fue un rato delicioso. Tuvo que irse a su casa como a las ocho. Más tarde, me fui a la redacción de las revistas que estoy asesorando. Se había ido la luz (fue un día lluvioso y con viento) en la Escandón y eso hizo que la sesión fuese maratónica y que, literalmente, nos amaneciéramos. Resultó cansado pero divertido.

jueves, 5 de junio de 2008

Provechoso jueves de posposiciones


De todo lo que tenía agendado para hoy, llevé a cabo absolutamente nada. No fui a hacer un pago a la tesorería. No fui a la escuela DIM para ver, con el buen José Luis Domínguez, lo de la mezcla del disco de Los Pechos Privilegiados (¡tocamos el próximo jueves 19 en el Ruta 61!). Ya en la noche, L no me llamó para vernos como habíamos quedado. En cambio, fui a tres bancos para hacer tres depósitos y pude escribir tres artículos para diferentes medios. Unas cosas por otras. Hablé con P. Vendrá mañana. M se fue unos días a San Francisco, California. Le dije que me trajera una camiseta. Un día tranquilo.

miércoles, 4 de junio de 2008

Una tarde con Boris Grushenko


Otra vez vino P. Llegó pasadas las doce. Estuvimos trabajando juntos, muy a gusto, en una cuestión suya. Luego fuimos al súper para comprar algo de comer: sushi, brochetas kushiague, papas con queso y salsa picante, sangría. Comimos mientras veíamos (dentro de nuestro retomado ciclo El cine de Woody Allen) la peli de 1975 Love and Death (que en México se llamó La última noche de Boris Grushenko). La he visto varias veces, pero no me cansa (al igual que casi todas las cintas de Allen). Una espléndida y divertidísima sátira ubicada en Rusia en la época de la guerra contra Napoleón Bonaparte, llena de homenajes cinematográficos (al cine ruso, al de Ingmar Bergman), literarios (Dostoievsky, Tolstoi, Chejov, Gogol) y filosóficos. Una maravilla con la gran Dianne Keaton como par femenino de un Woody ya genial a sus cuarenta años de edad. P se fue como a las cinco y media. Ambos disfrutamos la tarde a cabalidad. Je l'adore!

martes, 3 de junio de 2008

Bo Diddley


Hay músicos muy importantes y de quienes nadie se acuerda..., hasta que mueren. ¿Quién hablaba hasta antes de ayer de Bo Diddley; quién lo conocía en verdad; quién sabía reconocer su característico Bo Diddley beat; quién podía decir su verdadero nombre; quién era capaz de mencionar los títulos de tres de sus canciones; quién estaba enterado de su gran influencia sobre Buddy Holly, los Beatles, los Rolling Stones o la Spencer Davis Band; quién conoce las versiones de los Doors, The Band y Quicksilver Messenger Service a "Who Do You Love" o las de Steve Windwood y Chicago a "I'm a Man"; a quién le importaba en vida este viejo rhythmanbluesero de setenta y nueve años de edad que ayer martes partió al cielo? Hoy todos hablan de Ellas McDaniel (es decir, de Diddley) y de su importancia para la música popular, etcétera, aunque casi nadie tenga un solo disco suyo. En fin. Nada más les aviso que aún siguen con vida pioneros del rock and roll primigenio como Chuck Berry (1926), Fats Domino (1928), Little Richard (1935) y Jerry Lee Lewis (1935). Digo, para que los escuchen antes de que se nos vayan y no los "descubran" una vez fenecidos.

lunes, 2 de junio de 2008

... y se hizo la luz


Porque después de casi veinte días la volví a ver. Temprano en la mañana me mandó un mensajito de texto al celular y me citó a las tres de la tarde en la glorieta "Insurgentes" del metro. Ahí estuve puntualísimo (ella no tanto: llegó como veinte minutos tarde, je). El reencuentro me dio una alegría inmensa. La acompañé a pagar un librero que compró en una mueblería cerca de Insurgentes y Viaducto. De ahí, caminamos un buen tramo hasta la zona de restaurantes de la Condesa, calle Michoacán para ser precisos. Comimos en "La Gloria". Todo se conjugó para tener una tarde deliciosa: la charla, la comida, las miradas, las sonrisas, las risas, la complicidad, el cariño, la querencia. Todas mis dudas se disiparon (no las mencionaré pero fueron muchas durante estas dos semanas y media; dudas sobre ella, dudas sobre mí). De verdad que volví a sentirme muy feliz, como hacía ya meses que no me sentía. De ahí nos fuimos a otro restaurante para comernos una dona con café. Luego al Péndulo, donde le compré un libro de Enrique Serna (Giros negros). Cruzamos de regreso hacia Insurgentes y en el parque México nos encontramos a Jaime Ades, quien iba con su hijita y sus dos perritos. Me despedí de ella en la estación "Sonora" del metrobús; luego, cada quién tomó rumbo a su casa. Parece que mañana y pasado volveremos a vernos. Por Dios que sigo prendado de ella. A pesar de los pesares. Nadie me hace sentir en estos momentos lo que esa mujercita, tan peculiarmente diferente a cualquier otra de las que he conocido en mi vida.

