viernes, 16 de mayo de 2008

Paco y Rafael


La verdad es que ya no entiendo lo que está pasando. A las muertes de mi hermano Jorge, mi tía Teresa y mi tío Luis se suman dos más de gente muy cercana. En circunstancias que aún desconozco, ayer jueves falleció uno de mis grandes camaradas de juventud, mientras que hoy, al filo del mediodía, dejó de existir el esposo de mi queridísima prima Martha.
Francisco Cantú Elizarrarás, hermano de mi entrañable amigo Adolfo, murió a los cincuenta y dos años. Un escueto mensaje en mi cuenta de correos me informa de lo mismo. Conocí a Paco, Adolfo y Federico Cantú (de hecho a toda la familia: Micha, Mayte, Mumo, Peto, Gerardo y sus padres: Federico y Elsa) en 1970 y desde entonces nos volvimos muy cercanos. De uno y muchos modos, por largos años me sentí parte de ellos. La música hizo que me acercara más a Adolfo y Fede, pero Paco siempre estuvo ahí, con su carácter disparejo y su particular bonhomía. De chavos jugamos futbol juntos, en el inefable equipo Don Bosco. Se dedicaba a la producción en el área de la publicidad y lo vi muy poco durante los últimos años, pero siempre me llevé bien con él. Deja a un hijo, Diego, de diecinueve años.
Rafael Cuervo se casó hace veintitantos años con mi prima Martha García. Era un gran tipo. Hombre bohemio y culto, buen guitarrista, Rafael entre otras cosas fue director de los Estudios América. Tuvieron una preciosa hija, Jimena, hoy de veintidós años (me cuentan que un día antes de la muerte de su papá -es decir, ayer jueves-, Jime se tituló en Relaciones Internacionales y alcanzó a mostrarle su título). Fumador empedernido, desde hace casi una década Rafa sufría de enfisema pulmonar, lo que lo obligó a depender del oxígeno artificial. Todavía hablé por teléfono con él poco después de la muerte de mi hermano Jorge y me dio el pésame. Su voz sonaba ya terriblemente gastada. Lo internaron el lunes pasado en un hospital y aguantó hasta hoy a la una de la tarde. Tenía setenta y dos años de edad, dieciocho más que mi prima.
Por Dios, espero que ya llegue una tregua después de estas terribles semanas de abril y mayo.

1 comentario:

Beto dijo...

yo acabo de pasar por una racha donde muchos familiares mios fallecieron, entre ellos, un primo-hermano de 24 años, es muy triste cuando eso sucede, pero es cierto que si nuestro cerebro tridimencional con pedos puede entender una cuarta dimencion, mucho mas complicado le es entender lo que quiere dios, y digo dios no en un sentido religioso, sino como para nombrar todo lo que nos es aparentemente fortuito pero que a la ves supera nuestra comprencion.