viernes, 16 de noviembre de 2007

¿Derecho de propiedad?


Siempre he escuchado decir que uno no debe meterse sentimentalmente con alguien que ya tiene pareja. Esto lo he aceptado a lo largo de los años como una verdad absoluta, pero lo que me ha venido sucediendo durante los meses más recientes me coloca ante una posición que cuando menos me obliga a poner en duda esa certeza, esa convención social que en el fondo no es sino una reafirmación del supuesto derecho a la propiedad privada sobre las personas. Veamos. Yo me enamoro de una mujer sin poder evitarlo, pero esa mujer ya está con otro. ¿Es lícito tratar de enamorarla? La respuesta social, moral y hasta políticamente correcta sería negativa: no, uno no debe tratar de enamorar, de conquistar (valga la imperialista palabra) a alguien que ya tiene pareja. ¿Por qué? Pues porque no es correcto, no es bien visto, no es debido, etcétera. Sin embargo, al analizar las cosas con mayor detenimiento, he llegado a la conclusión contraria: tal vez desde un punto de vista moralista y social no sea lícito el intento de enamorar a esa mujer que ya tiene a alguien a su lado; mas a partir de una perspectiva natural y humana, no encuentro la menor objeción. Uno no decide de quién se enamora. Eso es claro. Si el enamoramiento dependiera de la razón, todo sería más sencillo y andaríamos con las personas que embonan perfectamente con nosotros, con nuestros intereses, nuestros gustos, nuestra manera de ver las cosas. Pero no es así. Muy a menudo solemos enamorarnos de la gente más disímbola, distinta y hasta opuesta y lo hacemos desde las vísceras y el instinto y no desde la razón. Es algo mucho más subconsciente que consciente. Los sentimientos no suelen caminar al lado de la inteligencia. El enamoramiento es más un asunto animal que racional y casi siempre nos arrastra, gracias a eso que llamamos pasión. Entonces, si yo me enamoro animal, instintiva, irracionalmente de una mujer –de una hembra-, poco me importa en realidad si esa mujer ya tiene a un macho en su entorno (y lo mismo se aplica para el sexo femenino: una mujer puede enamorarse de un hombre que ya tenga pareja y tratar de acercarse a él).
Todas estas reflexiones no son para justificar sino para explicar (y sobre todo para tratar de explicarme) por qué demonios estoy enamorado de una mujer que tiene “novio” y que eso no sólo no me importe, sino que esté dispuesto a luchar por enamorarla. Atención: no quiero decir que busque enfrentar a mi “rival” para quitársela. Eso significaría que considero a esa mujer como un mero objeto en disputa y no como un sujeto capaz de discernir qué es lo que le conviene y decidir con quién debe quedarse. No se trata de pelear violentamente, como dos machos, y que quien gane el combate se quede con la hembra como si fuera un trofeo. Se trata, al contrario, de mostrarle a ella lo que puede tener con uno (experiencias varias, nuevos proyectos, amplitud de miras, libertad, mejor calidad de vida, alegrías, placeres, felicidad…), a fin de que compare y sepa qué es lo que prefiere. Si esto es inmoral, incorrecto, inaceptable para los demás, francamente me tiene sin cuidado. Si hay un noviecito de por medio, tampoco me afecta. Él no es su dueño, no existe el derecho de propiedad sobre las personas, ella es libre y soberana para tomar sus propias decisiones. Lo único que me interesa es que esa mujer se quede con quien pueda brindarle lo mejor, con aquel con quien pueda encontrar el camino hacia su propia realización y su propia felicidad y eso es algo que ella y sólo ella puede determinar.

3 comentarios:

Gndrix dijo...

Estoy completamente de acuerdo contigo, hace un par de años pasé por una situación similar, tardé demasiado en darme cuenta que no estaba mal, que no tenía porque importarme el otro mono, y cuando me dí cuenta, había perdido mi momento coyuntural. No te detengas, es tu derecho, y la verdad, tu obligación. Alguna vez le escuché a un psiquiatra decir algo así como "El noviazgo es el tiempo que pasa desde que una mujer encuentra una pareja, hasta que encuentra una mejor".
PD. Gracias por la columna "Cámara Húngara", siempre me divierte mucho.

Anónimo dijo...

Algunos puntos a debatir

1. No es que decidias de quién te enamoras, pero si tienes capacidad de decidir si te alejas o te quedas a pelear una batalla por demás dificil, sobretodo, si la persona en discordia ama a su pareja.
¿Para que sufrir y padecer por un objeto (no lo tome tan literal, por favor)cuando hay tantos peces en el agua aguardando a que alguien lance la carnada?

Si en el destino esta marcado que terminaran juntos, no tienes por qué pelear. Ella estará contigo tarde o temprano, con o sin pelea, pero mientras tú puedes salir a pescar en lo que el novio saca el cobre.

2. Esa palabrita "conviene" ¿no te parece un poco pretenciosa?

Decireves dijo...

Los rudos los rudos los rudos!!!
Obvio si esa (P)ersona decide estar con usted por las razones expresadas en su post pues que bonito que haya logrado su cometido , no hay nada como ser uno mismo ante la hembra, con todos los dolores, frustraciones, asi como con la mira puesta en alto (sin albur) el futuro promisorio y mas siendo el frontman de tan insigne revista como lo es La Mosca...aunque esos cinco pesos de mas van a rebajar la cantidad de lectores que todo lo quieren subsidiado (ja!)...saludos desde la norteña Cd de Monterrey..pasese a mi blog para que vea una mega listita de 30 discos del 2007...deje opinion
saludos de nuevo...