Como a las diez y media de la noche me llamaron del programa de Fernando Rivera Calderón, en W Radio, para que externara una opinión sobre la muerte del gran Bo Diddley, acaecida este día, a sus setenta y nueve años. Fue una entrevista breve pero emotiva y hasta divertida (con Fer estaban mi querida Vero Maza y mis cuates Eduardo Limón y Rafael Tonatiuh).

domingo, 1 de junio de 2008

Apuntes para un fin de semana


Viernes 30 de mayo: Concierto en el Metropólitan. Recibí cuádruple invitación telefónica (de José Manuel Aguilera, Fernando Rivera Calderón. Eduardo Limón y Verónica Maza). Imposible dejar de ir. La Barranca como banda estelar y Monocordio como grupo abridor. Al llegar al metro Juárez, me encontré a Pepe Návar y su hijo Christian. Ya en el Metropólitan, Lalo Limón me dio mi boleto (acudí solo, aunque la invitación era doble; por diversas circunstancias, P, M y L no podían ir). Me tocó sentarme al lado de Rafael Tonatiuh, en un lugar bastante alejado del escenario. Monocórdio empezó a tocar al cuarto para las nueve. para entonces, el teatro ya estaba lleno en toda su capacidad. Para mi sorpresa, María Emilia Martínez apareció con el grupo para tocar la flauta con su talento y vitalidad de siempre (de hecho, había cuatro músicos en el escenario que en algún momento han estado o están con Los Pechos Privilegiados: María Emilia y el Sr. González, que están, y Adrián López y el propio Fernando, que estuvieron). Sólo seis canciones pero lo hicieron muy bien y el público coreó algunas de ellas. Sonaron padre. Terminaron a las nueve y cuarto y apenas quince minutos después apareció La Barranca en el magnífico escenario. Aguilera, Federico Fong y Alfonso André (es decir, la primera versión de La Barranca, la que grabó El fuego de la noche en 1996). Fue un gran concierto, un recorrido por los temas más clásicos de la banda y la presentación de su estupendo y reciente Providencia (2008). Con ellos tocaron también un guitarrista invitado (Adolfo N del grupo Cohete), además del gran Cox Gaytán en el violín y Mónica del Águila en el cello. Dos horas y media de música de primer nivel con la gente enloquecida. Reconfirmé que La Barranca sigue siendo para mí el mejor grupo mexicano de rock y tal vez el único que hace algo a lo que podemos llamar -realmente- rock mexicano. Al final pude pasar a camerinos y saludar personalmente a los músicos. José Manuel se veía muy feliz. Había ahí un gentío (saludé entre otros a Laura Vázquez -quien vino desde Argentina sólo para tocar con Monocordio). Estuvimos ahí un largo rato. Ya como a la una de la madrugada nos fuimos Fernando, Claudia, Vero Maza, Jatchen, Eduardo Limón, Armando Vega-Gil, Susana San José y yo a comer tacos al Farolito, en la Condesa. Riquísimo. Vero y Jatchen me dieron un aventón hasta la casa.


Sábado 31: A las siete de la noche me encontré con M en Plaza Loreto. Vimos el concierto de Beaujean Project. Las gemelas (Jenny e Ingrid) cantan precioso (me encantó su versión de "Cry Me a River"). Al terminar, hablé brevemente con Ingrid y con Hernán Hecht, quien tocó la batería con ellas. M y yo nos fuimos a tomar un café (bueno, yo un té chai) y luego nos metimos al cine para ver A Guide to Recognizing Your Saints de Dito Montiel (2006, no me pregunten el absurdo y horrendo nombre en español), con Robert Downey Jr, Chazz Palmintieri, Dianne Wiest y Rosario Dawson. A ambos nos gustó mucho. En un taxi dejé a M (ah, la adoro) en su casa y llegué acá poco antes de las doce para ver en Eurochannel una bella película francesa: Le Coeur des Hommes de Marc Esposito (2003), una comedia llena de ternura y sutileza y con la presencia de la divina Zoe Felix.


Domingo 1: Día tranquilo. Vi la final (ya todos saben que la copa se la llevó el Santos de Torreón a costa del Cruz Azul), En la noche vino a visitarme mi gran amiga Fabiola Cantú y la pasamos muy bien. Se fue como a las doce. Mañana se supone que al fin veré a P. ¿Será?