miércoles, 16 de enero de 2008

El doctor Murakami y tú


Igual ya no te acuerdas, pero cuando fuimos a Tlalpan te platiqué sobre el doctor Murakami, un dentista japonés que era un verdadero salvaje pero también el único sacamuelas a la mano cuando yo era niño. Ahora resulta que entre la fauna condechi y coyoacanera está de moda un novelista japonés de nombre Haruki Murakami. Confío en que el escritor sea mejor que aquel odontólogo de mi infancia. La cosa es que leí, en un texto de mi querida amiga Sylvia Estrada (y que se publicará en La Mosca de febrero), una cita de la novela Sputkik, mi amor del propio Murakami (el literato, claro). Dice a la letra uno de los personajes, una mujer llamada Sumire, frente al hecho de estar fulminantemente enamorada: “Tal vez pierda todo lo que poseo. Pero ya no puedo volver atrás. Sólo puedo abandonarme a la corriente que discurre ante mis ojos. Aunque me consuma entre las llamas, aunque desaparezca para siempre”. Así me siento contigo en estos momentos. No pienso en el futuro, no preveo las consecuencias, no miro los muchos peligros que conllevan mis sentimientos hacia ti. Únicamente sé que ya no puedo volver atrás y que la corriente no sólo discurre ante mis ojos sino que me arrastra con ella. ¿Hacia dónde, hasta dónde? Hasta donde ella quiera, hasta donde tú quieras.

1 comentario:

VERÓNICA MAZA dijo...

Sobre lo medular de este texto luego hablamos. Sólo quería recomendarte a Murakami. He leído varios libros suyos (no sé si ahora sea una moda en la Condechi, pero yo lo conozco desde hace tiempo) y me gusta bastante. Mezcla lo fantástico con cosas totalmente terrenales y sus descripciones son muy chidas, además de que resulta refrescante leer sobre un país, Japón, del que poco sabemos. Pienso que a ti también te gustaría.

Un besote!